Crítica

'Citas Barcelona' regresa con la historia de amor que merecíamos (y que la TV se negaba a darnos)

Eva Santolaria y Antonio Hortelano en 'Citas Barcelona 3'

Paula Hergar

Citas Barcelona regresa a TV3 este lunes 12 con la emisión de los dos primeros capítulos de su tercera temporada, que solo un día más tarde, estará al completo en Amazon Prime Video. La adaptación de la serie británica Dates continúa con el formato de mostrar dos encuentros en cada entrega, en los que dos parejas se conocen físicamente tras haber contactado en una aplicación, y se pasean por la que suele ser la tercera protagonista de cada cita: la Ciudad Condal.

En esta ocasión, la ficción catalana vuelve con fichajes tan llamativos como los de Carmen Machi, Belén Cuesta, Ivan Massagué, Laia Costa, Nausicaa Bonnín, Carolina Yuste, Pablo Rivero, Manuela Vellés, Betsy Túrnez, Eduard Buch, Aida Oset, Ricard Sales, Jordi Llovet, Carlos Cuevas, Gonzalo de Castro, Miguel Ángel Muñoz, Aina Clotet, Ajay Kumar, Andrea Álvarez, Pol López, Pep Ambrós, Alejo Sauras, Albert Ausellé, David Verdaguer, Berta Castañé, Berta Bayarri, Joana Vilapuig, Vito Sanz, Eva Santolaria, Antonio Hortelano, Carme Balagué, y la participación especial de Dulceida.

Y aunque hasta aquí parece una temporada más de una serie más, no lo es. Entre los seis nuevos capítulos que se estrenan hay dos que ponen ante el espejo a creadores, actores, público y hasta a los mismos personajes para hacernos caer una venda que nos tenía cegados. Y que no nos dejaba avanzar.

Hablamos del segundo episodio, con la historia protagonizada por Carmen Machi y Gonzalo de Castro, juntos de nuevo tras aquellas 7 vidas en las que ya nos conquistaron; y del sexto y último, el único dedicado a una sola cita, la que tienen Eva Santolaria y Antonio Hortelano. Ya no como Valle y Quimi, aquellos Compañeros que marcaron a toda una generación, porque son dos nuevos personajes... pero sí son los mismos ojos los que se miran.

Esta tercera temporada de Citas es un homenaje a todas aquellas parejas de las que nos enamoramos en las series. Una de esas lecciones amorosas que aprendemos con el tiempo, después de equivocarnos mil veces. Un aprendizaje que necesitábamos tanto espectadores como directivos. Y, también, una oda a la ficción televisiva.

La lección de amor (televisivo) que hemos aprendido

Hace unos años, en un encuentro con Santolaria en el FesTVal de Vitoria, la actriz explicaba una llamativa consecuencia del legado de Compañeros: si coincidía con Hortelano en un casting, descartaban a uno de los dos automáticamente para que no volvieran a coincidir en pantalla.

Como aquellos ex que al cruzarse por una misma calle ni se saludan. Como si no se hubieran conocido. Eso intentaban hacer los directivos con unas parejas que nos habían enamorado en la ficción y que (incomprensiblemente) querían borrar, sin saber que el público las mantenía intactas en el recuerdo.

Tiempo después, los reencuentros entre esas parejas de la ficción han demostrado que son una promoción impagable para los proyectos. Generan un fenómeno romántico que no todas las uniones logran. Son numerosos ahora los reboots, remakes, continuaciones o especiales que pelean por volver a juntar a estas caras, aunque sea por unas horas.

Cualquiera querría ver a Miguel Ángel Silvestre y Amaia Salamanca juntos en otro proyecto, rememorando tiempos de Sin tetas no hay paraíso; o al primero con Paula Echevarría, como si volvieran a las galerías de Velvet. A Belén Rueda y Resines, a Jennifer Aniston y David Schwimmer, a David Janer e Inma Cuesta, Michelle Jenner y Hugo Silva… por eso el guiño urdido en El Ministerio del Tiempo a la relación entre Michelle Jenner y Rodolfo Sancho, remitiendo a su relación pasada en Isabel, funcionó de forma tan brillante.

La gran lección televisiva de Citas Barcelona es que habíamos estado equivocados al impedir estas “segundas oportunidades” a parejas de actores que una vez nos hicieron vibrar. Porque lo siguen haciendo. La química, que traspasó la pantalla entre esas parejas, continúa viva pase el tiempo que pase. ¿Y por qué no apostar por ellas más? Hay amores que aunque no se saluden, aunque hagan ver que no existieron el uno para el otro, aunque no les escojan para un mismo casting… no se olvidan. Y lo más impactante como espectadores: a esos amores no los queremos olvidar.

El capítulo de oro: “Lo que queda de la chica de la que te enamoraste”

Ver de nuevo compartiendo escena a Machi y De Castro es algo único que sin haber seguido 7 vidas puede disfrutarse. Pero habiendo exprimido ese gran éxito aún se goza más. Son dos animales de la interpretación ante una historia breve pero compleja, que deseas que no acabe nunca. Como las buenas historias de amor.

Pero el capítulo de oro de esta temporada (quizá de las tres) es el que protagonizan Santolaria y Hortelano, por varios motivos.

En primer lugar, no es casualidad que haya sido Pau Freixas quien apueste por volver a ver a ambos actores juntos en pantalla. Sabiendo que la pareja había sido el fruto prohibido de los directores de casting durante años y dándoles la oportunidad de demostrar lo que nos habíamos perdido, como por ejemplo la complicidad que aún desprenden al mirarse.

Santolaria y Hortelano hacen magia desde el primer segundo en el que se encuentran. Es inevitable sonreír al verlos. Sentir un escalofrío con cada contraplano en el que no hablan, solo se escuchan. Porque no les hace falta casi el diálogo. Les entendemos. Algo muy complejo de lograr y que entre ellos parece fácil. Como en el amor.

Su historia es toda una metáfora de lo que podría haber sido y no fue. Tanto en la trama que nos cuentan, como en aquellos castings que les rechazaron, en cualquiera de las historias personales que nos activen al verles. Y, por supuesto, en esos inolvidables Valle y Quimi que están sin nombrarles.

Como si de la trilogía Before de Richard Linklater se tratara, aquella pareja del instituto Azcona sigue estando ahí aunque haya crecido. Ahora nos hablan desde otro lugar. Nunca sabremos cómo habrían acabado esos personajes, lo único que es seguro es que queremos verles juntos. A ellos y a todas esas parejas que funcionaron una vez. Porque siguen haciéndolo. Ya sea haciendo de adolescentes ilusionados, de divorciados de vuelta de todo y dentro de unos años, sea como sea que estén.

“¿Echas de menos aquella época?” pregunta él en un momento de la cita. “Echo de menos la que era yo, no sé si queda algo de la chica de la que te enamoraste”, le responde ella. Y así el capítulo se convierte en un diálogo magistral de los actores con el público que les siguió. Sí, sí que queda algo de esa chica. Queda toda la química que desprendisteis (y seguís desprendiendo) y que tan pocas veces ocurre en una primera cita.

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