Las series muestran a los hombres racionales y a las mujeres, inseguras
Las teleseries de producción nacional muestran a los personajes masculinos bajo estereótipos de género que les presentan resolutivos, con rasgos de liderazgo, racionales y prácticos. Mientras, los personajes encarnados por mujeres aparecen de forma sistemática definidos por rasgos como la inseguridad o la emotividad. Según un estudio realizado por la investigadora de la Universidad de Extremadura, Elena Galán, publicado por la revista de la Academia de la Televisión, en similares conflictos y con la misma formación en muchos casos, los personajes de teleserie hombres actúan de un modo ético y profesional, mientras las mujeres “proceden bajo las órdenes de los primeros, no llevando la iniciativa en ninguno de los casos, aspecto muy relacionado con el hecho de que el 100 por ciento de los directivos sean de sexo masculino”. Otros estereotipos en relación al sexo detectados en el estudio hacen referencia actitudes tradicionalmente calificadas como 'masculinas' o 'femeninas': las mujeres se preocupan más por el hogar y la familia, son poco o nada agresivas y poseen a menudo la actitud entrometida, cotilla, que no aparece en el hombre. Por el contrario, en ellos aparece con mayor frecuencia la actitud agresiva y amenazante y, aunque se preocupan de la familia, pasan la mayor parte del tiempo hablando de temas laborales. “Hospital central” y “El comisario” El estudio, que extrapola un seguimiento de varias temporadas de las series de Telecinco “Hospital central” y “El comisario”, también se refiere a estereotipos que afectan a distintos sectores sociales: jóvenes, ancianos, inmigrantes, marginados, tribus urbanas. Todos estos grupos -señala- son caracterizados frecuentemente de un modo negativo. En el caso de inmigrantes y marginados, aparecen relacionados con la delincuencia, tráfico de drogas, las mafias organizadas o la prostitución, no habiendo casi ningún protagonista inmigrante, excepto una argentina, ni tampoco ninguna línea argumental en la que estén representados como trabajadores o padres de familia responsables, con sus problemas cotidianos. En cuanto a las tribus urbanas, se nombran dos -'pijos' y 'skin-heads'-, extendiendo la primera denominación a personas con alto nivel adquisitivo, arrogantes y prepotentes, mientras que la segunda parece relacionada con la violencia callejera y las drogas. El estudio también muestra estereotipos negativos vinculados a profesiones como periodistas, fotógrafos y jueces. Los dos primeros se relacionan con la prensa sensacionalista que perjudica la labor -en las series estudiadas- de médicos y policías y, por otro lado, las opiniones hacia los jueces son siempre desfavorables, cuestionando la validez de sus decisiones. Las modelos aparecen caracterizadas como mujeres superficiales e inseguras, con enfermedades como la anorexia o la bulimia, mientras que los deportistas suelen estar relacionados con el mundo de la droga y el sexo, al igual que los artistas.