Tres fueron las galas que encadenó Dani Rovira como maestro de ceremonias del cine español, de 2015 a 2017. Los resultados entre unas y otras fueron variables, pero contaron con momentos de genio como este. El malagueño sacaba a relucir uno de los grandes problemas de este evento: el largo tiempo que discurre cada vez que un agraciado con el cabezón sube a recogerlo. Si algo demostraba el protagonista de 8 apellidos vascos, con cronómetro incluido, es que se puede agradecer un premio. Más razón que un santo, oigan