Merkel y Sarkozy allanan el camino al Eurogrupo

Los jefes de Estado y de Gobierno de los países de la eurozona celebran este jueves una cumbre de emergencia para tratar de lograr un acuerdo sobre el segundo rescate de Grecia con el objetivo de frenar el contagio de la crisis de deuda a España e Italia.

El pacto previo alcanzado esta madrugada entre la canciller alemana, Angela Merkel, y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, tras siete horas de negociaciones, allana el camino para lograr un compromiso. En la reunión participó también el presidente del Banco Central Europeo (BCE), Jean-Claude Trichet.

El contenido del pacto no se ha hecho público y sólo se sabe con seguridad que incluye la participación de la banca en el segundo rescate. Ambos mandatarios han presentado su propuesta al presidente permanente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, para que lo consulte con el resto de líderes de la eurozona.

El segundo rescate a Grecia que se aprobará este jueves ascenderá a alrededor de 100.000 millones de euros para cubrir las necesidades de financiación del país hasta 2014. La ayuda es imprescindible tras constatarse que el plan aprobado el año pasado (por valor de 110.000 euros) no permitirá a Atenas volver al mercado el año que viene como estaba previsto.

De esta cantidad, 70.000 millones corresponderían a nuevos préstamos de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI). El nuevo plan incluirá además una tasa bancaria del 0,0025% de los activos de todas las entidades de la eurozona, con la que se pretende recaudar 50.000 millones en 5 años. Los ingresos se dedicarían a financiar la recompra del 20% de deuda griega con descuento, según publica la prensa europea.

La propuesta invita también a la banca a canjear los bonos griegos que venzan en los próximos años por otros con un vencimiento a 30 años. Con ello se pretende reducir la deuda griega en 90.000 millones de euros. Esta medida podría ser interpretada por las agencias de rating como impago, algo que rechazaba el BCE por el riesgo de un contagio similar al provocado por la quiebra del banco alemán Lehman Brothers.

Finalmente, el plan podría incluir un aumento de la dotación del fondo de rescate de 750.000 millones de euros y líneas de crédito preventivas para los países no intervenidos que sufran ataques de los mercados, como España o Italia en estos momentos. Esta idea ya se barajó a principios de año pero fue vetada por Alemania.

El presidente del Ejecutivo comunitario, José Manuel Durao Barroso, ha reclamado “responsabilidad” a los líderes y también al Banco Central Europeo (BCE) y ha avisado de “consecuencias negativas” para toda Europa si no se logra un compromiso.

“Nadie debe engañarse. La situación es muy grave. Exige una respuesta o, de lo contrario, las consecuencias negativas se sentirán en todos los rincones de Europa y más allá”, ha dicho Barroso este miércoles en una breve declaración a la prensa sin admitir preguntas.

“El euro es un de nuestros mayores activos. Sus beneficios superan ampliamente el esfuerzo que se exige a los Estados miembros en los diferentes bandos de la negociación. No nos lo podemos tomar a la ligera o de lo contrario la historia juzgará a esta generación de líderes con dureza”, ha avisado Barroso.

En las últimas horas se han multiplicado las presiones sobre Merkel, que este martes dijo que no había que esperar “una solución espectacular” para Grecia en la cumbre, para que desbloquee el acuerdo. El presidente estadounidense, Barak Obama, ha insistido a Merkel por teléfono que es necesario resolver la crisis de la eurozona por el bien de la economía mundial. También el FMI ha exigido a los países del euro una solución urgente.

Enfrentamiento entre el BCE y Alemania

El principal escollo para el segundo rescate siempre ha sido cuál debe ser la contribución de la banca a este segundo rescate, una exigencia de Alemania y Países Bajos para contentar a sus opiniones públicas. Ambos países exigen que esta contribución sea sustancial (de alrededor de 30.000 millones, según la estimación de Bélgica), incluso aunque el mercado y las agencias de 'rating' lo interpreten como un impago.

Enfrente tenían al Banco Central Europeo, apoyado por países como España, que se oponen a cualquier declaración de impago por considerar que provocará un efecto contagio al resto de países de la eurozona similar a la quiebra del banco estadounidense Lehman Brothers en 2008. El presidente del BCE, Jean-Claude Trichet, ha dejado claro que si hay impago no aceptará la deuda griega como garantía para inyectar liquidez a los bancos, lo que supondría la quiebra del sistema financiero del país.

Las dudas y vacilaciones de los líderes europeos de las últimas semanas han agravado el contagio de la crisis de deuda a Italia y España.

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