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Un viaje por el Valle del Mosela: Guía de Cochem y una excursión hasta el Castillo de Eltz

Último día en el Valle del Mosela. El objetivo del viaje es ver como las aguas del río (ya muy amansadas por la cercanía del final y la multitud de presas del cauce bajo) se funden con el Rin junto a la ciudad de Coblenza. El paisaje sigue estando marcado por la vid, pero la cercanía con el padre de los ríos alemanes (un lugar estratégico desde siempre) multiplica la presencia humana a través de una sucesión de castillos que casi pueden verse unos a otros desde cada curva del cauce. Entre la ciudad de Cochem y el Rin hay 59 kilómetros. Y entre medias hasta una docena de grandes y pequeñas fortalezas de entre las que destaca, sobre todas las demás, la mole del Castillo de Eltz, uno de los más bonitos y espectaculares del país. Pero antes de lanzarnos río abajo hay que hacer una parada de un par de horas en Cochem, una de las paradas obligadas de cualquier viaje por la región. Dicen que este ‘pueblo grande’ es de los más bonitos de Alemania. Y no es una exageración. La mayor parte de los que hacen esta ruta lo eligen para pasar, al menos, una noche y explorar los alrededores.

Una pequeña guía de Cochem.- Como suele suceder en todas las poblaciones de la región, el mejor lugar para iniciar la visita es la MarktPlatz (plaza del mercado). Se repite el esquema: casas con trama de madera que acompañan al edificio del Rathaus (Ayuntamiento) que, en este caso, es un buen ejemplo de barroco local. La gran diferencia de Cochem con otras ciudades similares del Mosela es su monumentalidad. El edificio más importante del lugar es el Reischburg –Castillo- (chlossstrasse, 36). No hablamos de una simple torre o una fortaleza de tamaño pequeño o mediano. Es un señor castillo con una historia bastante turbulenta a sus espaldas. Lo que vemos hoy es el resultado de sucesivas destrucciones y reconstrucciones que culminaron hace pocas décadas: aquí se pueden encontrar restos romanos, muros medievales, estancias barrocas y partes más modernas que, por suerte, se hicieron respetando el ‘gótico’ predominante. Su parte más característica es la ‘Torre de Las Brujas’ que fue de lo poco del castillo original que no fue destruido durante las recurrentes guerras con Francia. El edificio culmina una colina tapizada por vides y ofrece muy buenas vistas sobre el río y la ciudad.

El casco histórico y los alrededores de Cochem está repleto de cosas que ver. Deambular por sus callejuelas te va a descubrir rincones como las puertas de Ederttor y Balduinstor, que daban entrada y salida a la ciudad o la preciosa Iglesia de San Martín (Moselpromenade, 8), una construcción del siglo XV levantada en un gótico muy sencillo y limpio en el que destacan las vidrieras. El Moselpromenade es el paseo que corre junto al río y que permite salir de la ciudad antigua a través de la Martinstor, otra de las puertas fortificadas situada justo debajo de los muros del castillo. Desde aquí puedes acceder en un paseo de menos de 20 minutos al Monasterio Franciscano de Ebernach (Bruder-Maximilian-Strasse, 1) que cuenta con un claustro bonito de ver. También merece cruzar el río para visitar la peculiar Iglesia de San Remaclus (Valwiger Strasse, 3) y ver la ciudad y el castillo desde la otra orilla.

Alucinando en Eltz.- El Castillo de Eltz se cuenta entre los diez o doce mejores de toda Alemania. Estamos hablando de una fortaleza que rivaliza con las grandes fortalezas de Los Alpes en grandeza, importancia artística y protagonismo histórico. Pero es que Eltz es especial por un motivo muy curioso: es una de las pocas fortalezas del país que nunca ha sido destruida y que conserva al 100% todos los elementos medievales desde su construcción y que nunca ha cambiado de manos. La construcción de esta fortaleza de cuento se inició en el siglo XII y permite ver la evolución de este tipo de infraestructuras hasta el XVIII. Los torreones más antiguos son románicos, el grueso del castillo es gótico (siglo XV) y hay añadidos barrocos. A esto hay que añadir que se encuentra aupado en un espolón rocoso a casi 100 metros de altura sobre el río en un entorno de frondosos bosques. Este lugar es uno de los más fotografiados de todo el país.

La familia Eltz ha permanecido aquí, por lo menos, durante los últimos 900 años. Y nunca los echaron. Y eso se deja notar en la espléndida colección de objetos artísticos y armas que adornan las salas del Tesoro y de Armas, que cuenta con un patrimonio mueble único en el país. Las salas decoradas con frescos, las maderas nobles, las ventanas con vidrieras… Entrar aquí es hacer un verdadero viaje atrás en el tiempo y ver cómo se vivía en estos castillos durante los últimos compases de la Edad Media y en los tiempos del Sacro Imperio. Una gozada en todos los sentidos. El entorno de la fortaleza también merece la pena. La gran joya es la Cámara superior de la Casa Rubenach: aquí puedes ver un dormitorio totalmente amueblado, un vestidor y una capilla adornadas con frescos.

Llegando al Rin.- El camino desde aquí hasta Coblenza (31 kilómetros) va de castillo en castillo; de pueblo en pueblo. Nosotros te recomendamos hacer una sola escala antes de llegar al punto en el que el Mosela y el Rin se funden. El Castillo de Von der Leyen (Von-der-Leyen-Platz, 5 - Kobern-Gondorf-) es otro de los grandes edificios históricos de la zona. La parte ‘militar’ de la fortaleza es un ejemplo de arquitectura castrense medieval del siglo XII y la parte palaciega (Casa del Elector Juan VI) es un buen ejemplo de gótico civil tardío. Pero lo que nos interesa como viajeros es que aquí se localiza el Museo Histórico del Vino del Valle del Mosela. Terminamos el viaje en Coblenza. La ciudad tiene algunas cosas que ver, pero nosotros nos limitaremos a ir hasta el Deutsches Eck –Rincón Alemán- (Konrad-Adenauer-Ufer,), una espectacular plaza monumental en la que una estatua ecuestre gigantesca del Kaiser Guillermo que se sitúa justo en el lugar donde el Mosela desagua su caudal en el Rin.

Fotos bajo Licencia CC: Allie_Caulfield; Carole Raddato; Frans Berkelaar; Sergei Gussev; Tyler Brenot; Ineke Huizing