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Corrupción presupuestaria

Wifredo Espina / Wifredo Espina

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Si hubo un pacto mínimo Zapatero-Rajoy para medidas de choque ante la grave crisis económica, no es lógico que no lo haya también, en sus líneas básicas, en los Presupuestos del Estado, que han de ser la plasmación de la gran actuación política para afrontar esta situación crítica.

Se constata que los Presupuestos presentados. confeccionados en otro momento muy distinto, no recogen las necesidades ni las previsiones actuales. Están fuera de la realidad. Su aprobación interesa al Gobierno por motivos de urgencia e imagen políticas, más que por su bondad económica. Y para ello, en contra del primer partido de la oposición (con el que se llegó a aquel pacto de medidas de choque) que asegura que “no son los Presupuestos que requiere la sociedad española en estas difíciles circunstancias de emergencia nacional”, puesto que, entre otras cosas, “nos devuelven al déficit público, al aumento de la deuda pública y del desempleo y el paro”, en contra de los demás partidos, se ha preferido comprar los ocho votos partidistas que le faltaban al Gobierno.

Pervirtiendo el lenguaje y la realidad, como acostumbra a hacer con habilidad, Zapatero lo intenta presentar como el triunfo del “interés colectivo” frente a los intereses partidistas, cuando es precisamente lo contrario. Lo razonable, dadas las circunstancias excepcionales de crisis, habría sido un entendimiento mínimo con el primer partido de la oposición e intentar llegar, en lo posible, a un acuerdo con los demás.

La política es, en el fondo, una confrontación de intereses, arbitrada por el arte de lo posible. Pero de grandes intereses, no de intereses pequeños, a veces rayanos a lo miserable. Hacer depender la aprobación de la más importante ley económica de la compra descarada de ocho votos en el Congreso, sobre todo en tiempos de excepcionalidad crítica para todos los ciudadanos, es aberración, sectarismo, degradación y corrupción política.

*Comentarista político y ex director del Centre d'Investigació de la Comunicació

Wifredo Espina*

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