Francisco Collazos, psiquiatra: “El mensaje de que el migrante no es bien recibido es un factor de riesgo para la aparición de trastornos mentales”

La diversidad cultural de la población en España es una realidad desde hace años. Sin embargo, no todos los ámbitos tienen en consideración las creencias, los conocimientos y la manera de entender el mundo y la vida de las personas que proceden de contextos diferentes al occidental. De hecho, dejar de lado esta perspectiva puede incurrir en diagnósticos erróneos, por ejemplo en la salud. Por ello, el psiquiatra Francisco Collazos fundó hace 24 años el programa de psiquiatría transcultural en el hospital Vall d´Hebron, uno de los pocos en España con este enfoque, como un modo de acercarse de manera más completa a sus pacientes y poder, de esta manera, hacer diagnósticos más certeros. El profesional, que ha participado en las jornadas sobre salud mental e infancia migrante organizadas por Unicef en la sede de Casa África en Las Palmas de Gran Canaria, resalta la necesidad de formación en competencias culturales entre el personal sanitario de una sociedad cada vez más diversa. 

¿Qué es la psiquiatría transcultural?

La psiquiatría transcultural destaca las características culturales de los pacientes y al tiempo, las del propio profesional. Me gusta recordar que el psiquiatra estudia el mundo de las emociones, de las ideas y de las conductas. Y ese mundo es bastante subjetivo. Poner en palabras las emociones no es fácil y cada uno lo hacemos como podemos y probablemente, también, como nuestra tradición y nuestra cultura nos invita a hacerlo. Eso por una parte. Y por otra, está la del psiquiatra que tiene que juzgar si esa manera de sentir y expresar emociones o ideas y, en última instancia, esa manera de actuar es normal o no. En sociedades con una tradición multicultural larga como la americana, la australiana, la canadiense o la inglesa ya desde hace mucho tiempo ponen atención en que las características culturales de uno y otro lado pueden condicionar mucho el resultado. 

¿Qué le llevó a la especialización en psiquiatría transcultural?

En parte por el interés de conocer otros espacios. Y de repente vi que eran muchos los que llegaban a Barcelona, donde empezaba a apreciar el desafío que teníamos como psiquiatras. Empecé así a despertar esa curiosidad por lo diferente y, sobre todo, llevado por la creencia que mantengo a día de hoy de que por no criticar tu propia mirada, puedes incurrir con frecuencia en un sesgo de creer que lo normal es lo que para ti es normal. Pero hay que recordar que las cosas a veces no las vemos como son, sino como somos nosotros.

¿Cuales son las principales enfermedades de salud mental diagnosticadas a las personas migrantes y refugiadas?

El grupo de inmigrantes es tan heterogéneo, que es muy difícil responder a esa pregunta. Sí que hay alguna conclusión que parece que nadie vendría a criticar y es que, por ejemplo, entre los refugiados o solicitantes de asilo hay una prevalencia mayor de psicosis que viene casi a triplicar la prevalencia que hay en la población autóctona. Si tú analizaras al grupo de solicitantes de asilo de Canarias encontrarías una prevalencia de esquizofrenia más de tres veces que la que tienes en la población autóctona. Y si me hablas de los emigrantes, pues hablaríamos de trastornos de la esfera ansioso-depresiva, con una presentación clínica diferente a la habitual aquí en Occidente, eso sí. Pero sería el resultado del estrés al que tienen que hacer frente personas que llegan y no tienen dinero, que no tienen la situación administrativa resuelta, que no tienen vivienda, que no tienen forma de contactar con su familia.

¿Cuáles son esos síntomas diferentes?

Si tú tratas de imaginarte una persona deprimida dirías que es una persona que está triste, que dice que la vida no tiene sentido… Es decir, la presentación clínica de la depresión en Occidente es muy psicologizada. ¿Por qué? Pues porque, nosotros no nos damos mucha cuenta pero, en nuestra cultura se promociona la expresión de emociones. Y, ¿qué pasa en culturas no occidentalizadas? Que, por cierto, son la mayoría de la gente de este planeta. Pues que esto no es así. Mucha gente en África en general o en Asia no interpreta el destino como lo hacemos nosotros. Aquí nosotros somos conscientes de que en función de lo que hagamos, nuestro destino puede ser este o el otro. En otros muchos contextos de este planeta, la gente entiende que el destino está en manos de dios. Entonces esa angustia que genera la toma de decisiones, el poder equivocarse de una manera tan individual como hacemos en Occidente, esto no ocurre en otras sociedades mucho más colectivistas. Entonces, por ejemplo, la depresión se expresa de otras formas. Muchas veces se expresa a través del propio cuerpo. Porque yo tengo conflictos aunque sea de Nigeria o de Pakistán, pero esos conflictos que en Occidente acaban expresándose con ansiedad y depresión, en otras partes, lo haces somatizando. No me gustaría que concluyeras que es siempre. La palabra siempre en medicina no vale. Y con la psicosis es un poco lo mismo. Aquí en Occidente es un criterio diagnóstico oír voces que comentan sobre tu persona, nuevamente el foco está puesto sobre el individuo. En otras partes del mundo, no es raro que haya referencias más naturales, en vez de voces son ruidos de animales.

¿Cuáles son las principales causas de  trastornos mentales en personas migrantes y refugiadas? 

Por una parte, una persona acaba teniendo un trastorno mental por una predisposición genética y esto te puede pasar siendo de Minnesota o de Mozambique, pero sobre esa base luego acontecen cosas. Normalmente hablaríamos de estresores. Entonces el estrés que afronta el emigrante, en general, es muy superior al que afrontamos los autóctonos. Por ejemplo, obviamente para un inmigrante y para autóctono que tu hijo esté enfermo o que tengas un problema con la hipoteca, pues son problemas. Pero imagina que a esto le añades tu precariedad, y, además, el propio estrés del esfuerzo que tienes que hacer para entender este escenario que no es el tuyo. Y además, recibes muchas veces mensajes que te llevan a la discriminación percibida. Yo, por ejemplo, nunca he tenido un problema al entrar en una tienda y me sigan pensando que voy a robar, ni la policía me ha pedido nunca los papeles. Pero muchos de los inmigrantes que yo trato, esto lo viven a diario. Entonces el mensaje de la sociedad de que el migrante no es bien recibido es un factor de riesgo enorme.

¿Hay infradiagnósticos o sobrediagnósticos en algunos trastornos?

Las dos cosas. Seguro estamos incurriendo en un sobrediagnóstico de psicosis. La psicosis se caracteriza por, entre comillas, cosas extrañas, relatos raros o fenómenos alucinatorios. Pero hay personas africanas, del afrocaribe o de Pakistán que tienen creencias animistas o que pueden hacer alusiones a figuras que están en el Corán. Y eso sumado a la barrera idiomática, lleva con frecuencia a diagnosticar  psicosis cuando no lo es. Y luego que si tú vas con tus gafas buscando la depresión como la hemos definido en Occidente, donde la gente se tiene que quejar de tristeza y/o de anhedonia (incapacidad de disfrutar con lo que antes disfrutabas) pues se te van a escapar muchas depresiones que están representadas con síntomas físicos, como con dolor de cabeza, debilidad, etc. Y si fallas en el diagnóstico pues el tratamiento no será el adecuado. 

¿Cómo influye el tipo de acogida en la salud mental de la persona?

La primera recepción es fundamental. Lo importante es que esas personas que llegan con una situación de estrés extremo, con unas vivencias traumáticas potenciales, lo que necesitan en ese momento es una mirada tranquila, serena, cálida, comprensiva que informe, que dé seguridad, que rebaje la angustia y la incertidumbre del momento. Si conseguimos eso, verdaderamente generamos un terreno idóneo para que se vaya trabajando ese vínculo, que es el que hace, que de manera preventiva, nos podamos anticipar. 

¿Qué debe tener en cuenta el profesional de salud mental para hacer un correcto diagnóstico en personas que han pasado por un proceso migratorio?

Un profesional que aspire a ser culturalmente competente, es decir, que no discrimine sin quererlo a un grupo que es diferente a él, sin duda debería hacer una reflexión de que está interpretando desde su propia experiencia y que tiene una formación como médico muy basada en la biomedicina. Debe por lo tanto, reconocer esas limitaciones, esa humildad cultural y saber cómo gestionarlo. O sea yo no puedo negar que como varón y español tengo una serie de prejuicios. Ahora, ser conscientes de esos prejuicios es lo que caracterizaría a un profesional culturalmente competente.