Guía de Rodas: El sur salvaje hasta las arenas de Prasonisi

Más allá de la capital de Rodas hay un mundo de pueblos blacos, playas monasterios y viejas piedras con mucha historia. La isla es áspera y pedregosa: pero en las zonas altas puedes disfrutar de densos pinares que se concentran en las fuentes de agua dulce que se reparten por toda la geografía. La ruta que te proponemos parte de Rodas y culmina en la Playa de Prasonisiou recorriendo la costa oriental hasta el extremo sur (un lugar al que no suele llegar el turismo masivo de las grandes playas (Afandoy y Tsambika).

Visitaremos viejos monasterios ortodoxos cuajados de frescos; haremos una pequeña incursión por los pinares de las cumbres; nos adentraremos en las callejuelas de Lindos (el más ‘lindo’ de Rodas valga la redundancia) y podremos darnos un par de chapuzones en algunas playas de ensueño. Desde Rodas a Prasonisiou hay 85 kilómetros. Hasta Lindos (47 kilómetros) la carretera es excelente y de trazado recto y lo que nos resta es una serpiente sinuosa totalmente asfaltada por la que se circula con muchísima facilidad. Como sucede en el resto de islas, la mejor opción para recorrer Rodas es el scooter o el coche de alquiler.

De Kallithea a la Playa de Afandou.- Saliendo desde la capital de la isla, la primera parada de esta ruta hacia el sur (ver iconos morados en el mapa) nos acerca hasta Kallithea, un lugar que desde la antigüedad atrajo a multitudes de otras islas y el continente por sus aguas termales. Más allá del complejo termal actual (construido por los italianos) el lugar es muy bonito en sí: dos pequeñas bahías pedregosas de aguas muy tranquilas ideales para tirarse al agua con gafas y tubo (snorquel). Otra bahía bonita para ver es la de Ladiko, a pocos kilómetros al sur de Kallithea. Este lugar se hizo famoso por la película Zorba el Griego: tanto que casi nadie conoce la playa por su nombre original sino como la Playa de Anthony Quiin, la Bahía de Anthony Quiin, el Mirador de Anthony Quiin… El lugar es espectacular aunque es raro que no esté masificado de gente. Este es otro sitio muy bueno para ver la fauna marina con gafas y tubo. Desde aquí hasta Afandou, una de las playas más grandes de Rodas, hay solo un paso. Es una playa muy turística y suele estar atestada de gente.

Tsambika: un monasterio, una playa y siete fuentes.- En Tsambika nos encontramos con uno de esos paisajes característicos de las islas griegas que quitan el hipo. Lo primero que vamos a ver es un viejo monasterio ortodoxo del siglo XVI dedicado a la Virgen María que se encuentra en la cima de una colina que demanda el esfuerzo de subir trescientos escalones. Pero merece la pena. Este cenobio es famoso en la isla por sus ‘milagros’. Según dicen, este lugar despierta la fecundidad de las mujeres que tienen dificultades para tener hijos: todas las Tsambikas y Tsambikos de Rodas nacieron ‘gracias’ a la virgen. Desde el punto de vista artístico, el monasterio tiene la típica configuración bizantina con exteriores blanquísimos y un interior donde se reproduce ese ‘miedo al vacío’ de los templos griegos: frescos, iconos, retablos, cruces, adornos… Pero Tsambika también ejerce de mirador sobre una de las mejores playas rodias. De camino al agua aprovecha para visitar el Museo del Monasterio de Tsambika (Rodou Lindou –Archaggelos-) que se encuentra cerca de la playa. Siete fuentes.- Desvío de camino hacia el interior. Rodas no es muy pródiga en bosques, pero donde aflora un poco de agua los pinos tapizan el terreno creando lugares de gran belleza. Siete Fuentes, como su nombre indica, es una serie de manantiales que forman un pequeño oasis de pozas, cascadas y riachuelos entre densos pinares. Para mojar los pies en agua dulce.

Lindos: molinos, templos, playas y héroes.- A unos 50 kilómetros de la capital de la isla se encuentra el pueblo de Lindos, una de las tres antiguas polis del periodo clásico que habían en la isla antes de la ‘unificación’ y la fundación de Rodas. Hoy, Lindos es uno de esos pueblos blancos típicos de las islas griegas. Un pueblo que se arremolina en torno a una colina lleno de viejos rastros de la antigua ciudad griega y junto a la mejor bahía de toda la isla. Lindos es, de lejos, el pueblo más bonito de Rodas. El propio núcleo urbano es una gozada. Un lugar lleno de historias que se vincula de manera directa a Hércules, ya que fue uno de sus hijos el que, según la rica mitología insular, el que fundó la ciudad justo en el lugar donde su padre robó dos bueyes a un ganadero indignado. Nada más mágico, y a la vez mundano, que los mitos de esta parte del mundo. De aquellos tiempos quedan los restos de la Acrópolis: un teatro; poderosas murallas (reforzadas por los cruzados); el templo de Atenea Lindia y algunos muros romanos posteriores. Uno de los grandes yacimientos de la Grecia Clásica.

Y a los pies de las piedras venerables las casas blancas del pueblo que se apiñan alrededor de la Iglesia de la Santa Virgen (Panagia), una de esas pequeñas joyas del arte bizantino que hay que ver sí o sí. Por fuera es bonita y por dentro es una maravilla cuajada de frescos, iconos, obras de arte y madera labrada. Es una de las iglesias más bonitas de toda la isla. Otros hitos de Lindos son su Casa Museo, dónde puede ver un pequeño museo etnográfico y unos viejos aljibes de la época otomana. Y playas: las más grandes se encuentran en la Bahía de Lindos, una de las más espectaculares de toda Rodas, y las más recogidas en la pequeña bahía de San Pablo, famosa más allá de la isla por su preciosa Capilla de San Pablo, un pequeño templo blanquísimo junto al mar turquesa muy solicitado para casarse.

Comer en Lindos.- Nuestra primera recomendación es Arhontiko uno de esos restaurantes tradicionales griegos que se salen. Junto a especialidades marinas (pescados y mariscos) puedes comer los clásicos de la gastronomía griega. Otro lugar más que recomendable es Mavrikos (junto a los aljibes otomanos).

Viajar hasta el salvaje sur en busca de Prasonisiou.- Más allá de Lindos, el paisaje de Rodas se hace más amable. Las costa se convierte en una sucesión de grandes playas interrumpidas por algunos promontorios en los que podemos ver restos de viejas torres y castillos que los cruzados levantaron sobre los cimientos de fortalezas aún más antiguas y templos de dioses olvidados. Los resorts van dejando paso a playas solitarias y campos de cultivo abandonados. El sur remoto es poco frecuentado por las masas, algo que se agradece. El premio se llama Prasonisiou, una gran lengua de arena que sirve para unir (durante las pleamares) a Rodas con un gran peñasco (Prasonisi) que culmina en uno de los faros más bonitos que vimos jamás (atardeceres gloriosos). Ver Vroulia.- Este viejo yacimiento arqueológico es uno de los escasos restos de la Grecia Arcaica que ha llegado hasta nuestros días. El yacimiento es muy interesante y permite ver cómo podrían ser las polis griegas en los inicios de la civilización helénica (siglo VI AC)

Fotos bajo Licencia CC: Vito Parlato; Warren LeMay; Shadowgate; Maciej Szczepaniak; fry_theonly; Geerd-Olaf Freyer