Entre Sorrento y Salerno hay 56 kilómetros. Punto de partida y de llegada de una ruta junto al mar por uno de los trozos de costa más intensos de Italia. Estamos a las afueras de Nápoles; la ciudad del caos maravilloso, de los palacios barrocos, de las calles estrechas a las que la suciedad no resta un ápice de belleza y personalidad. 56 kilómetros apenas que demandarían, en condiciones normales, poco más de una hora de conducción tranquila. Pero la Costa Almafitana demanda mucho más que esa escasa hora. Si te quedas en Nápoles más de tres días al menos uno de los que sobran debes invertirlo aquí. Lo ideal sería poder quedarte al menos una noche (las veladas nocturnas en estos pueblecitos colgados sobre las aguas tranquilas del Mediterráneo son deliciosas) pero en un día bien aprovechado puedes visitar esta costa.
La primera de las premisas es salir temprano. Cuanto antes mejor. Durante la temporada de verano el tráfico a partir de las 12 del medio día es demencial y encontrar aparcamiento es, literalmente, imposible. Hay un servicio de buses con pases de 24 horas para recorrer los diferentes pueblos (SITA SUD; los billetes los puedes comprar en las tabaquerías de la comarca y los servicios –cada 30 minutos- se inician a las 6.20 y finalizan a las 23.55). No es mala idea llegar tempranito a Positano, hacer un primer paseo con la fresca de la mañana antes de iniciar un recorrido en transporte público por los lugares más importantes. PARA MADRUGADORES.- Llegarse al conocido como Fiordo de Furore con las primeras luces del día y poder disfrutar de un lugar único sin nadie gritando (este lugar se pone imposible a media mañana en temporada alta) y darte un paseo por el pueblo. También te recomendamos empezar la ruta desde Salerno e ir volviendo a Nápoles en dirección a Sorrento. Desde aquí puedes disfrutar de una puesta de sol brutal con las últimas luces del día iluminando las rampas del mítico Vesubio.
Empezar por Almafi.- Almafi ejerce de capital de la comarca y también de gran centro histórico del lugar. Este pequeño pueblo llegó a ser la cabeza de una pequeña república marítima que rivalizó con Génova y Pisa (siglos X y XI). Y esa época de gloriosa prosperidad dejó huellas como la Catedral de San Andrés y su fantástico Claustro del Paraíso (Duomo, 1) o los restos del Arsenal (Largo Cesareo Console, 4). El pueblo se articula a los dos lados de la Via Lorenzo D’Almafi y todo lo que hay que ver se encuentra a pocos metros de esta calle. Muy cerca de la antigua capital de la república está la población de Ravello (justo encima de Almafi). No dejes de subir porque hay varias cosas que ver aquí: el Duomo de Ravello (Duomo, sn), con mosaicos bizantinos muy lindos; la Villa Rufolo (Duomo, 1), un antiguo castillo del siglo XIII reconvertido en palacio con jardines divinos y la llamada Terraza del Infinito (Santa Chiara, 26), un jardín que ofrece una de las mejores vistas sobre la costa almafitana.
Antes de salir en dirección hacia Positano échale un vistazo al pequeño pueblo de Atrani. Como sucede en todas las poblaciones de la comarca, el lugar es precioso: casas en tonos pastel literalmente colgadas de las laderas que culminan en una playita encantadora. Pero también merece la pena para ver la Basílica de Santa María Magdalena (Largo Maddalena) y el entorno de la Plaza Umberto I, con el túnel que va hacia la parte alta del pueblo y las escaleras que conducen a la bonita Iglesia de San Salvatore De' Bireto. Este es uno de los rincones más bonitos de toda la costa. Subir al Santuario de Santa María del Bando (acceso por Via Comunale de San Sebastiano).- Desde aquí podrás hacer una de las mejores fotos de toda la costa almafitana.
Camino de Positano.- Trasiego por la costa. La belleza del entorno obliga a parar cada poco para disfrutar. Pero hay queelegir y nosotros proponemos tres paradas. La primera es en la Torre Capo di Conca, una de las muchas Torres Sarracenas (atalayas y fortalezas que guardaban la costa en los siglos en los que los piratas berberiscos asolaban el sur de Europa) que se encuentran en la comarca (tienes que dejar el coche junto a la Iglesia de San Pancracio y acceder a pie). La segunda es la Cueva Esmeralda una maravilla natural en la que la luz solar crea un escenario único (eso sí hay que pagar para verla). La tercera es el Fiordo di Furore y la cuarta es la Iglesia de San Genaro, en Praiano. Sí, otra iglesia… Pero es que es impresionante. Y el entorno es brutal.
Que ver Positano; el top de la Costa Almafitana.- Mucho más bonito que la propia Almafi. Sin duda alguna. La Via del Mulini concentra los grandes edificios y Monumentos y establece un eje que comienza en la Iglesia de la Asunción y culmina en Santa María del Rosario –una calle cubierta por un emparrado que es una pasada-. Entre medias la Villa Romana Marítima de Positano (Flavio Gioia, 7) con unos murales que nada tienen que envidiar a las grandes casas de la cercana Pompeya. Y a partir de Mulino ir i venir; subir y bajar. Escaleras, veredillas, callejuelas, pequeñas iglesias (divina la de Nuestra Señora de Gracia), un cementerio precioso y un camino de ronda (Costiera Amalfitana) jalonado de antiguas Torres Sarracenas (la más importante es la de Trasita) y que permite ir saltando de playa en playa. Los atardeceres aquí son gloriosos y de poder pasar una o dos noches en la comarca es el mejor de los lugares de toda la costa. El Camino de los Dioses.- Este tramo de camino entre Nocelle y Pianillo (siete kilómetros ida) es uno de los restos mejor conservados del antiguo camino que unía los pueblos de la costa hasta que la ingeniería permitió la actual carretera. Es un lugar de gran belleza paisajística que alterna viñedos, terrazas de cultivo, villas y abismos hacia el mar. Según la tradición, este sendero fue el que usó el mismísimo Ulises para escapar de las sirenas.
¿Ir a la playa en Almafi? Hay que pasar por caja… Lamentablemente, Italia es el paraíso de las playas privadas en Europa (sólo vimos algo igual en Argentina) y la gran mayor parte de las playas situadas en los pueblos están privatizadas y literalmente tomadas por clubes. Es una pena. Si quieres ir a la playa en los pueblos te tendrás que apañar con espacios mínimos (y generalmente abarrotados) o con chapuzones desde las rocas. Las playas públicas más grandes están más allá de Positano. Las de Tordigliano son las más grandes y, también, las más bonitas de las playas públicas. Eso sí, son totalmente salvajes. Todas las playas urbanas están parcial o totalmente privatizadas. La playa urbana con mayor superficie de libre acceso es la de Positano.
Camino hacia Sorrento.- La carretera abandona la costa y se interna por la intensa campiña almafitana (donde se alternan los huertos con pinares densísimos). Aquí te recome damos dos paradas: el Monasterio de San Paolo (Sant'Agata sui Due Golfi), un cenobio femenino del siglo XVII famoso en todo el área de Nápoles por dos motivos: el más obvio es su ubicación y sus vistas (se ven la costa, la cercana Isla de Capri y toda la Bahía de Nápoles presidida por el Vesubio) y el más místico es que, según la tradición, aquí había un viejo templo griego dedicado a las sirenas de La Odisea. El otro lugar de interés antes de llegar a la bonita ciudad de Sorrento es el Capo de Sorrento (acceso Via Capo desde SS-145). Aquí vas a encontrar una sorpresa: una villa romana en un espacio costero espectacular.
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