'Muertos SL', la valiente comedia de los hermanos Caballero con la que Movistar Plus+ alimenta su 'idilio' con la muerte

Carlos Areces, protagonista de 'Muertos SL'

Adrián Ruiz

“Durante la pandemia tuvimos más trabajo que nadie, con más riesgo que nadie, pero ¿a quién se aplaudía a las ocho en los balcones? A los sanitarios. A nosotros nada, ni un gesto, ni una cancioncita en Instagram. La gente prefiere pensar que no existimos pero quieran o no quieran... algún día todos nos necesitarán”. Con esta premisa arranca Muertos SL, la nueva serie de comedia de los hermanos Alberto Caballero y Laura Caballero que estrena este jueves 4 de abril Movistar Plus+ con sus dos primeros episodios.

Una genialidad pronunciada por Carlos Areces en los primeros compases del capítulo piloto que pone rápido sobre la mesa el tono de sátira de la ficción y que retrata en pocos segundos el motor de su protagonista, Dámaso Carrillo, el encargado de una funeraria familiar para la que trabaja con una desmedida ambición que le hace actuar sin escrúpulos y con una ética más que cuestionable. Una conducta que se agrava cuando fallece el propietario de la empresa y este hace todo lo posible por heredar su puesto en la dirección de la compañía.

Se desata así una historia de comedia negra con la que los hermanos Caballero exploran con valentía un género que encuentra pocos precedentes dentro de nuestra ficción televisiva más allá de títulos como Deudas (laSexta) o Señoras del (h)AMPA (Telecinco). En este caso, los guionistas Alberto Caballero, Daniel Deorador, Julián Sastre y Nando Abad se meten de lleno en el universo de la muerte, rompiendo a través de la risa con un tabú que ha acompañado históricamente a la sociedad y que alimenta, como veremos a continuación, el idilio de Movistar Plus+ con la finitud del ser humano. Un tema que los creadores abordan con maestría para mostrar la cotidianidad de un negocio con el que, como bien dice su personaje principal, más tarde o más temprano, todos nos acabamos topando.

Con Muertos SL, Alberto y Laura Caballero demuestran el gran estado de forma en el que se encuentran y consuman una madurez creativa a la que han llegado de una forma bastante llamativa dentro de la industria audiovisual. Y es que esta explosión de proyectos en la que se han visto envueltos se ha materializado después de dos décadas 'picando piedra' en dos de las series más exitosas de nuestra historia televisiva (Aquí no hay quien viva y su 'sucesora' La que se avecina), un crédito tal vez tardío que los avala, a pesar de los prejuicios a los que se enfrentaron en sus inicios, como dos de los showrunners más exitosos del sector.

Además, gracias al lanzamiento Muertos SL, el cual fue adelantado en exclusiva por verTele, los Caballero hacen 'hat-trick' de plataformas aterrizando en Movistar Plus+ tras hacerlo previamente en Amazon Prime Video, con El Pueblo y LQSA -compartidas con Telecinco- y en Netflix, con sus Machos Alfa, que ya han renovado por una tercera temporada. Un hito al alcance de muy pocos dentro de esta burbuja de la ficción.

Carlos Areces sobresale en la piel de un cretino 'adorable'

Los Caballero, haciendo gala de su 'sello', vuelven a apostar por un reparto coral en el que hacen lucir a todos los actores. Eso sí, esta vez, al contrario de lo que venía sucediendo en los mencionados títulos de su filmografía, colocan a Carlos Areces un peldaño por encima del resto de intérpretes, capitalizando gran parte de las secuencias. Por el madrileño pasan casi todas las tramas, en las que sobresale en la piel de un personaje prácticamente hecho a medida y que le permite mostrar un perfil más terrenal y menos histriónico del que nos tiene acostumbrados.

Con Dámaso, Areces da vida a todo un 'tiburón de las pymes' que sueña con hacerse con las riendas del pequeño negocio y usarlo como trampolín para montar su propio imperio: Ciudad del deceso, todo un complejo con asilo, hospital de paliativos, tanatorio, cementerio y servicio de eutanasia. Un objetivo que ve más cerca tras la repentina muerte de Gonzalo, el dueño y director de Funeraria Torregrosa.

Sin embargo, Dámaso, que cree que es el 'heredero' natural del cargo, se acaba topando con las hijas del propietario, que quieren cerrar el centro para montar un gimnasio; y con la mujer de este, a la que interpreta una Ascen López que se postula como una de sus principales antagonistas al llegar desde la inocencia a los mandos de la compañía. La otra es Amaia Salamanca -presentada como su gran rival al tratarse de una exbecaria suya que ahora le hace la vida imposible desde la competencia-, actriz que se muestra también solvente en su 'cambio de registro' al género de comedia.

Areces brilla en la piel de un cretino capaz de usar todo tipo de artimañas para prosperar profesionalmente pero que muestra una cara por momentos 'adorable' en la vulnerabilidad que aflora en sus frustraciones personales. El humorista se erige así como el gran actor 'fetiche' de los Caballero, siendo este el cuarto proyecto de los hermanos en el que participa: “Ellos son los que me han sacado de los proyectos de culto y me han dejado meter un pie en el mainstream”, expresaba Areces en una reciente entrevista con verTele en la que colocaba a los creadores como “uno de los tres pilares” fundamentales de su carrera.

El elenco principal se completa con Adriana Torrebejano, Gerard B. Fillmore, Roque Ruiz, Lorea Intxausti, Manolo Cal, Bárbara Santa-Cruz, Lucía Quintana, Aitziber Garmendia, Juan Miguel Bataller y un Salva Reina que protagoniza los gags más desternillantes de la serie. También con Diego Martín, actor que se vuelve a poner en las manos de Alberto y Laura 20 años después del final de Aquí no hay quien viva, y que también destaca dando vida a un genio del marketing, un divertido personaje que podría incluso tener su propia ficción derivada.

La perspectiva de género, también presente en 'Muertos SL'

Mientras tanto, aunque Muertos SL mantiene una línea argumental independiente en cada entrega -con la llegada a la funeraria de diferentes y alocados casos de fallecimientos-, la serie establece un hilo conductor que tendrá recorrido a lo largo de los ocho capítulos de la temporada (sucede así en los cuatro primeros a los que ha tenido acceso verTele): un #metoo que estalla dentro de la empresa tras el fallecimiento de su dueño, cuando se destapa que fue un acosador sexual con varias de las trabajadoras de la funeraria.

Es ahí cuando Adriana Torrebejano entra en acción y cobra un mayor protagonismo, encumbrándose como la líder de un movimiento feminista que pretende vengarse del desaparecido propietario, al menos rompiendo con la 'impecable' y 'ejemplar' imagen que quedó de él tras su muerte. Por el camino, el personaje de la catalana tendrá que lidiar con el machismo de alguno de sus compañeros, creándose situaciones de confrontación entre ellos a las que la ficción sabe dotar de pedagogía a través del humor.

Una estrategia que por momentos recuerda a la que los Caballero emplean en Machos Alfa, serie de Netflix que aborda de forma cómica la situación de cuatro hombres de 40 años que ven cómo sus privilegios heteropatriarcales empiezan a desaparecer, fruto de unos cambios sociales a los que tienen que adaptarse. ¿La diferencia? La explican los propios creadores: “Machos Alfa es una serie que tiene que generar debate alrededor de la nueva masculinidad, del feminismo, de la equidad... Aquí no, aquí no hay debate. Aquí hay un cabrón, el problema es que el cabrón se ha muerto y de alguna manera se salió con la suya. Queríamos tratar que cuando hay un Harvey Weinstein, pues está muy claro, vas a por él, consigues movilizar a las damnificadas, a los medios, lo condenas y lo llevas a la cárcel; pero cuando el tío está muerto y nadie se ha enterado de nada hasta que estalla, ¿qué? Eso es lo que nos generaba interés”, explica Alberto Caballero a verTele.

Los guionistas logran con acierto darle peso a la ficción más allá de la comedia situacional que se genera en cada episodio. Una maniobra con la que los showrunners, en estos dos últimos proyectos a través de la perspectiva de género, intentan dotar sus series de una mayor profundidad, construyendo tramas de cierto calado social y acorde a los tiempos que corren.

Los Caballero alimentan el 'idilio' de Movistar con la muerte

Ese detonante en la repentina muerte del cabeza de familia y dueño de la funeraria trae a la memoria al del arranque de A dos metros bajo tierra. No obstante, este es el único paralelismo palpable entre la mítica serie de HBO y Muertos SL, que realmente se parece más, por su tono, a The Office. Por su tono... y también por su forma, con una realización marcada por secuencias grabadas con cámara al hombro, y por zooms a las reacciones de los personajes, que recuerdan a los de la recordada ficción de la NBC que mostraba el día a día en una oficina regional de venta de papel.

Los Caballero se inspiran en ese estilo cinematográfico para mostrar ahora el día a día de la vida dentro de una funeraria, enseñando sin tapujos todo lo que ello conlleva. Se agradece el acierto de los directores Laura Caballero y Roberto Monge al encontrar un equilibrio para que la serie por momentos resulte incómoda sin llegar a desagradar al espectador. La ficción evita así planos escabrosos pero no deja de mostrar la cotidianidad de un trabajo tan 'escondido' como el de la tanatopraxia, con los profesionales de la funeraria manipulando los diferentes cadáveres. Una naturalidad con la que la serie da visibilidad a un universo presente en nuestras vidas aunque le demos la espalda y que genera humor alrededor de situaciones con las que todos alguna vez nos hemos podido sentir identificados.

La serie alimenta además ese 'idilio' de Movistar Plus+ con la muerte, un tema que ha abordado en los últimos años a través de varios enfoques. Desde el género documental con Tabú, la brillante serie de Jon Sistiaga en la que el periodista mostraba diferentes realidades relacionadas con ella, como la eutanasia o el suicidio; al de humor, con El cielo puede esperar, programa en el que diferentes famosos asistían a su propio y ficticio funeral. Una cartera que crecerá próximamente con las series Segunda muerte y Luz en la oscuridad de Carles Porta. Aquí, los hermanos Caballero rompen el tabú de la muerte a través de la comedia negra para revindicar aquello de que no hay boda sin llanto, ni funeral sin risas.

Etiquetas
stats