Carmen Flores y Teresa Quintero, ante el éxito de 'La Promesa': “Es una historia de mujeres, nosotras movemos el cotarro”

Teresa Quintero y Carmen Flores, actrices de 'La Promesa'

Marcos Méndez / Laura Pérez

La Promesa continúa su exitoso viaje por las tardes de La 1, convertida ya en una de las grandes revelaciones del año en materia de ficción. La serie de TVE aterrizó en enero de 2023 en la franja vespertina del canal y, desde entonces, se ha mantenido como uno de los productos más estables en la parrilla de la cadena pública. Una circunstancia que no ha traído sino alegrías para los actores principales que integran su reparto.

“Cuando te sale una diaria te pones muy contenta, pero este fenómeno que ha sido La Promesa ha sido dar en la tecla de las diarias”, reflexiona Teresa Quintero en palabras a verTele. “Estamos superfelices. Este trabajo de las actrices y los actores es muy complicado, y cuando llegas a una diaria, te da un poquito de estabilidad”, añade su compañera Carmen Flores.

Las intérpretes, que dan vida, respectivamente, a Candela y Simona, las cocineras del palacio en el que se desarrollan las principales tramas del serial de época, señalan una de las claves que creen que han propiciado su éxito: “Que es una historia de mujeres, somos nosotras las que movemos el cotarro. Porque también hemos estado mucho tiempo calladas. Son las mujeres las que cuentan la historia y las que se movilizan y ese es uno de los puntos”, declara Quintero.

Ambas celebran la larga continuidad que le espera a La Promesa en TVE, ya que antes de verano se materializó su renovación por 250 capítulos: “Irte de vacaciones sabiendo que vas a tener trabajo un año más es una de las mayores alegrías que puede tener un actor en su vida”.

¿Cómo estáis viviendo el éxito que está cosechando La Promesa?

TERESA QUINTERO: La verdad es que no nos lo esperábamos. Cuando te sale una diaria te pones muy contenta, pero este fenómeno que ha sido La Promesa ha sido dar en la tecla de las diarias. Estamos muy contentos, porque tiene una factura estupenda, el equipo es maravilloso y no podemos estar en mejores manos.

CARMEN FLORES: Estamos superfelices. Este trabajo de actrices y actores es muy complicado y cuando llegas a una diaria te da un poquito de estabilidad. Luego tenemos unos personajes que nos van como un traje a medida y estamos cómodas trabajando. Luego en el equipo técnico y artístico hay muy buen ambiente y la guinda ya del pastel es que a la gente le llega y le gusta.

T.Q.: Estamos mejor que en brazos, vamos.

¿Notáis mucho el efecto de la popularidad por la calle? ¿Cómo lo estáis viviendo?

C.F.: Sí. Yo estoy supercontenta porque a mí la gente me dice: 'Eres más joven, más guapa y más delgada'. [Risas].

T.Q.: Ni que decirte yo, con los pelos que tengo... Porque en La Promesa salgo con la raya en medio y todo recogido. Entonces, cuando me suelto la melena, todo el mundo dice: “¡Pero, bueno, eres tú!”.

¿Tenéis alguna anécdota con fans que os hayan reconocido en algún momento curioso?

C.F.: A mí me pasó en Semana Santa, me fui a un balneario y pensé que con el gorro de baño y las gafas no me iban a reconocer, pero sí, porque el target era de 75-80 años. Entonces, estaba en el jacuzzi y una mujer empezó: 'Sí, sí, eres tú, te has cambiado el gorro de cocinera por el de baño'. Y en verano entré en una tasca y pusieron la novela y me reconocieron todos. “¡Que está aquí la cocinera!”, empezaron a decir. Ah, y también me reconocieron unos italianos en la Gran Vía de Madrid, porque allí también están emitiendo La Promesa, y me pidieron una foto.

T.Q.: Yo estuve de vacaciones en las Azores y me reconocían por la calle los españoles.

Saber que vas a tener trabajo un año más es una de las mayores alegrías que puede tener un actor en su vida

Antes del verano, se confirmó que os renovaban por 250 capítulos. ¿Cómo se recibe una noticia así?

T.Q.: Eso es una alegría. Irte de vacaciones sabiendo que vas a tener trabajo un año más es una de las mayores alegrías que puede tener un actor en su vida.

C.F.: Te vas de vacaciones y vuelves con ganas de trabajar.

¿Cómo es el ritmo de trabajo en La Promesa? ¿Cuánto tiempo tenéis para estudiar los guiones antes de rodar cada capítulo?

T.Q.: Nos lo dan con tiempo, con unas dos semanas. Pero no son dos semanas que estamos sin hacer nada, sino que en ese tiempo estamos grabando lo anterior. Por lo tanto, tenemos que aprovechar los momentos libres para ir mirando secuencias complicadas para ir adelantando y estudiando. La memoria se va también ejercitando...

C.F.: Sí, es cuestión de planificarse. Al principio nos costaba más, pero la mente ya va más rápida. También es cierto que, claro, nos lo dan dos semanas antes, pero a veces hay cambios porque alguien está malo o no ha podido grabar... Te dicen: 'Lo que tenías el viernes de la semana que viene, lo haces mañana'. Entonces te empiezan a caer los sudores.

T.Q.: O ese mismo día... No tienes otra, o te lo aprendes o te lo aprendes.

¿Qué tiene de especial La Promesa para que esté teniendo tanto éxito?

T.Q.: Que es una historia de mujeres, somos nosotras las que movemos el cotarro. Porque también hemos estado mucho tiempo calladas. Son las mujeres las que cuentan la historia y las que se movilizan y ese es uno de los puntos.

C.F.: Sí, es cierto que siempre ha habido series de mediodía en las que la protagonista era una mujer que volvía, en este caso, por un tema de venganza, de saber qué pasó con su familia. Pero aquí hay otras muchas mujeres con papeles muy fuertes. Eso sí, la tecla del éxito no sabemos cuál es.

T.Q.: Eso no se sabe, si se supiera...

C.F.: Pero creo que hemos cogido un público muy amplio. Hay mucha gente joven que está viendo La Promesa. Tengo amigas de 45 o 50 que ven la serie con sus hijos de 10 o 12.

¿Hasta qué punto os permiten improvisar en vuestras secuencias?

T.Q.: Poco, poco. Lo tenemos que pactar con el director.

C.F.: Tenemos que respetar el texto, pero una vez lo decimos, solemos seguir improvisando un poco más, pero eso a veces lo meten y otras veces no.

Tenemos una relación muy parecida a la de Simona y Candela

Teresa Quintero

¿Cómo os lleváis vosotras después de tener que pasar tanto tiempo juntas?

T.Q.: Tenemos una relación muy parecida a la de Simona y Candela.

C.F.: Los personajes están muy a medida. O sea, ninguna es cocinera profesional, pero sí nos parecemos en el carácter. Esta cosa que tiene Simona de maternal, de ayudar, de poner a la gente en su sitio, sí que la tengo yo. Y ella [Teresa] también es un poco como Candela: “Venga, esto lo hacemos así, lo hacemos asá”.

En el tema de la cocina, ¿vosotras veníais con algo ya aprendido de casa o habéis descubierto un mundo?

C.F.: A mí me gusta cocinar, pero a nivel básico, de casa. Me he ido fijando en cosas para el personaje. Por ejemplo, Simona prueba la comida siempre en la mano, como mi abuela. Me acordé de cómo lo hacía ella y se lo metí al personaje. Por eso siempre Simona lo prueba en la piel y no en la cuchara.

T.Q.: Mi personaje, como la pobre no cocina muy bien, pues tampoco... Mejor, eso que me quito. [Risas].

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