Cómo se escribe la serie más vista de la televisión americana
En sólo cinco años, Anthony Zuiker ha pasado de ser un humilde botones en el Hotel Mirage de Las Vegas a convertirse en el creador y productor de la serie de televisión con más seguidores en Estados Unidos, la aclamada C.S.I. y su secuela, que se pueden ver en España a través de Telecinco. Antes de idear C.S.I.: Crime Scene Investigation para la CBS, Zuiker trabajó como creativo de publicidad y escribió varios largometrajes para vídeo y televisión como The Runner, The Harlem Globetrotters Story, Wannabe y Hell’s Angel. En una entrevista concedida al Writers Guild of America (Asociación de Guionistas de América), Zuiker desvela cómo se construye un capítulo de la exitosa serie de forenses, a qué trucos recurre el equipo de guionistas para que la historia funcione, cuál es la clave para dar con buenos diálogos y aconseja a los jóvenes que quieren trabajar como guionistas de ficción. ¿Cómo trabaja el equipo de guionistas de “C.S.I.”? Nos reunimos en un despacho y comenzamos a discutir conceptos, pequeñas historias y piezas de tecnología que nos gusten, inventándonos historias. Liz Devine, la persona que se encarga de los aspectos tecnológicos, está presente en todo momento y nos mantiene al tanto de todo, puesto que lleva trabajando 15 años como investigadora forense en Los Ángeles. “Deshuesamos” nuestras historias y ponemos todas las piezas en la mesa de operaciones, pensando en el rompecabezas, los personajes y los puntos de partida en nuestros cuatro actos. Entonces, el guionista o guionistas encargados dan marcha atrás para investigar todos los aspectos científicos relacionados con la historia, para después comenzar a trazar las líneas principales del guión. Una vez aprobado, escriben el guión. Todos leemos con ellos el primer esquema y lo limpiamos entre todos o se lo devolvemos lleno de aclaraciones. En general, pasan entre 10 y 12 días desde la primera reunión en grupo hasta la creación del guión de un capítulo. ¿Qué tipos de cosas funcionan o no funcionan en los guiones de “C.S.I.”? Al principio yo no hablo mucho, estoy callado tratando de escuchar cosas importantes que se digan entre líneas. Cuando empezamos la tomenta de ideas, cualquier pensamiento tonto puede terminar siendo la idea más rompedora. El proceso de borrar y reescribir en la pizarra es crucial para encontrar buenas ideas que hagan que la historia funcione. Una idea que no funciona desde el primer momento, nunca funcionará. Una clave para que la historia funcione es encontrar una conexión emocional con la historia que estás tratando de contar. En nuestros primeros episodios, los personajes siempre tenían algún vínculo emocional con el caso investigado, como el asesinato de un niño o algo que les trae a la memoria una experiencia propia. También hemos llegado a la conclusión de que los episodios que mejor funcionan son aquellos en los que nos centramos en lo pequeño en lugar de tratar de ir a lo grande, porque entonces las ramificaciones emocionales son mucho mayores. Por ejemplo, un asesinato en una pequeña comunidad funciona mucho mejor que hacer explotar todo un edificio en una gran ciudad. ¿Cómo se te ocurrió la idea de “C.S.I.”? Mi mujer solía ver un programa de investigación forense que emitía el Discovery Channel, llamado “The New Detectives”. Me animó a verlo y me pareció fascinante. Llamé al Laboratorio Criminológico de Las Vegas y me permitieron acompañarles en su trabajo durante cinco semanas. Entonces el productor Jerry Bruckheimer me pidió que escribiera una serie de televisión para ellos y les dije que me gustaría utilizar el escenario de los forenses. Le ofrecimos el proyecto a la ABC, que lo rechazó. La NBC y la Fox no tuvieron tiempo de escuchar la oferta, mientras que la CBS aceptó el proyecto inmediatamente. Carol Mendelshohn (Melrose Place) reunió al equipo de guionistas, el cual me incluía a mi, Anne Donohue (Picket Fences) y Josh Berman (Ally McBeal). Yo he sido productor ejecutivo de la serie desde entonces. Carol, Ann y yo también hemos creado C.S.I.: Miami. ¿Cuál es la clave para idear un buen personaje? De la misma manera que los actores han de fabricarse a sus propios personajes, nosotros tenemos que ir creando voces individuales en nuestra cabeza para nuestros personajes, de manera que éstos te hablen cuando estés sentado al teclado y no tengas más que transcribir lo que te dicen esas voces. Tienes que meterte en lo más profundo de cada personaje y asignarle una actitud específica. Se trata de oír cada voz en tu cabeza y poner algo de tus propios sentimientos en la experiencia. Cuando escribí el episodio titulado “Ellie”, que trataba sobre la difícil relación de un padre con una hija rebelde, al llegar al momento en el que el padre tenía que despedirse de ella, yo me dejé llevar en la escritura por mis sentimientos hacia mi propia hija. ¿Y cómo se consigue que los diálogos sean buenos? Los diálogos son las “luces de Navidad” en una historia. Los guionistas principiantes a menudo se equivocan pensando que un buen diálogo siempre te sostiene la historia, cuando nunca es así. No hay que confundirse. La historia es la columna vertebral del guión. Si resulta que tus guionistas son todos tan chispeantes que no hacen más que hacerse notar en la escritura del guión, en lugar de ceñirse al eje de la historia, a los espectadores sólo les parecerá divertido durante cuatro minutos. Otro error común es hacer que todos los personajes suenen de la misma manera. En este sentido, yo utilizo el siguiente test para saber si el guión es bueno: ¿puedes coger el guión, borrar los nombres de todos los personajes que aparecen en él y aún así sabrías quién es el que está hablando en cada momento? ¿Qué consejo darías a los jóvenes que quieren ser guionistas? Lo primero que se necesita es pasión. Cuando estás emocionado por algo, todo se hace divertido y mejora la calidad de la escritura. La pasión es la característica principal que buscamos a la hora de contratar a guionistas, junto con la inteligencia y la comprensión de la estructura y de la historia. Una trampa que siempre hay que evitar es escribir lo que otra gente espera que escribas.