Sabios de Vertele

Ramón Colom: “Hace falta una TV pública que compense la perversión de las privadas”

¿Cómo solucionaría la crisis actual en TVE? En primer lugar hay que decir que la crisis actual tiene solución. Para mí, es necesario insistir en ello porque muchas personas creen que no la tiene y, unas terceras, que repletas de buenas intenciones creen que solventando “alguna cosa”, RTVE saldría de la crisis. No es así. Debemos arremangarnos y ponernos más que colorados. RTVE sufre una crisis global fruto de una suma de crisis o, si lo prefieren, enfermedades parciales. Los primeros síntomas de los trastornos fueron detectados a finales de la década de los 70 pero no se les puso –porque no se pudo o no se quiso- solución. Otros problemas hay que buscarlos en fecha más reciente, por ejemplo, a finales de la década de los 80 con la llegada de la TV Privada. ¿Por qué no hubo casi período de adaptación de la TV en monopolio a la llegada de las privadas, como si se le dio, por ejemplo, a las gasolineras? En ese momento se hizo poco y mal. Yo añadiría que, incluso, de forma perversa. Fue la factura pagada por RTVE a Retevisión, dicho sea de paso con un coste más que elevado, lo que sirvió para desarrollar más rápidamente de lo previsto por la ley la implantación de la TV privada en nuestro país. La previsión existente es que con la llegada de las privadas no pasaría nada, porque harían una mala TV que nadie vería. Santa ingenuidad. Pero esa es sólo una de las causas de la crisis actual de RTVE. Hay muchas más. En el año 1995, el equipo directivo que había en RTVE y del que formaba parte, tenía en su haber un nuevo modelo de RTVE para proponer a la sociedad, además de determinados errores que, por supuesto, habíamos cometido en nuestra gestión. Fuimos conminados al silencio por parte de un PP embravecido que, desde la oposición, tocaba el “cielo” del Gobierno. Las reformas, nos dijeron, las harían ellos nada más llegar al poder y no permitirían ser víctimas futuras de un modelo PSOE. Ocho años después las cosas siguen igual. ¿Saben lo que son OCHO AÑOS!!! para una empresa enferma?

Pero también hay una responsabilidad por parte de los trabajadores de RTVE. Yo matizaría incluso más: en los diferentes Comités que representan a los trabajadores de RTVE. No quieren oír hablar de la enfermedad. Ellos sí que saben lo que debe hacerse. Es como cuando el médico asegura a la familia que el enfermo tiene cáncer y el representante legal dice que “Vd. que sabrá!. Lo que hay que hacer es un by-pass y por supuesto pagar la factura del colegio”. En primer lugar, para afrontar la crisis, lo que deben hacer los responsables de TVE y RNE es asumir su responsabilidad: gestionar, analizar y proponer soluciones. Aunque no le gusten al Ministerio de Hacienda, aunque suponga el desentierro del hacha de guerra por los sindicatos. A los representantes de los trabajadores les toca escuchar y defender los intereses de los trabajadores para que salgan lo mejor parados posibles. Una cosa es el diálogo, la preocupación social por ambas partes y, otra muy distinta, es la co-gestión. Ésta no está prevista por la Ley ni se le espera. En segundo lugar, debemos poner todos los problemas sobre la mesa. Absolutamente todos. Deberíamos hacer casi un presupuesto base cero de todos los problemas. Desde si RNE y TVE deben coexistir bajo la misma corporación llamada RTVE o si sus problemas son tan diferentes que hay que separarlas. Solo este enunciado servirá para que más de una persona quiera excomulgarme desde este momento. No me importa. Lo importante es hallar soluciones que las hay por el bien de la radio televisión pública. ¿Qué pasa con el modelo de RTVE Pública que discuten los sabios?. No lo sabemos. Hay poca información y solo llegan rumores de que “se pelean”. Pero de lo que estoy seguro es que lo del Comité de Sabios no es la solución al problema. Puede ser la respuesta a uno de los problemas. Pero no al del modelo de gestión. Puede suceder que dentro de unos meses tengamos un nuevo modelo filosófico para la Radio y Televisión pública pero idéntico modelo de gestión por lo que la crisis seguirá y seguirá. Supongamos que del Comité de Sabios sale la nueva filosofía de la RTV Pública. Vayamos a la gestión. Hay que echar mano de otro sabio tan experimentado en organización de empresas como es Peter F. Drucker para preguntarse cuál es la misión de esta empresa llamada, por ejemplo, TVE S.A. ¿Qué es lo que no puede dejar en manos de otros porque entonces cambiaría su sentido? ¿La transmisión de la señal?, ¿la producción?, ¿la emisión con todo lo que conlleva esa labor (marketing, etc.)?. Contestar a esa pregunta clave, como dice Drucker, nos llevará a una toma de decisiones en cascada que resolverán algunos de los problemas de la crisis. Ya sé que TVE S.A. tiene dos grandes factorías, una en Prado del Rey, otra en Sant Cugat. ¿Hay que cerrarlas? No. Al contrario, pero se tienen que adaptar a la competencia, porque la tienen. Saber cuáles son sus puntos fuertes y débiles, mejorarlas. No hacerlas crecer salvo en la calidad de la prestación de servicios. Sus trabajadores deben saber que ellos son una de las fábricas que deben abastecer las cadenas públicas (y ¿por qué no las privadas?), pero no la única. No tan solo por imperativo legal (Ley de la Directiva Europea) sino porque la TV Pública tiene la obligación de ofrecer a sus espectadores lo mejor de lo mejor y al mejor precio posible, independientemente de quién lo produzca. Ese es uno de los grandes fantasmas que pesan sobre nuestra RTV y que nadie quiere afrontar. Hay quien piensa que negar esta evidencia es defender los intereses de los espectadores. Al contrario. Negar la realidad es retrógrado porque no nos deja afrontar ni el presente ni el futuro. La Comunidad Europea ha exigido a RTVE una contabilidad analítica real. Si yo fuese trabajador en activo de la casa, exigiría la implantación de ese sistema, antes incluso que la mejora del plus. En muchos casos se habla en la Casa de mala gestión, despilfarro incluso corrupción. Saber si eso es cierto sólo es posible con estos remedios contables y reconozco que hablar de esto, a estas alturas, da mucha pereza. No es posible tomar decisiones sin conocer sus repercusiones financieras. Pero hay una pregunta clave que muchos trabajadores en activo me harían si estuviésemos en un debate en abierto. Pero, a tu juicio, ¿sobra o falta gente en RTVE? Y si sobra, ¿por qué damos trabajo a las productoras externas? Y si falta, ¿por qué no se contrata? No se si sobra o falta gente. Para comenzar los problemas de RNE son unos, los de TVE son otros y los de RTVE son del más allá. En cualquier caso para las dos primeras sociedades hay un planteamiento común: responden al modelo constitucional. Hay 17 autonomías, es decir 17 centros territoriales. Ahora bien , ¿RNE tiene que tener 52 emisoras provinciales? Si es así, es posible que la plantilla no esté demasiado abultada. Pero como su financiación no estará en la publicidad, su gestión se aparta del modelo de TVE. Creerán que todavía no me he definido. A priori, tengo la impresión de que en toda una serie de áreas falta personal cualificado: marketing, emisión, promoción, comercialización, etc. Y que en otras sobra, aparentemente, personal. En TVE hay muchos candidatos a dirigir o subdirigir o presentar programas. Muchos menos a hacer de redactores de a pié. O de regidores. ¿Es posible un cambio de funciones entre personal que falta y personal que no se precisa? ¿O la solución sigue siendo poner en marcha programitas no deseados que serán emitidos a horas prohibitivas para tener activo el personal? ¿Esto es buena gestión o despilfarro?, ¿la paz social solo puede obtenerse con un número de personas empleadas aunque sea en malas condiciones?, ¿no creen que ya está bien la conversión de las productoras externas como el enemigo nº 1 de TVE cuando las leyes vigentes cuentan con su presencia y quieren que sus creaciones sean vistas a través de las cadenas existentes?. ¿Por qué a nadie le interesa que se hable de todo esto? ¿No será que los que más callan son los que más tienen que perder? ¿Y la deuda? Por supuesto que debe asumirla el Estado en uno o varios ejercicios. Pero RTVE no puede seguir generando déficits. El reto debe ser ¿cómo hacemos una TV pública mejor, que no le cueste más dinero al contribuyente y que éste pueda sentirse orgulloso de la oferta? Pero, ¿hay que despedir a gente?. A ser posible no. No hay nada más traumático que la pérdida de un empleo a los 50 años, por ejemplo. Pero la sensibilidad social que debemos tener con el mantenimiento de los puestos de trabajo es la misma que nos exigen con el reverso de la moneda: el dinero que el Estado emplea en la TV pública lo detrae de la enseñanza o de la sanidad. Las dos caras de la moneda son dos de las ideas que deberían estar en la cabeza de todos los gestores pero también de los trabajadores de la RTVE. Podríamos seguir pero para hacerlo corto diré que la TV Pública con la que mantengo relaciones afectivas más que profundas debe ser cada día mejor y para eso es necesario liberar recursos, no convertirse en el estigma, en la vergüenza, de nuestra sociedad. La vergüenza no debería estar en TVE sino en otras cadenas de TV que aunque su cuenta de resultados forme parte del Libro Guinness de los Récords está, en algún caso concreto, basado en el desprecio, en la negación de sus espectadores como personas.

¿Está a favor de la privatización total o parcial de TVE? No estoy a favor de la privatización ni total ni parcial. Soy partidario de una oferta pública mejor y mayor. Eso debe ser posible en un marco de colaboración entre empresas públicas y privadas en donde las primeras garantizan una serie de objetivos propios de la oferta pública. La RTVE no debe gastar más dinero, pero sí ser mejor.

¿Por qué? La TV privada y comercial (también podría ser una sociedad sin ánimo de lucro) tiene un único objetivo: su cuenta de resultados. Sus ingresos proceden de las agencias de publicidad. Estos son sus clientes, no los espectadores. Los ciudadanos se convierten en la excusa. El Presidente de TF1 ha dicho hace poco que su canal, el primero en Francia y uno de los más rentables de Europa, sirve para ayudar a vender más y mejor a Coca-Cola. Ésa es la realidad. De ahí la necesidad imperiosa de la existencia de la TV pública (comercial o no) como la única que sea capaz de trabajar en el mercado abierto para los espectadores, para los ciudadanos. Que compense la “perversión” propia de los canales comerciales. Que la venta de coca-colas sea un objetivo segundo o tercero, porque el básico, el primordial, es ofrecerles un mejor servicio en TV: aquel en donde nos miramos todos los días para informarnos y para reconocernos.

Otras entregas anteriores: -Federido Volipini: Aterrados todos

-Chicho Ibáñez: “Estoy a favor de la privatización parcial”

-Arturo Vega: “El Estado no necesita dos canales para ofrecer un servicio público”

-Ricardo Vaca: “Mi modelo de televisión se reconoce en el estilo de la BBC”

-Pío Cabanillas: “Es muy cómodo centrar las críticas en Prado del Rey”

-Mikel Lejarza: “Sean modernos”

-Mainat: “Señor Bustamante, estoy enfadado”

-Alejandro Perales: “La privatización parcial carece de sentido ahora”

-Enrique Bustamante: “La frívola imprudencia del Sr. Mainat”

-Josep M. Mainat: “La inexperiencia del Comité de Expertos de RTVE”

-Eduardo García Matilla: “Merecería la pena preguntarse a quién le interesa la televisión pública y para qué”

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