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Desarrollismo depredador del suelo de Canarias

Teo Mesa

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Una nueva e incomprensible puya quiere imponer el Gobierno de Canarias al frágil suelo de Canarias. El borrador de la nueva Ley del Suelo será una ley muy del gusto y favor de los especuladores del territorio para viles explotaciones comerciales. Estos empresarios carecen de mínimos respetos de ningún tipo, para construir en cualquier lugar donde puedan rentarle unas ganancias a sus cementos destructores del paisaje y del medio ambiente. Lo que cuenta para ellos es el rédito a corto plazo, y ahí queda el estropicio a la naturaleza.

Que sepa el Gobierno Autonómico y su presidente, que por encima de las decisiones políticas está el patrimonio natural y cultural canario. Toda ley del suelo tiene que estar en total respeto y protección a la sostenibilidad del territorio. Tierra que es nuestra naturaleza, de la que dependemos y en la que desarrollamos nuestras vidas en Canarias. Todo desequilibrio natural tiene graves consecuencias sobre el medio ambiente y sobre todos los seres vivos.

Muy del gusto es también esta depredadora y torpe ley, que derogará la existente y mayormente protectora de los espacios naturales, y que saldrá adelante con el complicidad del CC, PP, PSOE (como convidado sin voz ni voto, en un gobierno en el que impone ATI sus políticas partidistas e interesadas en favores trileros en beneficio de la isla que les vota) y con otros grupos afines, de la Cámara. Esta es la gran razón de la política del presidente Autonómico, Sr. Clavijo: hacer política empresarial, dedicada al negocio exclusivamente de los empresarios. Como faldero, fiel a sus amos.

La desregulación del territorio ante la próxima ley del suelo, que da poderes absoluto a los ayuntamientos y cabildos, anulando la Cotmac (solo tendrá alegaciones que serán tenidas en cuenta o no vinculantes, en las resoluciones propuestas) será demoledor para el quebradizo y fragmentado territorio de todo el archipiélago. La ley única y regulada por dicho ente anteriormente, será historia, y cada entidad oficial podrá actuar a su libre albedrío. Esta ley de barra libre, está destinada a ser filón para el pelotazo urbanístico.

El presente y el futuro de Canarias, que cada vez más depende del turismo, está en la protección de la naturaleza virgen y de respeto absoluto al paisaje isleño. Este paisajismo de la macaronesia es único en su modelo natural, por la idiosincrasia del territorio, su flora y fauna (además de su privilegiado clima). Máxime cuando casi el 50% del territorio está protegido. Y esta protección depende íntegramente, de los equilibrios naturales de los ecosistemas de sus rededores. La alteración de esta naturaleza por el hormigón y destrucción de la misma, le afecta gravemente en su identidad originaria, por lo que será un retroceso en cadena de desastres generados a los ecosistemas.

Esta es otra mina más de hacer dinero para los disparatados especuladores del suelo, que nada respetan en el paisaje marino o rural y sin importarles en nada, el medio ambiente; y para los presuntos intereses espurios, en determinados políticos de los ayuntamientos o cabildos, que sin apego de servicio a la comunidad, se arriman a la administración para sacarle el mejor de los beneficios pecuniarios. Solo don dinero es su ideología. En este apartado de corrupciones y sumarios judiciales nos hemos hartados, en cientos de casos por corruptos de toda índole en este país. Y podemos dar lecciones a muchos interesados en la inmoralidad especulativa (y directamente relacionada con los administradores de la política) con nuestro catón de la Cosa Nostra española.

El más arduo defensor, a capa y espada, de la naturaleza y del paisaje isleño, lo fue César Manrique. Este artista y naturalista fue el primero de España, en ser ecologista, cuando esta palabra ni se usaba como tal (y asimismo, tuvo el honor del ser el pionero del arte abstracto de nuestro país). En sus pensamientos escritos, anunciaba: “Yo soy naturalista, porque el naturalismo consiste en amar profundamente el misterio tremendo de la vida ante la naturaleza y el cosmos”. En su defensa y amparo del territorio, el paisaje y la identidad de la naturaleza canaria y su cultura arquitectónica, no dudó en enfrentarse dialécticamente, contra todos los brutales especuladores del paisaje lanzaroteño. Por esta causa, de lucha contra el cemento aniquilador del paisaje natural, fue persona ingrata para los inversionistas e impíos destructores de los ecosistemas. Alabo el rechazo de la Fundación César Manrique a esta nefanda Ley del Suelo.

El territorio isleño canario, por su carácter inversionista para nuevos complejos turísticos, es objeto de ambicionado deseo para las multinacionales de la especulación y del estropicio paisajístico. Por esta Ley del Suelo, se les ha puesto en bandeja de plata, esa oportunidad que demandaban y que el presidente Autonómico y su disparatada ley del territorio les ha ofrecido gustosa y alegremente en dádiva. Y los demás isleños que nos jeringuemos, que solo contamos para el voto, pero sin voz. Y sí con derecho al pataleo, ante tanta sinrazón con un bien patrimonial de todos, como lo es la naturaleza y pedazo de terruño en el que pacemos y habitamos.

Si bien no existen razones para anular la Cotmac, por una nueva y absurda ley tan sensible como la del territorio, que a todos los isleños nos afecta en nuestra forma de vivir y nuestra relación con el medio ambiente, no puede ser legislada hacia los intereses de unos pocos, máxime cuando muchos de esos constructores ni tan siquiera viven en nuestro Archipiélago. Esta decisión es muy grave y trascendental, para que sea consensuada por todo el cómputo de los canarios. No se puede legislar en base a unos criterios soslayadamente partidistas y de indecoroso apoyo y beneficio para los empresarios de la construcción, el turismo y la hostelería.

Tiene que ser una decisión unánime con la intervención de los todos los sectores implicados en este comprometido asunto de atentado contra nuestra delicada naturaleza canaria. Por lo que hay que escuchar a todas las partes que conforman la sociedad canaria (no la inversionista): sectores sociales, intelectuales, artistas, universidades, fundaciones culturales, grupos ecologistas, etc., para que aporten sus fundamentadas opiniones en este trascendental asunto. Sabido es que los representantes de la política en general, aunque tengan la confianza por los votos, sabemos que actúan con criterios arbitrarios y extremadamente parciales.

Que se abstengan de predicar con la falacia de los políticos de turno en el cargo, que toda esta decisión de cambiar la ley del suelo canaria, lo hacen en beneplácito de la manida y estúpida ‘creación de puestos de trabajo’. Bien saben que es un embuste para hacerlo colar en la plebe y hacernos comulgar con ruedas de molino. Busquen otros argumentos, porque este está muy trillado (por ejemplo, las cuentas en Suiza o en los paraísos fiscales con las cuentas offshore. Claro, que han sido por herencia o por haberse ganado la lotería).

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