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Seis policías aseguran que siempre se custodió la mochila bomba del 11-M

Así lo manifestaron en la decimoséptima jornada de juicio, en la que también declararon los agentes que revisaron el vehículo Skoda Fabia localizado en junio de 2004 en Alcalá de Henares, donde se hallaron restos biológicos de algunos de los supuestos autores del 11-M; los que realizaron el registro de la finca de Chinchón, y los que registraron el piso donde vivía el acusado Hamid Ahmidan.

Tres de los seis policías de la comisaría de Puente de Vallecas explicaron que participaron en la retirada de las “bolsas de basura grandes, de color oscuro” en las que se introdujeron los efectos y que estaban “en dos montones” en los andenes de la estación de El Pozo, vigilados por los agentes que estaban allí. Ninguno de los testigos fue capaz de precisar el número exacto de bolsas que recogieron -que estaban “anudadas” o cerradas con “cinta de embalaje”-, aunque indicaron que “posiblemente” fueron más de diez, y señalaron que, tras llegar a la estación, después de las 15.00 horas del 11 de marzo, hicieron una cadena humana para introducirlas en las dos furgonetas en las que las trasladaron.

El agente que iba al cargo de la operación de traslado relató que en un primer momento les ordenaron trasladar las bolsas hasta la comisaría de Villa de Vallecas, donde, al llegar, según dijo, no les dejaron descargarlas y se dirigieron a su comisaría, aunque tampoco las depositaron en ésta, ya que les indicaron que las transportaran hasta el recinto ferial de Ifema. Allí, según el relato de uno de los agentes, depositaron las bolsas en una “zona acotada” en el pabellón seis, que “siempre” estuvo vigilada, con cinta policial y con la identificación de “efectos personales de víctimas de El Pozo”

Preguntado por el abogado de la acusación que ejerce la asociación 11-M Afectados por el Terrorismo si cuando él estuvo custodiando esas bolsas “observó que algún policía de la escala superior de la ejecutiva o guardia civil o alguna persona abriese alguna de sus bolsas e introdujese dentro de ella alguna mochila azul”, este testigo respondió que no. Al regresar a la comisaría les dijeron que tenían que volver a buscar las bolsas y añadió que tras recogerlas de Ifema, sobre las 20.30 horas, regresaron al centro policial de Puente de Vallecas, donde las depositaron en una habitación “cerrada bajo llave” y con un funcionario custodiando la puerta.

Dos días en destino y en prácticas

En la comisaria dos parejas de agentes se encargaron de realizar un inventario de los objetos agrupados en las bolsas de basura, dos de cuyos agentes explicaron que hicieron esta labor después de que comenzara su turno a las 22.00 horas del 11 de marzo.

La agente, que llevaba dos días en ese destino, relató que fue ella quien encontró una bolsa de deportes en la que había un teléfono móvil del que salían unos cables que estaban conectados a “un paquete envuelto en plástico”, que “era evidente que se trataba de una bomba”, mientras que su compañero precisó que en la bolsa de plástico de la que partían los cables había un “número cinco sobre un papel”. Ambos policías coincidieron en que las labores de clasificación de efectos se pararon en ese momento y luego las retomaron otros funcionarios, por lo que el contenido de esa bolsa de basura no fue clasificado y no aparece en ninguna relación del total de 17 bolsas que fueron catalogadas.

Por su parte, los dos agentes de la Unidad Central de Información Exterior (UCIE) que practicaron el registro de una vivienda en el distrito de Usera, alquilada a nombre del imputado preso en Marruecos, Hicham Ahmidan, primo del suicida Jamal Ahmidan El Chino, relataron que se incautaron de “bastante cantidad de droga”. También encontraron documentos de identidad falsificados en los que aparecía la foto de “El Chino” con los datos del también procesado Otman El Gnaoui, y documentación del acusado Hamid Ahmidan -también primo de El Chino-, aunque señalaron que antes del registro no sabían que este último residía allí.

La sesión concluyó con las declaraciones de otros dos agentes de la UCIE que intervinieron en el registro de la finca de Chinchón, en presencia de Hamid Ahmidan, y explicaron cómo encontraron un zulo “hecho de ladrillo, forrado de porexpán y cubierto con una capa de aglomerado”. En un hueco de los cimientos del porche de la casa, continuaron los testigos, se incautaron de munición, fundamentalmente cartuchos y detonadores, y una vez dentro de la vivienda encontraron diversos efectos personales y muy poca documentación, “sólo anotaciones manuscritas y números de teléfono”.

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