Mucho interés general sin protección ambiental

“La Comisión [Provincial de Urbanismo de Las Palmas] estima primordial la conservación del conjunto de paisajes naturales parcialmente protegidos por el Real Decreto de Creación de la Junta Provisional de Protección de las Dunas de Maspalomas, con voluntad de ampliación expresada por ésta al Lago y al Palmeral, mediante la declaración de Paraje Natural de interés nacional, instando, en este sentido, a la Sala de lo Contencioso-Administrativo a que tome en consideración este criterio al ejecutar la totalidad de la sentencia, a fin de que por el órgano competente se adopten las medidas de planeamiento adecuadas para la preservación de los espacios naturales antes indicados, que garanticen su pleno uso y disfrute por toda la comunidad”.

Este es el último considerando del acuerdo adoptado por la Comisión Provincial de Urbanismo de Las Palmas el 24 de septiembre de 1983 al declarar “de interés público la conservación de la obra ilegal ejecutada sobre la parcela D del Plan Parcial El Oasis”, es decir, la parte del hotel Maspalomas Oasis construida sobre un suelo que tenía otra calificación urbanística. El hotel se mantuvo en pie pero ninguna de las recomendaciones urbanísticas de la comisión ni del patronato de protección de las Dunas de Maspalomas, fue escuchada en los despachos pertinentes.

Lo que importaba entonces era que no se ejecutara una sentencia del Tribunal Supremo, de febrero de 1978, que declaraba ilegal una parte del edificio del hotel Maspalomas Oasis por haber contravenido el plan parcial correspondiente e invadir un suelo con una calificación inadecuada. Una sentencia que ordenaba la demolición y que fue expropiada por la Comisión de Urbanismo de Las Palmas para atender la petición del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, presidido por Francisco Araña del Toro, y del comité de empresa del hotel, entonces propiedad de la familia del conde de la Vega Grande.

Se apelaba a los puestos de trabajo y a la consideración de hotel de lujo, el único en la zona por entonces, que ostentaba el Oasis, por el que transitaron las celebridades mundiales del momento.

El hotel se preservó pero nadie hizo caso de las recomendaciones ambientalistas que se recogían en aquel acuerdo firmado por el consejero de Obras Públicas, Ordenación del Territorio y Medio Ambiente de la Junta de Canarias, el socialista José Medina Jiménez.

Ni tampoco se tuvieron en consideración las recomendaciones del Patronato de Protección de las Dunas de Maspalomas, que en su reunión del 23 de marzo de 1983 adoptó, entre otros muchos, el acuerdo de proponer al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana “calificar como zona verde pública el palmeral que bordea el Sun Club del Oasis, y las zonas verdes establecidas por el Plan Parcial el oasis, colindantes con las parcelas A y F del mismo plan”.

Firmaron aquellas recomendaciones conocidos expertos como Bernardo Navarro, Federico Rivero, Carlos Guitián, Ignacio Nadal, Juan Carlos Reviriego y José Antonio Suárez.

Muy al contrario de hacerles caso, con el paso del tiempo y un planeamiento que declaraba la privatización del palmeral abiertamente, el hotel se vendió a la cadena RIU y ésta ha ido colonizando toda la pieza de suelo hasta ocupar gran parte los espacios destinados a uso público. Con su nuevo proyecto, la ocupación de lo que en los ochenta se pretendió preservar será casi total.

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