Condena de seis años para el hombre que arrojó a su mujer por un acantilado

La Audiencia de Las Palmas ha condenado a una pena de seis años de prisión por un delito de lesiones a un hombre que arrojó tres veces a su mujer por un acantilado en abril de 2004 en el norte de Gran Canaria, pero finalmente la auxilió y la trasladó a un centro de salud.

Según la sentencia hecha pública este jueves, el acusado Cristo Roberto Quesada Avero, en el que concurren las circunstancias agravantes de parentesco, alevosía y de aprovechamiento de las circunstancias del lugar y tiempo, deberá indemnizar a la víctima Lucía María R.E. con la cantidad de 27.000 euros por los daños físicos y morales causados.

Pese a que el fiscal solicitó una pena de 15 años de prisión por considerar los hechos como un delito de asesinato en grado de tentativa, el tribunal entendió que se produjo un cambio en la conducta del acusado, seguido de un auxilio eficaz, por lo que aplicó la figura del desistimiento voluntario que recoge el Código Penal, que lleva consigo la exención de responsabilidad.

Según los hechos probados, el acusado condujo en su vehículo a su esposa hasta la zona conocida como La Bajada, en el municipio de Santa María de Guía, con la excusa de buscar al hijo de ambos, pese a que el marido sabía que se encontraba en su casa.

Una vez allí, el acusado dijo a su esposa que se asomara al acantilado para llamar a su hijo, lo que aprovechó para empujarla hacia el precipicio, pero no logró su propósito de matarla porque se agarró a su marido, quien se excusó con que no sabía lo que le había pasado.

Posteriormente, cuando se dirigían hacia el vehículo, el marido de manera repentina le agarró de una pierna y de la cazadora a la altura de la espalda y la volvió a arrojar al acantilado, pero su mujer consiguió aferrarse a la vegetación que encontraba mientras caía.

La mujer le pidió ayuda y éste le respondió “hija de puta yo a ti te mato”, y se acercó al lugar donde estaba y la volvió a empujarla, y al dejar de rodar le volvió a pedir ayuda, y el acusado le respondió: “hija de puta todavía estás viva”.

El agresor cogió una piedra de grandes dimensiones y se la lanzó y le golpeó en un costado y en la cadera izquierda, ya que pudo protegerse la cabeza.

El acusado al ver que Lucía seguía viva descendió hasta donde se encontraba y, agarrándose a una roca, empezó a darle patadas, y ésta se agarró a los pies para evitar caerse.

El agresor cuando vio la cabeza de su esposa la miró y le dijo: “Dios mío lo que hice a esta mujer”, “ya me gané la cárcel”, “voy a tirarme”, lo que aprovechó su esposa para pedirle ayuda y decirle que no le iba a denunciar, y entonces el acusado comenzó a subir el acantilado mientras tiraba de ella, según los hechos probados.

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