Ciudadanos y autoridades dan el último adiós a Ramón Echarren

El féretro con los restos del obispo emérito de la Diócesis de Canarias, Ramón Echarren, fallecido el pasado día 25 de agosto, recorre la catedral de Las Palmas durante la misa funeral celebrada hoy. EFE/Elvira Urquijo

Efe

Las Palmas de Gran Canaria —

El obispo emérito de la Diócesis de Canarias Ramón Echarren ha recibido este miércoles el último adiós de ciudadanos y autoridades del archipiélago en un concurrido funeral en el que se ha alabado su trayectoria religiosa y personal y no han faltado muestras de cariño y admiración.

Oficiado en la catedral de Santa Ana de Las Palmas de Gran Canaria, en cuya capilla de Nuestra Señora de los Dolores reposarán desde hoy sus restos, el funeral de Echarren ha congregado a cientos de personas que han confirmado que la suya es “una memoria que está viva en el pueblo canario”, según ha señalado el su homilía el actual obispo de la Diócesis, Francisco Cases.

“Un pueblo al que él amó”, como constatan los cerca de 36 años que el religioso alavés pasó en el archipiélago, 27 de ellos (1978-2005) ejerciendo el puesto de obispo, ha remarcado Cases.

El prelado ha afirmado que “la vida de don Ramón está en la entraña del pueblo canario” y que prueba de ello es “la cantidad de vivencias, de anécdotas” que, referidas a episodios de la vida de Echarren, le han relatado personas de toda condición que le han asaltado por la calle para darle el pésame por su muerte.

Francisco Cases ha atribuido ese nivel de arraigo y afecto que ha dicho que cosechó el obispo emérito a cualidades como “su vivacidad” y “su humanidad”, así como a la de que “era muy generoso” y, en especial, a “su amor por los pobres y por la justicia”.

Valores que han subrayado también en los últimos días, desde que en la madrugada de este lunes se produjera la muerte del obispo emérito a la edad de 84 años, autoridades que no han querido tampoco perder la ocasión de despedirle en el funeral de este miércoles, y entre las que no ha faltado el presidente del Gobierno canario, Paulino Rivero (CC).

Ya en un comunicado que difundió el día mismo de su fallecimiento, Rivero lamentó el fallecimiento de Echarren y elogió su trayectoria, destacando que “fue siempre ejemplo de valentía y sensibilidad social” y señalando que “se caracterizó siempre por la defensa de los más pobres, con un discurso claro, directo, que le hizo merecedor del respeto y cariño de todos”.

También valoraron la personalidad del fallecido otras de las autoridades que asistieron a las exequias en su honor, entre las que estuvieron el vicepresidente del Ejecutivo autonómico, el socialista José Miguel Pérez, y la delegada del Gobierno en las islas, María del Carmen González Bento (PP); el alcalde de la capital isleña, Juan José Cardona (PP); y el presidente del Cabildo insular, José Miguel Bravo de Laguna (PP).

Así, Bravo de Laguna lo calificó como “un gran obispo de la Diócesis”, recalcando que fue “una persona seria, de convicciones, con una gran sinceridad y un gran espíritu social”, algo en lo que coincidió con Cardona, quien aludió al “carácter abierto y directo con el que siempre hablaba a todos los ciudadanos, y particularmente a los políticos”.

Unos y otros se sumaron, una vez finalizada la eucaristía, a un sonoro aplauso que todos los congregados en la catedral dieron en honor de Ramón Echarren.

Nacido en Vitoria en 1929, fue nombrado el 29 de noviembre de 1978 obispo de la Diócesis de Canarias, de la que fue primer pastor hasta el 26 de noviembre de 2005, fecha en la que renunció al cargo tras haber cumplido 75 años.

Ordenado sacerdote en 1958, Echarren se licenció en Teología por la Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y en Ciencias Sociales por la Universidad de Lovaina, en Bélgica, y el 22 de diciembre de 1969 fue nombrado obispo auxiliar de Madrid, donde realizó una intensa labor pastoral y social junto al cardenal Vicente Enrique Tarancón.

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