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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Leire Pajín le pidió que se marchara

José Manuel Corrales no pasará a la historia del socialismo canario. Ni siquiera para mal. Porque además de haber traicionado algunos principios innegociables del que fue su partido, traicionó en más de un par de ocasiones su propia palabra, los compromisos que adquirió tanto ante la Ejecutiva Regional como ante la Ejecutiva Federal. Porque Corrales pactó con la dirección regional del PSC no celebrar primarias en Santa Cruz y aceptar la candidatura de Julio Pérez. Acto seguido, en horas veinticuatro, celebró asamblea, convocó primarias y se proclamó candidato. Pero antes, allá por julio del año pasado, vulneró los estatutos del PSOE colando por la puerta de atrás un bloque de militantes que, con la apariencia de ser un movimiento vecinal, eran en realidad los compañeros de viaje de esa veleta de la política que se llama Odalis Padrón, a la que había incluso prometido un puesto en las listas municipales. Medio centenar de militantes que entraron con el censo ya cerrado que le venían bien para levantar el brazo a su favor en las votaciones delicadas. Cuando puso su situación en el límite, fue convocado a Madrid por Leire Pajín, por entonces secretaria de Organización, que le sugirió una salida “digna”, de las dignas de verdad: que dimitiera para que no se le expulsara por faltas graves. Corrales dijo que sí, pero cuando regresó a Tenerife se hizo fuerte en su Agrupación Local, y al grito de “libertad para los militantes oprimidos”, montó el pollo que montó, al tiempo que montaba el partido que ya todos conocen.

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