Máxima divulgación

Pero la desmesura tiene otras fatales consecuencias, además de las meramente políticas. La comunidad internacional vive momentos difíciles derivados de los atentados del 11 de marzo en Madrid, y los destinos turísticos tradicionales temen que pueda haber consecuencias. En ese contexto no parece muy recomendable que la clase política haga aspavientos por un suceso en el que se ven desgraciadamente envueltos decenas de turistas por unas endiabladas carreteras, y al que sigue un más desgraciado accidente de los servicios de rescate. Ver a continuación por televisión a un presidente de Gobierno compareciendo sencillamente para expresar sus condolencias y dar los nombres de los fallecidos es un error de comunicación de libro. Una cosa es no facilitar información, y la otra, una sobredosis.