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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Pero, ¿la solución no era la levitación magnética?

La hemeroteca es muy puñetera. Y la historia, ni les cuento. Después de estar al frente de Obras Públicas desde la década de los ochenta, con consejeros tan significados como Ildefonso Chacón, Antonio Castro Cordobez, José Ramón Hernández o Domingo Berriel, Coalición Canaria ha tenido que esperar a los cien días de la primera consejera socialista del ramo, Ornella Chacón, para descubrir que los déficits viarios que sufre Canarias, particularmente Tenerife, son culpa del Partido Socialista. Tal cual. Tantas décadas de control de la inversión en obra pública en manos del mismo partido dan para escribir una novela negra sobre financiación de la docena de las formaciones insulares (e insularistas, por supuesto) que dieron cuerpo a Coalición Canaria, y sobre cómo en alguna ocasión se construyeron carreteras innecesarias o se financiaron historietas de trenes para no dormir con tal de darle vidilla al tesorero en campaña electoral. Ocurrencias como la que un día puso sobre la mesa con gran entusiasmo de las fuerzas vivas tinerfeñas el que fuera presidente de su Cabildo durante doce años, Ricardo Melchior, cuando se presentó ante la opinión pública pregonando que tenía la solución para el transporte terrestre en la isla: el tren de levitación magnética. El aplauso fue clamoroso, casi unánime. De crónicas de un pueblo. Una solución que no sólo iba a acabar con los problemas de movilidad de Tenerife sino que, atención, iba a atraer a centenares de miles de turistas interesados solamente en montarse en el endiablado invento. Hubo contactos al más alto nivel con el fabricante alemán, que desde el principio sugirió amablemente que aquello era un disparate, y los medios de comunicación de la isla se hicieron eco con notable alborozo de la enésima ocurrencia de quien acaba de ser nombrado presidente de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de Tenerife para asegurarle una jubilación próspera. Un tren que tardaría sólo diez minutos entre el Puerto de la Cruz y la capital tinerfeña; que enlazaría los dos aeropuertos en veinte minutos y que consumiría muy poco territorio porque se podrían aprovechar las medianas de las autopistas. No estamos hablando de la edad de bronce, sino del otro día, ya con la crisis reconocida por todos, en pleno año 2010. ¿Cuánto, don Ricardo? Nada, calderilla, 3.000 millones de euros que se los levantaríamos a la Unión Europea. O al Estado, si es que somos la repolla. Hemos seleccionado para ustedes un fragmento de la entrevista que en 2010 le hizo Mayer Trujillo a Melchior en la tele autonómica. No se lo pueden perder.

La Vía Exterior

La solución del Transrapid, que es como se llama este intento -de momento fracasado- de transporte sobre levitación magnética, no ha sido la única ocurrencia que ha lanzado ATI durante la historia del conflicto carreteril en Tenerife. Todavía andan sus dirigentes agitando un viejo y ansiado proyecto, de nombre Vía Exterior, que tiene todo el olor, el color y el sabor de una gran operación urbanística marca de la casa. Se trataría de una autopista chachona que iría desde la rotonda del aeropuerto de Los Rodeos hasta la parte trasera de Radazul, con una brutal recalificación de suelo en sus márgenes que ya han comprado los tres empresarios de referencia cuyos nombres tienen ya todos ustedes en la cabeza sin necesidad de forzar la máquina más de lo prudente. La operación ya ha sido tumbada en algunas ocasiones por los movimientos ambientalistas, por los agricultores y por las demás fuerzas políticas, pero sigue siendo una idea recurrente que regresa a la palestra cada vez que se reaviva el problema viario en la isla. Por ejemplo, ahora. Todo ha de resolverse, por lo que se ve, con faraónicas obras públicas, con trenes que levitan, con autopistas transversales, y no con operaciones racionales que impidan en el futuro, por ejemplo, colocar una estación de guaguas como la de La Laguna, en el peor sitio posible.

ATI cierra filas

A pesar de la gravedad de la situación (y perdón por lo de gravedad), de un presidente de un Cabildo puenteando al Gobierno de Canarias –de su mismo color político-, nadie parece dar un paso razonable hacia el entendimiento. Los intentos –siempre tenues- de Fernando Clavijo por buscar una salida conciliadora se han tropezado con la respuesta abrupta de sus más directos correligionarios. A su petición de diálogo, que encontró la inmediata respuesta positiva de su consejera, respondió este fin de semana todo ATI y el propio Alonso elevando su órdago, y ya este mismo lunes, atreviéndose incluso a amenazar al portavoz socialista en el Cabildo de Tenerife con echar a todos sus consejeros –y a él mismo, claro- si no se plegaban a su posición política de exigir que el convenio de carreteras incluya quince millones de euros para la última fase del anillo viario insular sin que esté terminada la fase anterior. Un desafío tan navajero como ese debió recibir una respuesta inmediata del presidente del Gobierno y del PSOE. Sin embargo, tras el consejo de gobierno de este lunes, la portavoz gubernamental, Rosa Dávila, anunció la celebración de una reunión entre Chacón y Alonso de la que se enteraron antes los periodistas que los dos convocados, en lugar de aprovechar la feliz coyuntura provocada por el de Tenerife para organizar una cumbre con todos los presidentes de cabildos en la puedan despejarse incertidumbres y recelos, y así fortalecer la posición de Canarias frente a la cerrazón del Estado. Tampoco contestó el PSOE, vaya por dios, algunos de cuyos dirigentes se limitaron a mostrar su enorme cabreo por la chulería de Alonso y, en el mejor de los casos, anunciar con que “habrá respuesta, seguro”, en el caso de que el presidente del Cabildo de Tenerife se atreva a destituir a Aurelio Abreu y los suyos.

Las carreteras del Cabildo, en la Fiscalía

Puede que sea una casualidad, pero ya se sabe que las casualidades en la política canaria siempre terminan estrellándose o con un corrupto o con alguien que quiere tapar alguna corruptela. La Fiscalía Provincial de Santa Cruz de Tenerife ha decidido querellarse por la gestión del servicio insular de Carreteras del Cabildo de Tenerife durante el periodo 2007-2011, justo en manos de Coalición Canaria-ATI, el mismo partido de don Carlos Alonso, que accedió a la presidencia casualmente (otra vez) durante ese mandato. Según adelantaba anoche en Mírame TV el periodista David Cuesta, el Ministerio Público ha detectado que se hicieron pagos por servicios que no se prestaron y que hubo sobrecostes injustificados en varios contratos. En total, mira tú qué otra coincidencia, 17 millones de euros que se parecen una barbaridad a los 15 que quiere gestionar para sí el presidente insular. Quien descubrió todo el pastel en el mandato anterior (2011-2015) fue precisamente fue responsable del servicio en esa Corporación, el socialista José Luis Delgado, que casualmente ahora ocupa la Dirección General de Carreteras del Gobierno de Canarias a las órdenes de la consejera Ornella Chacón. La actitud de Delgado de tirar de la manta y descrubrir los chanchullos incrustados en el Cabildo de Tenerife fue uno de los motivos por los que Carlos Alonso redujo a la insignificancia las responsabilidades socialistas en la reedición del pacto de gobierno en este nuevo mandato. Hay por medio un jefe de servicio y una directora general (cargo político de ATI), y el primero está colaborando de lo lindo con la Justicia. Y ya que estamos hablando de causalidades, puede que haya sido esa actitud de denuncia la que ha animado mucho al presidente del Cabildo a enfrentarse a la Consejería de Obras Públicas de cuyo equipo forma parte el denunciante. Nada mejor que una escandalera populista paara tapar tus propias vergüenzas. Las órdenes cursadas desde la Ejecutiva Regional del PSOE son que nadie se mueva de sus posiciones. Si alguien tiene que ceder en este pulso es Coalición Canaria, sostienen.

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