Soria, a Coalición

Así que metido Mauricio en una conspiración de café con leche, invita a almorzar en el club Óliver de Santa Cruz a Miguel Zerolo y a Jorge Bethencourt, confesor espiritual y asesor de prensa del alcalde. Y ambos se dejan (invitar) y permiten que vengan al pie. En el otro lado de la mesa, Mauricio y José Manuel Soria. Faltaban unos días para la Semana Santa y acababa de suspenderse, por arte de la desmesura, un delicado pleno de debate de la nacionalidad. El tiempo jugaba a favor de Mauricio, que ya sabía cómo iba a actuar CC ante la investidura de Zapatero. “Mira, Miguel, la cosa está clara. Tú eres nuestro hombre para el 2007, y cuando digo nuestro me refiero a mí y a Manolo [Soria]. Adán no lo está haciendo nada bien y su tiempo político se agota. Pero necesitas un apoyo fuerte en Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, y éso es lo que te venimos a ofrecer”.