Sobre este blog

El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

Dos caballeros de triste figura

Los dos provienen de la calle, de buscarse la vida, de un trapicheo por aquí, un braguetazo por allá, pero siempre con el mismo objetivo: situarse entre la burguesía influyente, bien la puramente mercantil o bien la de más apariencia nobiliaria. José Miguel Suárez Gil y Giovanni Carenzio encarnan a la perfección el paradigma de pícaro encumbrado por una sociedad mediocre adoradora del becerro de oro y tan falta de escrúpulos como saturada de hipocresía. El uno, el también conocido como Zorro Plateado, vive sus momentos más bajos en un lugar donde siempre temió acabar, la prisión provincial del Salto del Negro, a la que no ha acudido por un delito relacionado con sus negocios, sino por uno de violencia machista. Bien es cierto que encañonó a su esposa un fatídico 4 de enero de 2011 porque con la inevitable ruptura de su matrimonio se desmoronaba la fachada social que éste le había proporcionado y se ponían en peligro los negocios que había puesto a nombre de su pareja. Carenzio, el otro palanquín de esta historia, pasa largas temporadas en Nápoles tratando de alejarse del terremoto que generó al presuntamente estafar a unas cuantas decenas de personas que confiaron en él sus ahorros y/o su dinero negro para que lo multiplicara milagrosamente. También su matrimonio con una notable de la burguesía grancanaria, Loli Molina de Aguilar, le permitió penetrar en determinados círculos sociales muy celosos de quienes pisan sus alfombras, pero una vez dentro, explotando como explotó Suárez Gil sus cualidades relacionales, ejercer la picaresca al más alto nivel.

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