Otros casos sonados

No recordamos una reacción tan drástica ni estrambótica del Parlamento contra un ciudadano. Si no contamos, claro, la expropiación forzosa y casi militar de las casas adyacentes a la Cámara, anulada por la Justicia tras muchos años de abuso. Pero en el caso de las presuntas coacciones que ha apreciado la Mesa, habrá que recordarle otros sonados casos, como el aviso lanzado a través de la radio por Alberto Amorós, que también anunció acciones penales contra aquel diputado que le atribuyera delitos. O más pintoresca: aquella primera página de El Día con las fotos de los diputados traidores que iban a votar a favor de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Se les llamó de todo y se les amenazó casi con la excomulgación. No vimos a Alfredo Belda (o a sus mentores ultraderechistas) desmelenarse entonces. Ni a ningún secretario de la Cámara tan bien adiestrado para tramitarlo todo a una velocidad de vértigo.