Un 'descuido' aboca a Ecopalma a la disolución

La Asociación de Productores y Consumidores Biológicos de La Palma (Ecopalma) corre el riesgo de disolverse en los próximos días por “un descuido burocrático”. La entidad, creada hace diez años y considerada un referente en el desarrollo de la agricultura ecológica en la Isla, ha convocado para el próximo 4 de junio una asamblea general extraordinaria en la que se intentará 'in extremis' salvarla, según ha informado su actual presidente, Alejandro Hernández. La reunión tendrá lugar en la antigua escuela unitaria de El Planto de Santa Cruz de La Palma.

La cuestión administrativa que puede llevar a Ecopalma a su desaparición, explica Hernández, se deriva de “la última asamblea general extraordinaria, celebrada el 15 de febrero de 2011, donde se eligió una nueva junta directiva”. Expone que “el acta no se notificó al Registro Canario de Asociaciones, y los libros que se transmitieron no estaban debidamente diligenciados como marca la normativa, hecho que tampoco se comunicó a la nueva junta”.

Añade que se trató de “seguir con la normal actividad de la asociación, aceptando los cargos, anotando los apuntes en los libros sin diligenciar e intentando contactar con el Registro, lo cual es muy difícil, para regularizar la situación”.

El 24 de septiembre de 2012, continúa, se desarrolló “otra asamblea general extraordinaria, donde se eligió una nueva junta directiva”. Finalmente, “tras ver la imposibilidad de contactar con el Registro de Asociaciones por vía telefónica, se acordó la celebración de una asamblea general extraordinaria el día 4 de junio de 2013 para tratar el tema de disolver la asociación por la imposibilidad de cumplir con las obligaciones registrales, lo cual limita el cumplimiento de los fines estatutarios y la ejecución de actividades, por ejemplo, las acogidas a los fondos europeos Leader”. A todo ello, añade, “se une la poca implicación de productores y consumidores ecológicos, no renovando las cuotas sociales debido a la coyuntura económica actual”.

Alejandro Hernández hace un llamamiento “al sector para intentar salvar la entidad” que ha sido, destaca, “un referente en materia agroecológica en los últimos 10 años”. También considera que las administraciones públicas han de “mojarse” para “arreglar este obstáculo burocrático”.

Apuntó que “hay pendiente proyectos en el presente año de índole social y de desarrollo sostenible” que permitirán “la creación de algunos puestos de trabajo”. Indica que, “si se disuelve Ecopalma, probablemente”, tales iniciativas “la retomarán otras asociaciones sin ánimo de lucro”.

Entiende que “el objetivo de Ecopalma de implantar un modelo de desarrollo sostenible en La Palma y Canarias, no se puede perder por un descuido burocrático”. Por tanto, anuncia, “en caso que se acuerde disolver la entidad, fomentará la creación de una nueva con similares fines partiendo de una base legal y mejorando incluso el trabajo hecho en los últimos 10 años”.

Alejandro Hernández insistió en que, entre los objetivos de Ecopalma, figura “el concienciar a consumidores y productores de que un nuevo modelo de desarrollo sostenible, basado en los principios de la 'permacultura', es posible y necesario en La Palma y Canarias”. Sin embargo, subraya, “lamentablemente, en la Isla, con más de 200 operadores registrados oficialmente con un certificado ecológico, la mitad en el subsector del plátano, nos encontramos que no hay una sola cooperativa que trabaje estos principios”. Es más“, enfatiza, ”a día de hoy solamente llegamos a 12 personas las asociadas a Ecoplama, viéndonos en la necesidad de reflexionar sobre la existencia de la entidad“.

Ecopalma, según se indica en la página web de la asociación, “desde su constitución en el año 2003 hasta la fecha ha venido desarrollando en la Isla una función divulgativa y de cohesión de todas las actividades relacionadas con la agroecología en todas sus facetas, desde el agricultor como principal eslabón de la cadena, que tiene que suministrar un producto con las mejores condiciones para ser consumido garantizando las buenas prácticas de cultivo, hasta el consumidor, consciente de lo importante que es la alimentación para la salud”.