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Opinión - ¿Y ahora qué? Por Marco Schwartz

El Málaga descubre la ineficacia del plan alternativo del Tenerife

Al Málaga le dio con dos golpes al mentón arrancando cada tiempo y un portero fiable para llevarse la victoria en el Heliodoro y, de paso, descubrir que al Tenerife solo le funciona el plan que le ha llevado a las puertas de la promoción. La derrota de los blanquiazules abunda en su carencia más repetida en el curso. Desde que pierde la ventaja en casa la asoman las prisas y se obliga a jugar con la propuesta que peor maneja mientras la ansiedad le va comiendo.

El éxito del Málaga no descubrió nada que no se hubiera visto en el curso. Arrancó esperando al grupo de Ramis y en cuanto se fabricó una vuelta en velocidad, le bastó con forzar dos desajustes para abrir el marcador: un fallo coral, primero con una indecisión entre León y Pomares que dejó habilitada la llegada de Ismael para poner una pelota mansa al área chica, luego la flojera de Carlos Ruiz y Mellot para permitir un cabezazo plácido de Vadillo y, entre medio, la incapacidad de Dani para atacar los balones volados. Se quedó clavado bajo el larguero y no llegó al remate.

El 0-1 cambió de guion el partido del Tenerife y le sometió a una pesadilla que desnudó su incapacidad para generar ocasiones frente a un rival acomodado con la renta, correcto en las coberturas y fiado a un portero que creció en lo que se consumían los minutos y respondió sin tachas las tres veces que remataron francos los locales. Antes de la pausa, un disparo violento de Enric Gallego (m.45+2). Después –de regreso de un tiro al poste de Ismael (m.60) que pudo ser el 0-3– con un tiro envenenado de Moore (m.63) que cazó con una mano a la escuadra. Y de últimas, un mano a mano mal negociado por Mollejo (m.89) en el que no se venció en lo que el atacante le encaraba.

Y nada más que no fuera mucha voluntad en lo que Ramis iba cambiando de cartas en la mesa. Con fútbol directo para que desde las bandas cayeran balones al área no le daba al Tenerife. Sin medio juego –a medio gas un Aitor Sanz diezmado y lejos de su mejor versión Corredera–, fiado a las conducciones de Mellot, tapado Pomares para evitar –su mejor arma– que la pusiera en carrera, se fueron espesando los locales en una primera entrega decepcionante de un equipo que solo maneja algo parecido a la épica cuando defiende un 0-0 o una ventaja.

Amaneciendo el segundo capítulo, Mellot vino a protagonizar una escena cruel para la nota alta con la que cerrará su primera temporada en la Isla. Se lio en la salida de un balón sin mayor complicación, lo perdió y habilitó otra contra del Málaga que cogió mal puesto al Tenerife. Cayó llegando al área Luis Muñoz, le respondió bien Dani en la suerte que mejor domina, pero se quedó vendido –como los centrales– para atacar el segundo balón, que sí definió Febas.

Ramis ya había quitado al descanso a Mario para buscar con Andrés más agitación –por más que Andrés ha perdido la chispa de sus primeras comparecencias–, pero con el 0-2 pidió cartas nuevas e hizo un triple cambio con nada que perder. Entraron a la vez Moore, Míchel y Nahuel y se entregó el Tenerife a otro partido, enfebrecido, en una segunda versión de sus capacidades de la que solo sacó en claro que cuando juega Moore se originan por su flanco, una y otra vez, llegadas con ventaja.

Otra cosa es que de los centros de Moore se deduzca obligatoriamente una ocasión de gol. Cuando se aplica el rival en los cruces, como este domingo, o cuando no llega a Gallego algo distinto a un globo es probable que no pase otra cosa que un sobresalto en la grada. De hecho, el acto más pulcro de Moore fue el remate citado que obligó a Dani Martín. Su ausencia en el once de arranque, visto lo que da el Elady de mayo, entra en los arcanos de Ramis.

La contribución de Michel y Nahuel no fueron triunfos en la mano. El centrocampista tuvo media hora para asearse. Empujó la presión del Tenerife treinta metros, se arrancó alguna vez en la conducción y se hartó de tirar faltas y córners sin pólvora. Nahuel, al cabo, está en otra dimensión para lo que exige este momento.

Devenido fracaso el plan B, acabó por desconcertar el Tenerife. No debería tener comprometida su presencia en los cruces por el ascenso, pero a dos jornadas de cerrar la Liga vuelven asomar las mismas dudas que dejó tras las visitas de Eibar, Las Palmas, Valladolid o Almería. Negocia los partidos en el Heliodoro como los mejores mientras no encaje o marque primero, pero con la corriente en contra –necesitado entonces de otro juego y otros jugadores– se obliga a jugar como no acostumbra. Le ha dado para una temporada soberbia, regularísima, pero puede que la épica no case con su forma de ser. Se verá.

(0) CD TENERIFE: Dani Hernández; Mellot (Moore, m.57), Carlos Ruiz (Sergio González, m.82), José León, Pomares; Mollejo, Corredera, Aitor Sanz (Michel, m.57), Elady (Nahuel, m.57); Mario González (Andrés, m.46) y Enric Gallego.

(2) MÁLAGA CF: Dani Martín; Ismael, Escassi, Peybernes, Víctor Olmo (Cufré, m.46); Dani Lorenzo (Lombán, m.86), Genaro, Luis Muñoz (Paulino, m.62), Brandon; Febas (Víctor Sánchez, m.86) y Vadillo (Chavarría, m.78).

GOLES: 0-1 (m.8) Vadillo. 0-2 (m.48) Febas.

ÁRBITRO: Eduardo Prieto Iglesias (Comité navarro). Amonestó a Aitor Sanz (m.36), Enric Gallego (m.71), Michel (m.85) y Pomares (m.85), y a los visitantes Víctor Olmo (m.31), Peybernes (m.56), Chavarria (m.85) y Brandon (m.90+3).

INCIDENCIAS: Partido de la 40ª jornada de LaLiga SmartBank 21-22, jugado en el estadio Heliodoro Rodríguez López ante 14.672 espectadores. Antes del encuentro se homenajeó al CV Haris y al CB Canarias por la consecución de sus recientes títulos, de Liga y Copa, y de Basketball Champions League, respectivamente.