Septiembre de 2023, un ejemplo de la ruina de precios percibidos por los plataneros canarios

Imagen de archivo con recogida de piñas de plátanos en una finca isleña.

Román Delgado

Santa Cruz de Tenerife —

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La pregunta de partida es bien sencilla: ¿a qué se refieren los productores de plátanos de Canarias cuando afirman que el cultivo, sin meter en la ecuación las cantidades perdidas o destruidas por la elevada pica (inutilización o retirada de fruta, la que no entra en el mercado) en lo que va de año (lo que sería mucho peor), ha sido un negocio ruinoso durante 2023?

La respuesta a esta interrogante se refleja con claridad en el cuadro de precios medios liquidados en septiembre pasado (uno de los últimos cerrados), según las distintas categorías de fruta, a los agricultores que comercializan a través de la cooperativa palmera Agusa, integrada en la organización de productores de plátanos (OPP) Coplaca, la número uno en las islas, atendiendo a su producción comercializada anual.

En lo que va de año, los productores locales de plátanos, a través de la organización Asprocan (aglutina a las seis OPP de las islas), han solicitado a la Consejería de Agricultura del Gobierno de Canarias, y esta ha autorizado, la retirada del mercado (pica) de unos 22 millones de kilos hasta la semana 43 de 2023, la última de octubre pasado (la inutilización pedida y aprobada es la suma de las picas obligatoria y voluntaria), principalmente por los bajos precios de venta en el principal y casi único mercado de exportación que tiene la fruta canaria, el de Península, y por la mayor presencia y competitividad en él de la banana.

En relación con este fenómeno, la organización Asprocan ha afirmado en varias ocasiones que “la causa [de la retirada de fruta] es el alto nivel de producción que de forma constante se ha producido como consecuencia del incremento medio de la temperatura, por encima de grado y medio”, de manera más pronunciada este año. Según esta organización agrícola, “2023 es hasta el momento el año de mayor producción de plátano en Canarias” y “las peticiones [de retirada a Agricultura] son cantidades máximas que se cubren en función de la disponibilidad de los Bancos de Alimentos a recibir la fruta, porque una parte de lo solicitado [como pica a Agricultura] es opcional” o voluntario.

El sector productor isleño coincide en que el año 2023 está siendo muy malo en precios y ventas para todos los plataneros de las islas, sobre todo si se compara con el magnífico 2022, el año posvolcán de La Palma, e incluso el 2021. Tras ese bienio con precios percibidos aceptables (2021) o muy buenos (2022), ha llegado la debacle en 2023, con una caída fortísima en las cotizaciones, en términos generales, y con problemas para la comercialización a precios remunerativos para el agricultor local en muchas semanas a lo largo de este año, de manera especial en los meses de verano y hasta incluso en este octubre.

Pero ¿qué significa que los precios han sido una ruina? Pues muy sencillo: que lo que recibe el agricultor de vuelta (tras un año de trabajo), el ingreso en su cuenta bancaria tras liquidarse el precio de transacción en Península y restar todos los gastos de envío y de empaquetado (no se incluye el coste de producción), no llega ni para cubrir, en muchos casos, el coste medio de producción que tiene su explotación por kilo, justo de lo que se quejan y algo que viene ocurriendo de forma habitual este año desde hace ya muchas semanas. 

La garantía legal de tener cubiertos, al menos en teoría, los costes agrarios de producción es el núcleo de la nueva Ley de Calidad Alimentaria, una norma estatal ya aprobada (en diciembre de 2021) que no se aplica al plátano isleño tras la petición de Asprocan, aceptada por mayoría en el Congreso (PSOE, PP, CC…), de dejar a esta fruta fuera de tal marco jurídico.

Y luego está lo aún menos asumible: que, en algunos casos, más de la cuenta, el precio percibido no solo no es remunerativo, sino que es tan bajo que ni sumando la ayuda directa cobrada con cargo al programa Posei se alcanza para sacar algún beneficio a la fruta cortada (si no se manda a la pica).

El cuadro de liquidaciones de septiembre pasado que aquí se presenta, los de la cooperativa Agusa, integrada en la OPP Coplaca y con implantación en la isla de La Palma, sirven de ejemplo de lo que está ocurriendo en más meses de la cuenta en este 2023, un año para olvidar.

Ni con la suma de la ayuda comunitaria de 0,30 euros por kilo

Lo primero que refleja esa tabla de precios medios liquidados por semanas en septiembre pasado es que lo ingresado al platanero por la entidad comercializadora local, tras la venta de la fruta y descontados todos los gastos de comercialización, muy pocas veces supera los 0,60 euros por kilo, salvo para las categorías de mayor calidad, como son la Natur (súper extra convencional, la calidad máxima) y la Ecológica A (cultivo con mayor coste de producción que el convencional), y no en todas las semanas del mes.

Ello significa que, en la mayoría de los casos, ni con la suma de la ayuda comunitaria, unos 0,30 euros por kilo, al precio percibido del mercado se alcanza para cubrir los costes de producción de un kilo de fruta y así obtener algún beneficio. Y no es solo que ya el mercado no te permita subsistir, no; es algo peor, pues se trata de que a veces no se llegan a cubrir los costes de producción de la explotación con la suma de lo que aporta el mercado (lo que termina abonando la cooperativa y llega a la cuenta del productor) y la ayuda comunitaria. Por eso, justo por eso, los agricultores canarios hablan de precios de ruina en este 2023, sin beneficios obtenidos incluso contabilizando la ayuda directa comunitaria.

En Canarias, el coste de producción de un kilo de plátanos está como promedio en la horquilla de 0,60 a 0,70 euros, lo que significa que, si el retorno dinerario por la venta de la fruta solo alcanza una media de 0,30-0,40 euros por kilo (en estos meses ha sido hasta mucho), con los recursos percibidos del mercado no les llega a los productores canarios para cubrir costes ni teniendo en cuenta la ayuda del Posei de 0,30 euros por kilo producido.

Este subsidio, con una ficha anual de 141 millones de euros en el programa Posei (fondos de la Unión Europea) para todos los agricultores de plátanos de Canarias, se ingresa en dos pagos semestrales: el próximo de enero de 2024, para la parte comercializada en el primer semestre de 2023, y el segundo abono, antes del 30 de junio de 2024, para la cortada en el segundo semestre de 2023.

Más producción y menos consumo de frutas no estacionales

Sobre los bajos precios en destino, Asprocan expone que en “Canarias se ha incrementado significativamente la producción comercializada, tanto en España como fuera de nuestro país, en un contexto de caída del consumo en todas las frutas no estacionales. Eso a pesar de que el producto cuenta con un competidor directo un 45% más económico en situación de fuerte inflación”. 

La organización que agrupa a las seis OPP canarias indica que “continuaremos motivando el incremento del consumo y la disposición a pagar más por la calidad diferenciada”. Una medida imprescindible para Asprocan “es igualar las condiciones de producción con terceros países y perseguir el dumping sistemático que hace la banana en España, siendo el mercado con precio de banana más barato de la UE”.

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