De la intuición a los datos: por qué medir importa en la comunicación pública
MMI Analytics / MMIAnalytics
En cualquier administración pública, desde un pequeño ayuntamiento hasta una consejería autonómica, existe una pregunta que se repite a diario en los gabinetes de comunicación. No importa el tipo de institución, el tamaño del equipo ni el volumen de actividad: siempre llega ese momento, pocas horas después de que se envía un comunicado, en el que alguien, habitualmente desde una dirección política o técnica, plantea la cuestión clave: “¿Funcionó mi nota de prensa?”
La pregunta parece sencilla, pero esconde uno de los mayores problemas estructurales del sector. Responderla exige saber si la información ha conseguido abrirse camino entre la saturación informativa, si ha sido recogida por los medios adecuados, si ha tenido continuidad más allá de su envío inicial y si ha generado el impacto suficiente para justificar el esfuerzo comunicativo. Y, sobre todo, exige saberlo a tiempo para poder actuar.
Durante mucho tiempo, los gabinetes resolvieron esta cuestión con métodos que dependían casi por completo de la intuición y la experiencia. La valoración del impacto se apoyaba en percepciones, llamadas a medios de confianza, rastreos manuales de titulares o revisiones de informativos cuando el ritmo de trabajo lo permitía. Ese modelo, eficaz en un ecosistema mediático más estable, resulta insuficiente en el panorama actual, donde la información circula a gran velocidad y donde una pieza de radio o un corte en televisión puede condicionar de inmediato la agenda pública.
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