Cómo un hotel en Costa Adeje identificó un problema de servicio en 72 horas (antes de que escalara en redes sociales)

Hotel en Costa Adeje

MMIAnalytics / Redacción

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El 15 de febrero, a media mañana, el director de comunicación de un hotel de cuatro estrellas en Costa Adeje revisaba la información habitual sobre reputación online. No esperaba encontrar nada fuera de lo normal. La puntuación global en TripAdvisor seguía estable, las valoraciones recientes eran aceptables y no había señales evidentes de que algo estuviera cambiando en la percepción de los huéspedes. Sin embargo, esa estabilidad aparente se quebró cuando una herramienta interna, basada en inteligencia artificial, detectó un patrón que había pasado totalmente inadvertido para el equipo humano.

Ocho comentarios escritos en solo setenta y dos horas mencionaban, con matices distintos, un mismo problema: un trato poco amable por parte del personal de recepción durante el turno de tarde. Las puntuaciones no eran desastrosas. La mayoría situaba la experiencia global en cuatro estrellas. Pero el texto coincidía en un aspecto tan concreto que apuntaba a un cambio real en la experiencia del cliente y no a una anécdota aislada. Fue precisamente esa detección temprana la que evitó que el problema se extendiera durante semanas y se convirtiera en una conversación pública más difícil de gestionar.

El equipo utilizó el Analista de Reseñas Turísticas, la aplicación de MMI Analytics basada en inteligencia artificial que interpreta comentarios textuales y detecta patrones imposibles de ver en un cuadro de mando convencional. En la versión gratuita, que analiza los últimos siete días, la herramienta identificó automáticamente la concentración de quejas, comparó la frecuencia de ese tipo de menciones con semanas anteriores y contextualizó el problema respecto a temporadas similares de años anteriores. El resultado no era una alerta genérica, sino un análisis estructurado que mostraba con claridad que ese patrón no aparecía en periodos previos y que, por tanto, era una anomalía significativa.

A partir de ahí, la reacción fue inmediata. El director de comunicación compartió el informe con la dirección del hotel y con el responsable de recepción. La conversación evitó especulaciones y se centró en datos objetivos: cuándo aparecían las quejas, quiénes las formulaban y qué describían con más precisión. El análisis textual mostraba que la percepción negativa se concentraba en el turno de tarde durante los fines de semana y afectaba sobre todo a turistas británicos que valoraban positivamente otros aspectos del hotel.

La reunión interna permitió reconstruir lo que estaba ocurriendo. Un empleado recién incorporado, todavía en fase de adaptación, había asumido varias jornadas consecutivas en ese turno concreto. La presión del mostrador, sumada a la falta de formación y apoyo, había derivado en interacciones tensas que el personal no había identificado como un problema estructural. Lo que para el equipo parecía una situación cotidiana, para los turistas se había convertido en un motivo recurrente de incomodidad.

El hotel actuó en veinticuatro horas. Se ajustaron los turnos, se reforzó la formación del empleado y se revisaron los protocolos de acogida en la recepción. Tres días después, el sistema volvió a analizar los comentarios y confirmó que la tendencia había desaparecido. Ningún nuevo huésped mencionaba el problema. La situación no llegó a redes sociales, donde la amplificación habría sido mayor y más difícil de controlar. Un conflicto que podía haber dañado la reputación del establecimiento durante semanas quedó resuelto sin necesidad de grandes intervenciones.

El caso ilustra algo que los gabinetes de comunicación conocen bien: las crisis no siempre empiezan con grandes titulares ni con puntuaciones que se desploman. A menudo nacen en comentarios aparentemente inofensivos que, al repetirse, indican que algo está fallando. La diferencia entre gestionarlas y prevenirlas está, cada vez más, en la capacidad de leer esas señales tempranas.

El Analista de Reseñas Turísticas no sustituye el criterio humano, pero sí amplía la capacidad del equipo para identificar estas situaciones antes de que la percepción se consolide. La aplicación automatiza la parte más repetitiva: leer todas las reseñas, comparar periodos de tiempo, interpretar patrones, detectar anomalías y agrupar menciones por temas. Esa automatización permite al personal centrarse en el análisis y la toma de decisiones, no en procesar manualmente información dispersa.

La interfaz conversacional facilita además que el análisis se integre en la rutina del gabinete. Basta con indicar qué hotel, zona o periodo se quiere revisar y qué aspectos preocupan más. El sistema estructura la información y devuelve un análisis claro y útil para la gestión diaria. La lógica SaaS garantiza que la herramienta esté siempre disponible, sin instalaciones complejas y con actualizaciones continuas. Para organizaciones que buscan eficiencia y homogeneidad de criterios, poder confiar en un sistema que aplica siempre los mismos parámetros de lectura marca una diferencia sustancial.

En un entorno donde la reputación turística influye directamente en reservas, decisiones estratégicas y comunicación institucional, contar con datos en tiempo real se ha convertido en una necesidad. Los comentarios no solo dicen qué ha ocurrido, sino cómo lo ha vivido el huésped y qué expectativas tenía al llegar. Esa información es valiosa tanto para los hoteles como para las asociaciones sectoriales o los responsables públicos que diseñan políticas turísticas.

Lo ocurrido en este hotel de Costa Adeje demuestra que la inteligencia artificial, cuando se utiliza de forma responsable, no automatiza la comunicación ni decide por los profesionales. Lo que hace es asegurar que ninguna señal importante pase desapercibida. Procesa una gran cantidad de información, la ordena con rigor metodológico y permite actuar antes de que un problema se convierta en tema de conversación pública.

La diferencia entre reaccionar y prevenir reside, a menudo, en un margen de setenta y dos horas. Contar con análisis inmediato, criterios homogéneos y datos reales no elimina los problemas, pero sí facilita que las organizaciones los afronten con información suficiente y con capacidad de respuesta. Esa es, precisamente, la función para la que ha sido diseñado el Analista de Reseñas Turísticas: ampliar la mirada de quienes están al frente de la comunicación y darles el tiempo que necesitan para actuar.

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