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OPINIÓN | 'Una juventud frustrada', por Enric González

Educación para la Ciudadanía

Es sarcástico que quienes impusieron en su día a las escuelas la obligatoriedad del catecismo y avalaron la formación de generaciones en el franquismo hablen hoy de adoctrinamiento. Los obispos pecan, con perdón, de integristas, de ese fundamentalismo tan criticado a los islamistas extremados. Al fin y al cabo, el fundamentalismo es hacer prevalecer la religión (una forma de entender la religión, mejor) sobre gobiernos, parlamentos y personas, que es lo que quieren los monseñores.Reclaman las conciencias ciudadanas como patrimonio exclusivo suyo a conservar mediante la sumisión, la ignorancia y la incultura. Recuerdo aún a los curas anatematizando a las personas de “ideas avanzadas” (y/o “modernas”): las buenas eran las atrasadas y antiguas; en este caso, el nacionalcatolicismo franquista con el que tan bien les fue.Por cierto: dentro de pocos días cumple 70 años la Carta Pastoral de los obispos españoles que, además de justificar el Alzamiento de Franco, lo santificó elevándolo a Cruzada. Los obispos hicieron así de la guerra civil una “yihad”. Por eso no les va la memoria histórica que permite adquirir críticamente conocimientos que les contraríen. Aunque en el fondo, para qué engañarnos, tratan por encima de todo de preservar, mediante el pío chantaje permanente, los privilegios de la Iglesia. Con notable éxito pues acaban de obtener del Gobierno un sistema de financiación menos transparente y comprensible que el misterio de la Santísima Trinidad. Los obispos aprovecharon la que estaba cayendo y Zapatero fue incapaz de ponerlos en su sitio y dar un maldito paso hacia el Estado laico, es decir, el no sometido a la influencia religiosa, que de eso se trata.No sería justo ocultar que hay organizaciones y sectores en desacuerdo con la CEE. La Federación Española de Colegios Religiosos (FERE), por ejemplo, defiende la nueva asignatura. Los creyentes católicos de MOCEOP, otro ejemplo, piensan que los obispos no relacionan los valores humanos a impartir “con los valores morales presentes en el Evangelio”. Valgan de botón de muestra.

Es sarcástico que quienes impusieron en su día a las escuelas la obligatoriedad del catecismo y avalaron la formación de generaciones en el franquismo hablen hoy de adoctrinamiento. Los obispos pecan, con perdón, de integristas, de ese fundamentalismo tan criticado a los islamistas extremados. Al fin y al cabo, el fundamentalismo es hacer prevalecer la religión (una forma de entender la religión, mejor) sobre gobiernos, parlamentos y personas, que es lo que quieren los monseñores.Reclaman las conciencias ciudadanas como patrimonio exclusivo suyo a conservar mediante la sumisión, la ignorancia y la incultura. Recuerdo aún a los curas anatematizando a las personas de “ideas avanzadas” (y/o “modernas”): las buenas eran las atrasadas y antiguas; en este caso, el nacionalcatolicismo franquista con el que tan bien les fue.Por cierto: dentro de pocos días cumple 70 años la Carta Pastoral de los obispos españoles que, además de justificar el Alzamiento de Franco, lo santificó elevándolo a Cruzada. Los obispos hicieron así de la guerra civil una “yihad”. Por eso no les va la memoria histórica que permite adquirir críticamente conocimientos que les contraríen. Aunque en el fondo, para qué engañarnos, tratan por encima de todo de preservar, mediante el pío chantaje permanente, los privilegios de la Iglesia. Con notable éxito pues acaban de obtener del Gobierno un sistema de financiación menos transparente y comprensible que el misterio de la Santísima Trinidad. Los obispos aprovecharon la que estaba cayendo y Zapatero fue incapaz de ponerlos en su sitio y dar un maldito paso hacia el Estado laico, es decir, el no sometido a la influencia religiosa, que de eso se trata.No sería justo ocultar que hay organizaciones y sectores en desacuerdo con la CEE. La Federación Española de Colegios Religiosos (FERE), por ejemplo, defiende la nueva asignatura. Los creyentes católicos de MOCEOP, otro ejemplo, piensan que los obispos no relacionan los valores humanos a impartir “con los valores morales presentes en el Evangelio”. Valgan de botón de muestra.