Por lo tanto, habrá que esperar pacientemente a que se corra el velo y terminemos por descubrir los arcanos que encierra el expediente de la hemodiálisis, aún a sabiendas de que la verdadera chicha, el solomillo a desmenuzar, está más bien en los alrededores, en las gestiones políticas, en el papel determinante del ex asesor de Sanidad Javier Artiles; en el grado de compromiso adquirido por su concuño Mario Romero Mur; en la participación fantasmagórica de la promotora inmobiliaria Inprocansa; en la dejación de funciones de la ex consejera de Sanidad, Mercedes Roldós; en el indisimulado nerviosismo que se ha vuelto a apoderar de modo convulso de José Manuel Soria, y en el escudo protector que ha desplegado alrededor del líder del PP el consejero de Presidencia y Justicia, José Miguel Ruano. Ya sabemos, porque aquí todo se termina sabiendo, que Lifeblood presentó contratos de compromiso, al menos con Gambro, y que las cantidades económicas desembolsadas o por desembolsar aparecen tachadas en el expediente. Y sabemos, porque lo declaró la multinacional sueca, que el mismo contrato se suscribió con otras empresas concursantes, lo que desdice cualquier razonamiento adjudicador relativo en exclusiva al proveedor de la maquinaria.