Además del topo, hay otros seres vivos que saben que la mejor vida puede estar unos metros por debajo de donde pisamos. Ya son varios los propietarios de suelo en estas Islas que andan muy mosqueados al comprobar que el dueño de las dichosas cuadrículas mineras es siempre el mismo. Lo de mosqueados entiendan que es un mero eufemismo, porque lo que de verdad tienen es un cabreo monumental por el ventajismo con el que alguien jugó esta manita. El consejero de Industria, Luis Soria, tendrá que desayunarse con el nuevo proyecto de ley que sobre la cuestión se debe enviar en los próximos meses al Parlamento de Canarias. Presiones razonables no van a faltar para que esa norma devuelva a un camino algo más justo lo que su predecesora de carácter nacional dejó en tan pocas manos (¿dos?).