Canarias Ahora Opinión y blogs

Sobre este blog

La portada de mañana
Acceder
Israel amenaza con una guerra en Líbano
Moreno y Rueda piden que el Gobierno busque mayorías para los Presupuestos
Los problemas que no preocupan a los españoles. Opina Rosa María Artal

Ratones que bailan en ausencia del gato

Aprovechando la visita del honorable José Miguel Suárez Gil a Tenerife para asistir en la Cámara de “su colega y amigo” Ignacio González al encuentro que celebraba el embajador de Marruecos -sin Sur delante- con empresarios canarios, la hija de Carlos Medina convocó un encuentro de mujeres empresarias en la sede de León y Castillo. Es fácil colegir que las mujeres empresarias, merced a la coincidencia de fechas, quedaron muy a salvo de posibles intromisiones. Dicen las lenguas que hablan -ni buenas, ni malas, sino todo lo contrario- que Medina Solís no se lleva precisamente bien con el presidente plateado. Tan poco bien que delegó en su hija todas sus responsabilidades como miembro de la cúpula cameral, haciendo valer la máxima de que los cargos no son personales, sino propiedad de las empresas que concurrieron a las elecciones. Y si aplicamos otra máxima menos comercial, la del palo y la astilla, podemos suponer lo relajada que fue la reunión para la vástaga sin Suárez Gil cerca.

Aprovechando la visita del honorable José Miguel Suárez Gil a Tenerife para asistir en la Cámara de “su colega y amigo” Ignacio González al encuentro que celebraba el embajador de Marruecos -sin Sur delante- con empresarios canarios, la hija de Carlos Medina convocó un encuentro de mujeres empresarias en la sede de León y Castillo. Es fácil colegir que las mujeres empresarias, merced a la coincidencia de fechas, quedaron muy a salvo de posibles intromisiones. Dicen las lenguas que hablan -ni buenas, ni malas, sino todo lo contrario- que Medina Solís no se lleva precisamente bien con el presidente plateado. Tan poco bien que delegó en su hija todas sus responsabilidades como miembro de la cúpula cameral, haciendo valer la máxima de que los cargos no son personales, sino propiedad de las empresas que concurrieron a las elecciones. Y si aplicamos otra máxima menos comercial, la del palo y la astilla, podemos suponer lo relajada que fue la reunión para la vástaga sin Suárez Gil cerca.