Operarios del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria retiran una media diaria de 5.000 kilos de algas de la especie invasora Rugolopterix okamurae, llegadas al litoral del barrio marinero de San Cristóbal, en la zona cercana al Castillo de San Pedro.
El concejal de Ciudad de Mar, Pedro Quevedo, acompañado de los responsables del servicio ha supervisado este martes los trabajos que realizan los operarios “en una zona muy complicada por lo irregular del terreno”, según ha indicado el edil en un comunicado difundido por el Ayuntamiento.
En él se indica que los expertos han aconsejado la retirada por tratarse de un alga invasora que ha colonizado amplias zonas del fondo marino en otras latitudes y suponen un peligro para la biodiversidad marina.
La acumulación de esta especie está delimitada en la zona de marisco, próxima al Torreón de San Pedro. “Esta zona funciona como una especie de embudo y las algas, arrastradas por el viento y el oleaje, se acumulan en este espacio litoral, si bien el resto del barrio y la playa de La Laja no están afectadas”, ha explicado Quevedo.
La llegada de estas algas ha activado el operativo de gestión sostenible de esta materia orgánica, por parte del servicio de limpieza de Ciudad de Mar del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, para evitar que su descomposición, junto a la Avenida Marítima, afecte a la salud de los vecinos del barrio de San Cristóbal y al público que pasea por la zona.
El servicio de limpieza y mantenimiento de las playas y el litoral, que gestiona FCC, continuará durante los próximos días con la retirada, que se debe efectuar de manera manual, con rastrillos, y con equipamiento mecánico.
El concejal de Ciudad de Mar ha recordado que la estrategia con las algas que llegan arrastradas es retirarlas de manera razonable ya que “cumplen una función importante en el mantenimiento del ecosistema”.
El alga asiática Rugulopteryx okamurae es una especie exótica incluida en el Catálogo español de especies exóticas invasoras, señala el Ayuntamiento.
Desde su detección en el año 2015 en las costas de Ceuta y posteriormente en la Península Ibérica, ha mostrado un elevado carácter invasor en las costas españolas, produciendo importantes impactos económicos en el sector pesquero, así como impactos ecológicos, amenazando la biodiversidad de los fondos marinos, una situación que no tiene precedentes.