Quinta ola en Canarias: Tenerife, Fuerteventura y La Palma alcanzan incidencias récord no vistas en toda la pandemia

Basta con echar una ojeada a la curva de la incidencia acumulada facilitada por el Gobierno de Canarias para comprobar que el archipiélago se encuentra sumido de lleno en su quinta ola de la pandemia de coronavirus. En esta ocasión, además, se están alcanzando cifras no vistas antes en las islas, que en general se han movido en niveles de incidencia envidiables si se los comparaba con el resto del territorio. Sin embargo, en esta ocasión, con la vacunación avanzada, a las puertas del verano y con la variante india circulando con velocidad por el país, las islas se enfrentan a un nuevo envite del virus.

Esta quinta ola dio sus primeros pasos afectando a la isla de Tenerife a comienzos de junio. Fue entonces cuando terminó el descenso en los números que reflejaban la incidencia acumulada (IA) en la isla y que se venía dando desde mediados de diciembre. Costó meses, pero la isla logró poco a poco doblegar la incidencia, que llegó al máximo de 136 casos a mediados de aquel mes para alcanzar el mínimo de 41 casos a finales de mayo. Aunque entonces no se sabía, se tocó fondo entre el 30 de mayo y el 1 de junio, y desde entonces no se ha dejado de subir, hasta presentar este martes una IA disparada hasta los 195 casos a siete días y 364 a 14 días. Esto es riesgo extremo, según el semáforo de incidencia del Ministerio de Sanidad, ya que se superan ampliamente los umbrales de 125 y 250 casos (IA a siete y 14 días, respectivamente). Además, desde la semana pasada, cuando se llegó a los 137 casos (IA a siete días) ya se batió el récord alcanzado en la ola anterior, justo antes de Navidad, y que implicó que Tenerife sufriera las restricciones más severas hasta el momento en plenas fiestas. Ahora cada día desde el pasado 3 de julio se dejan atrás esos números con nuevas marcas históricas en cada jornada.

Y no es la única isla en la que se dispara la incidencia. En realidad, esto está ocurriendo ahora mismo en casi todas, a excepción de Lanzarote y La Graciosa. Las demás han visto saltar sus curvas de incidencia desde una relativa tranquilidad a picos, en algunos casos, no vistos previamente en esta pandemia. Ocurre así en Fuerteventura y en La Palma; Gran Canaria, La Gomera y El Hierro también suben, pero aún están lejos de las altas cotas alcanzadas en olas anteriores, lo que no significa que no estén también viendo empeorar rápidamente sus números.

Fuerteventura llegó a tener una IA a siete días de solo 5 casos por cada 100.000 habitantes el pasado mes de mayo, a principios, pero comenzó también una rápida escalada, con algunos descensos, que la han llevado ahora a superar con creces y en unos pocos días su cota más alta marcada previamente. Fue en marzo cuando llegó a los 114 casos; ahora ha llegado al máximo de 162 este lunes.

Por último, La Palma, que muestra la subida más vertiginosa de todas. En solo siete días ha pasado de una IA de solo 4,8 casos a 128 (IA a siete días), su peor dato desde que comenzó la pandemia. La subida ha sido tal que se aprecia casi como una línea vertical en los gráficos de la Consejería de Sanidad. De tener menos de cinco casos activos, la isla presenta ahora más de un centenar, lo que ha llevado al director del Área de Salud de La Palma, Kilian Sánchez, a pedir colaboración de la ciudadanía con los rastreadores para lograr dar con todas las personas infectadas.

Los datos inéditos de estas islas, sumados a los de las demás que también suben, han impulsado la media de la IA de todo el Archipiélago también a cotas nunca antes vistas. El 1 de junio se tocó fondo con 31,9 casos. El máximo era hasta ese momento de 105 casos, que se logró a principios de septiembre. Apenas cinco semanas después el dato ha escalado hasta los 147 casos este martes.

Causas de la gran escalada de casos

Comparando esta quinta ola con las previas en las islas salta a la vista que hay una gran diferencia: el número de ingresados en hospitales es mucho menor, así como el número de fallecidos. Esto se debe, en gran medida, al avance de la vacunación. Las mayoría de las personas mayores de 70 años en las islas, más vulnerables al coronavirus, están vacunadas, así como el personal de los centros sociosanitarios y personas dependientes (grupos vacunados al 100% en Canarias).

Este martes permanecen 39 personas en UCI con coronavirus, y otras 245 en planta. Estas cifras están muy alejadas de las vistas anteriormente, cuando no había comenzado la vacunación y había más de 80 personas en las UCI isleñas, cerca de su máximo de capacidad. Así pues, los casos graves, los que requieren hospitalización, son menos numerosos que en olas previas. Sin embargo, ese número también está empezando a subir. De hecho, este mismo martes el Hospital Insular de Gran Canaria ha anunciado que dispondrá de una planta más para atender a pacientes con COVID porque la que tiene ahora mismo (la planta 8) está casi ocupada al 50%. Además, un dato relevante: cinco de ellos ya habían recibido las dos vacunas.

La principal sospechosa de este avance tan rápido de los contagios es la variante delta, conocida como india, que es mucho más infecciosa que la británica (hasta ahora mayoritaria en las islas).

El Gobierno ha solicitado al TSJC que autorice un toque de queda nocturno para las islas que alcancen el nivel 3 o 4 de alerta sanitaria como principal escudo para frenar los contagios.

Una variante más contagiosa, sumado a que han decaído las restricciones a la movilidad nocturna (toque de queda) y territorial (cierres perimetrales) y las medidas más severas en la hostelería (tumbadas por el Tribunal Superior de Justicia de Canarias para los niveles 3 y 4), a la llegada del verano y a la falsa sensación de seguridad que da el estar vacunado, aunque sea con una sola dosis (y por tanto, no inmunizado aún) han confluido para crear el caldo de cultivo perfecto para este estallido en los positivos en las islas.

Este panorama hace que subir el nivel de alerta en algunas islas no tenga ya el efecto que tenía antes y más de un año y medio después de estallar la pandemia, la nueva normalidad se antoja todavía como algo lejano.