El discurso de la extrema derecha y el negacionismo de la violencia de género que se cuela en las redes sociales está fraguando en la juventud canaria. El pasado año un estudio de la Universidad de La Laguna reflejó que la mitad de los jóvenes niega la violencia de género y otro del Instituto Canario de Igualdad evidenció que un 20% de los jóvenes canarios admite haber ejercido la violencia machista, pero además el 70% de la juventud conoce algún caso de violencia de género en su entorno y el 20% de las chicas la han sufrido y un 40% considera bastante o muy probable sufrir violencia en el futuro. El dato más actual, el de llamadas al 112 para alertar de situaciones de violencia de género en el primer trimestre de año concluyó que las llamadas entre niñas menores de 15 se ha triplicado con respecto al año 2021. El dato no es especialmente elevado, pero sí que se ha disparado con respecto a un año.
La directora del Instituto Canario de Igualdad, Mónica Fumero, subraya a este periódico que este aumento de llamadas puede tener dos lecturas. Por un lado, el discurso de la extrema derecha está calando, pero las chicas también dan más la voz de alarma. No obstante, sí que se detecta este aumento de la violencia de género en edades tempranas, y es una cuestión “que nos preocupa y nos ocupa”, insiste. Fumero afirma que es alarmante que la extrema derecha lance “argumentos que violan los derechos humanos” y lamenta que se haya naturalizado hablar de esto “sin tapujos”. Además, reprocha que se hable de violencia intrafamiliar pese a que existen tratados internacionales que definen la violencia de género.
Fumero insiste en la necesidad de prevenir las violencias machistas trabajando coordinadas con Educación. Por ello, recuerda que se han elaborado numerosos materiales didácticos para trabajar en las aulas en materia de igualdad y por el respeto de los derechos humanos, que remarca que deben estar por encima de las ideologías. Entre esas guías destacan guías como la de “ni trato ni trata.Callar no es una opción”, otra para luchar contra la gordofobia, de autocuidado, entre otras en las que se están trabajando, como en el material para visibilizar la mutilación genital femenina. En estas semanas, además, el ICI y la Consejería de Educación han remarcado además otras herramientas para trabajar la violencia machista en el aula como los proyectos Escape en la biblioteca o Unfollow.
El Servicio de Atención a Mujeres Víctimas de Violencia SAMVV 1-1-2 recibió 3.476 llamadas durante los tres primeros meses de este año, casi un 5% más que en el mismo periodo del año pasado. Del total, las llamadas al servicio del 112, el 61% (2.118) fueron de emergencia (situaciones de peligro inminente), las de información fueron 801 (23%) y las de urgencia 557 (16%). En cuanto a las edades de las víctimas se destaca que 46 eran menores de 18 años; 831 de 18 a 35 años; 902 de 36 a 55 años y 246 eran mujeres mayores de 55 años.
La pandemia que olvidó a la adolescencia
La activista feminista Pamela Palenciano ha estado esta semana en Canarias de gira con su monólogo No solo duelen los golpes en una serie de funciones con adolescentes impulsada por la Dirección General de Juventud del Gobierno regionnal. Considera que precisamente esta etapa de la vida, la adolescencia, ha sido la gran olvidada durante esta pandemia y esto ha traído como consecuencia ese aumento de la violencia, de los trastornos alimenticios, de los problemas de salud mental… entre otros. Sostiene que el negacionismo y los discursos contra el feminismo se están colando por parte de la extrema derecha pero también a través de las redes sociales por parte de personas que ejercen influencia en la juventud y que está dejando esa “semillita” en la gente más joven.
La experta subraya que es imprescindible prevenir la violencias machistas y para ello hay que trabajar desde la educación en todos los ámbitos. “Hay todo un sistema que confunde a la juventud”, recuerda. Hace unos años eran las películas de princesas que ahora se perpetúan en otras historias de amor romántico que realmente no enseñan a “querernos bien”. En los últimos cinco años ha detectado una involución precisamente por la normalización de ciertos discursos que le han provocado que pueda llegar a sentir miedo tras acabar sus funciones. Por ello, es contundente al afirmar que “la ultraderecha nos odia a todas las feministas por igual y por ello tenemos que estar más unidas que nunca”.
Relaciones basadas en el control
El diagnóstico que publicó el pasado año el ICI puso de manifiesto que es “preocupante” la generalización de las prácticas de control en la pareja, “las relaciones tóxicas basadas en el control, el acoso sexual, las nuevas formas de violencia, sobreexposición y humillación de las mujeres en los medios digitales; el amplio consumo de pornografía basado en prácticas sexuales de dominación, cuando no denigrantes o abiertamente violentas contra las mujeres, o las prácticas de ligue, que son uno de los principales reductos de exhibición y ejercicio de la masculinidad dominante”.