Pamela Palenciano: “La ultraderecha nos odia a todas las feministas por igual y por ello tenemos que estar más unidas”

Pamela Palenciano en el teatro Víctor Jara en Gran Canaria.

Jennifer Jiménez

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Un clima de seguridad y confianza impregna todo el espacio cuando el monólogo No solo duelen los golpes de Pamela Palenciano va tomando forma sobre el escenario. La activista feminista relata su experiencia vital, marcada por las múltiples formas de violencia de género que su exnovio de la adolescencia ejerció sobre ella. “El monólogo cambia según el público, con adolescentes me adapto a su lenguaje”, asegura a este periódico cuando finaliza la obra. Su objetivo es trabajar la prevención para que no haya más adolescencias rotas por el machismo, pero pese a que lleva 19 años representando esta pieza, la ha ido amoldando a los nuevos tiempos, haciéndole frente a los ataques de la extrema derecha, a los vetos y al negacionismo que se cuela en las redes sociales por parte de personas a las que sigue un gran público joven. En los últimos cinco años ha detectado una involución precisamente por la normalización de ciertos discursos que le han provocado que pueda llegar a sentir miedo tras acabar sus funciones. Por ello, es contundente al afirmar que “la ultraderecha nos odia a todas las feministas por igual y por ello tenemos que estar más unidas que nunca”.

El humor, la risa y el llanto se entremezclan en esta pieza artística que dibuja una relación de machismo en la que sufrió violencia psicológica, física, humillaciones, manipulaciones, violación o dos intentos de asesinato. Una espiral que no se produce de la noche a la mañana y que va creciendo con cada discusión, con cada mes que pasa junto a esa persona que le va borrando su sonrisa y que provoca que deje de ser ella misma, por la que se aísla en nombre del “amor”, o más bien de lo que en ese momento pensaba que era amor. “No nos hablan de cómo querernos”, lamenta Palenciano, que relata que hay todo un sistema que construye esa idea equivocada de lo que es el amor. En una de estas representaciones un joven le pregunta qué puede hacer para no ejercer comportamientos machistas en la pareja, y ella emocionada destaca que con el hecho de plantearse a su edad esta cuestión ya está haciendo mucho por “cambiar el mundo”. “Esa pregunta no es común y cuando me la hacen me parte el alma y me pongo a llorar porque esta pregunta si fuera más común, el mundo iría de otra manera”, destaca después a este periódico. 

Así es como el monólogo remueve conciencias tanto en chicos como en chicas que en las distintas funciones llegan a afirmar haberse sentido identificadas con algunas de las situaciones relatadas. Otras personas le insisten en lo valiente que les resulta que se suba a un escenario y lo represente. Palenciano señala que durante años se han realizado campañas dirigidas a prevenir que las chicas puedan llegar a ser víctimas de violencia de género y a empoderarlas, pero con los chicos hay que hacer un trabajo también. “Hay que darle una vuelta al discurso porque ya se trabajan las nuevas masculinidades, pero no son tantos los hombres que hacen esto en las aulas, somos más las mujeres feministas que estamos llenando las aulas y nosotras también tenemos que decirles a los chicos, oye por ahí no”, añade. En su obra, representa al personaje de Antonio (su expareja) como espejo de lo que es la conducta de un maltratador, pero apunta que hay otras fórmulas para poder trabajarlo. “Y si estuviéramos más unidas dentro del movimiento feminista y no tan divididas seguramnete entre todas encontraíamos fórmulas”, remarca. 

El avance de la extrema derecha, cuestiones como el llamado pin parental, la división del movimiento feminista o el dinero que mueven determinados youtubers para llegar a los jóvenes destaca que son elementos que han construido un muro con el que hace cinco años no se encontraba a la hora de transmitir su mensaje. Se trata de una “involución”, pues asegura que ahora siente mucho más miedo de que algunas personas se enfaden demasiado con su obra. Las querellas que le han interpuesto desde la extrema derecha, ya todas archivadas, asegura que también han hecho mella en su cuerpo, aunque intenta que “lo positivo pese más”. “Son cinco años de soportar una persecución”, insiste. Recuerda que hay humoristas que hablan de la cultura de la cancelación pero explica que hay una diferencia entre el miedo a decir algo que a la gente no le pueda gustar, por miedo a que te juzguen, pero en su caso ha llegado a tener miedo de ser agredida, amenazada o denunciada por defender los derechos humanos.

Una mirada interseccional 

El monólogo de Pamela Palenciano también tiene una mirada interseccional, es decir, habla de privilegios y de racismo. Por ello reivindica tanto la palabra acuerpar, que ha tomado de las compañera centroamericanas después de haber vivido varios años en El Salvador. “Yo de mis compañeras centroamericanas he aprendido más de lo que he aprendido aquí y de cómo ellas que a pesar de que sean personas que piensan distinto y sean mujeres que tengan disidencias políticas feministas, a la hora de la hora se acuerpan” y remarca que “deberíamos aprender más del feminismo comunitario”. 

Su trabajo en materia de prevención de las violencias machistas ha ido evolucionando en los últimos años, pasando de la exposición de fotografía a un taller de violencia de género hasta transformarse como monólogo de violencias patriarcales. “Ha cambiado y evolucionado mucho y desde 2019 para acá ha cambiado todo”, afirma. Pese a los bulos, las campañas de difamación y el discurso negacionista sigue dando la cara y poniendo el cuerpo para que la juventud no pase por las mismas situaciones que ella atravesó y por avanzar hacia un mundo libre de violencia de género. Subraya que ha sido una forma de sanarse y agradece a su psicóloga que la animara en su día a dar ella estas charlas. 

En Canarias, en el último año se han triplicado las llamadas por violencia de género por parte de niñas menores de 15 años. Además, en una encuesta presentada en enero del año pasado por el Instituto Canario de Igualdad se reflejó que  el 70% de la juventud conoce algún caso de violencia de género en su entorno y el 20% de las chicas la han sufrido y un 40% considera bastante o muy probable sufrir violencia en el futuro. La generalización de las prácticas de control en la pareja fue otro dato alarmante de ese estudio, por lo que la directora del ICI señala que es un tema que “nos preocupa y nos ocupa”. Entre las actividades para erradicar estas violencias se encuentra el trabajo de prevención y por ello la Dirección General de Juventud del Gobierno regional ha impulsado la gira de este monólogo por Canarias en la que han participado más de 2.000 estudiantes. Este viernes su experiencia vital fue aplaudida en el teatro Víctor Jara, en Santa Lucía de Tirajana, en un encuentro donde se generó una conexión especial con el público juvenil, visiblemente emocionado.

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