La celebración en junio de 2024 del campeonato de España de Tiro levantó una polémica después de que este periódico publicase las imágenes captadas por una asociación que denunció el estado en el que se dejó el lugar, plagado de fragmentos de proyectiles, restos de platos de tiro desperdigados por una amplia zona y disparos que causaron daños en la flora local. Pese a que el Ayuntamiento mostró entonces su malestar por las condiciones en las que quedó la parcela, situada en los aledaños de Los Llanos de Ifara, en el sur de Tenerife, en el municipio de Granadilla de Abona, este 2025 está proyectada la celebración de otro campeonato similar, esta vez de ámbito regional, desde este jueves hata el domingo, día 18.
“Sin duda todo esto supondrá mayores daños medioambientales y destrucción paisajística”, en una zona “especialmente importante para las aves así como para la fauna terrestre ya de por sí amenazada”, denuncia el colectivo Imastanen.
“Tras lo sucedido el año pasado, el propio Ayuntamiento se mostró en desacuerdo con la celebración del evento, no constando como colaboradores para este año”, señala la organización, que resalta que sí aparecen como colaboradores el propio Cabildo insular y el Gobierno de Canarias, así como diferentes clubs, armerías y federaciones competentes. “No entendemos cómo se sigue permitiendo la celebración de este tipo de eventos, con el rastro medioambiental negativo y los daños evidentes sobre los ecosistemas que comportan y que no se exijan responsabilidades, colaborando y patrocinándolos”, critica.
El colectivo pone el acento en la vulnerabilidad de los yacimientos arqueológicos presentes en el área: “Nos preocupa de manera especial, ya que a día de hoy siguen sin protegerse adecuadamente, pese a la cantidad de estudios realizados por diferentes empresas arqueológicas que han catalogado el enclave como de especial relevancia arqueológica insular por la gran cantidad de grabados, estructuras habitacionales y material en superficie presentes, entre otros muchos valores. El valor cultural de esa zona perteneciente al municipio de Granadilla, se complementa con multitud de bienes etnográficos y arquitectónicos y una riqueza biológica extraordinaria que convierte esa zona en un tesoro paisajístico excepcional”.
Cabe señalar que esta misma semana se ha conocido que la DIrección general de Patrimonio del Gobierno canario ha abierto un expediente sancionador al Cabildo de Tenerife por destruir parte de un yacimiento etnológico en Arico durante unas obras del ITER, así como que se ha impuesto una sanción de 229.000 euros al proyecto Cuna del Alma, en Adeje, por destruir un yacimiento arqueológico.
El colectivo Imastanen denuncia que este campeonato no es el único que se ha celebrado este año en parajes naturales Tenerife. El 26 y 27 de abril tuvo lugar el Campeonato Insular de Recorridos de Caza en Hoya Grande, en Adeje. Se trata, precisamente, de otra zona del sur de la isla “amenazada por un pelotazo urbanístico en forma de campo de golf y apartamentos”. La parcela, como ya Imastanen ha denunciado en varias ocasiones de manera pública, “es especialmente importante en cuanto a riquezas patrimoniales y medioambientales. Numerosos yacimientos arqueológicos se verán afectados directa o indirectamente por el proyecto, pese a contar con la catalogación correspondiente, lo cual no afecta a la concesión de permisos y autorizaciones para su ejecución”.
Este Campeonato Insular de Recorridos de Caza contó con la financiación del Área de Deportes del Cabildo y la colaboración del Ayuntamiento de Adeje y otros colaboradores.
El colectivo relata que dos semanas después de la celebración del evento de tiro ha podido comprobar que el lugar permanece “contaminado por los residuos de innumerables fragmentos de platos y cartuchos de escopeta”. Se trata, describe, de “un panorama idéntico al presentado por la zona de Ifara el año pasado y que habla de la absoluta falta de interés por parte de las autoridades competentes a la hora de hacer respetar la ley y exigir el mínimo impacto sobre el territorio, ante cualquier práctica humana”.
Imastanen considera “inadmisible que las mismas autoridades que deberían ser garantes de la conservación y protección de las ya de por sí amenazadas zonas de especial valor arqueológico y medioambiental sean las mismas que subvencionen y patrocinen estos campeonatos en espacios naturales tan sensibles. Todo ello sin que se garantice una debida vigilancia y cumplimiento de los protocolos de actuación requeridos en este tipo de entornos”.
Hoya grande, añade, pese al plan de impacto medioambiental presentado por la promotora del campo de golf previsto, en el que apenas mencionaba algunos ejemplares marginales, cuenta con amplias zonas de hábitat de Echium Triste, planta que fuera protagonista de la paralización temporal de las obras de la urbanización Cuna del Alma, en el Puertito de Armeñime. Es una especie botánica que cuenta con el reconocimiento de Especie Protegida bajo la categoría de “protección especial” y que tras las lluvias comienza a brotar por todo el área, recuerda Imastanen. “Los daños sobre estas poblaciones de plantas se hacen particularmente evidentes, tal y como hemos podido comprobar en estos días. Pero no solo hemos hallado ejemplares de Viborina Triste pisoteados, sino que otras especies muestran signos del daño provocado por una actividad de estas características y la consiguiente presión sobre el terreno”, relata.
Por ello, concluye, “nos parece un error de origen el que se permita la utilización de estos espacios para eventos de estas características, existiendo otros más óptimos que sí garantizarían una afectación menor sobre el entorno natural. Pero ante la concesión de permisos y autorizaciones correspondientes, nos parece gravísimo que no se establezcan protocolos y señalizaciones que adviertan de las consecuencias legales que comporta dañar la flora y fauna locales. Ningún tipo de protección o señalización sobre los yacimientos, exponiéndolos a posibles daños debidos al transitar de los participantes y a la caída de fragmentos. Y más grave aún si cabe nos parece que tras la finalización del evento y ante el panorama de residuos común a prácticas de esta índole, no se exija responsabilidad alguna a los organizadores y el lugar quede convertido en un mar de residuos y plantas machacadas”.