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El Pinar y La Restinga: bosques, volcanes y mar en el extremo sur de El Hierro

Casas de Taibique, en El Pinar (El Hierro). VIAJAR AHORA

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Desde el pueblo de San Andrés, la carretera HI-4 se acerca al mar en una prolongada cuesta abajo que cubre buena parte del municipio del Pinar, el tercero de los territorios en los que se divide la isla de El Hierro. Lugar de pagos dispersos y campos encerrados por muros de piedra que, al viajero experimentado, le recordará a los paisajes irlandeses o escoceses. Isora es el último de los pueblos de las medianías herreñas en la banda de levante. A escasos kilómetros de las zonas altas del paisaje de Timijiraque, este pueblecito de casas tradicionales es la típica población agrícola del interior de la isla. Uno de sus atractivos es la cercanía del abismo que cae en vertical hasta Las Playas.

Poco antes de llegar a las primeras casas de El Pinar, una pequeña entrada (HI-402) se interna en un bosque de pinos que culmina en el Mirador de Las Playas. El terreno se interrumpe de manera abrupta con un precipicio de más de 800 metros de altitud que separa el altiplano herreño de la zona de Las Playas. Un mirador habilitado por el Cabildo Insular permite disfrutar sin peligro de una de las vistas más espectaculares de la isla. “La vista es, desde luego, una de las mejores de las islas: de pie en la parte alta de aquella inmensa pared, dominando el pequeño llano al que rodea, vemos como rompen las olas –sin poder oír su rugido debido a la distancia- y como planean las aves en el vacío. La transparencia del aire nos permite ver los objetos claramente, aunque reducidos en tamaño, como si lo hiciéramos a través de una lente”. Esto lo escribía la viajera inglesa Olivia M. Stone a finales del siglo XIX. Y la verdad es que las cosas han cambiado muy poco. Esa es una de las grandes virtudes de la isla: el haber conservado casi intacta su medio natural y, sobre todo, su idiosincrasia.

Las poblaciones de Taibique y Las Casas forman el núcleo urbano de El Pinar. Aunque se trata de dos poblaciones distintas, el crecimiento poblacional de esta zona ha provocado que ambas poblaciones estén, en la actualidad, prácticamente unidas. El Pinar es una de las zonas agrícolas más importantes de la isla y su importancia como zona de producción agrícola (destaca la producción de vino) va unida al apego de sus habitantes a las tradiciones. El Pinar es, también, cuna de grandes artesanos (sobre todo cestería y trabajo de la madera) y folcloristas. En su casco urbano (en realidad una red dispersa de veredillas perpendiculares a la carretera HI-4) destacan la coqueta iglesia de San Antonio Abad, un edificio construido en el siglo XIX que presenta, como peculiaridad más curiosa, un campanario exento al cuerpo principal del templo, algo que se repite en la iglesia de La Frontera (ver guía de La Frontera).

Conviene hacer un pequeño paseo por las empinadas callejuelas de El Pinar. Esta población cuenta con muy buenos ejemplos de arquitectura popular y rincones muy pintorescos. Las casas suelen tener pequeños huertecillos y algunas hasta lagares para exprimir el mosto de la uva. Siguiendo la carretera desde Valverde, los visitantes pueden hacer una parada en el Mirador de Tanajara, un balcón natural situado en lo alto de un pequeño cono volcánico desde el que se puede ver, hacia el Norte, los pinares de las inmediaciones de la Hoya del Morcillo y al sur, las pendientes que buscan las inmediaciones de La Restinga además de una panorámica general de los dos pueblos que forman este singular casco urbano partido al medio.

Y más abajo el volcán. El paisaje volcánico de Los Lajiales domina de manera absoluta el tramo de ruta que separa las medianías de El Pinar de La Restinga. El vértice sur de El Hierro fue el escenario del último ciclo eruptivo que construyó la isla. Según los estudios geológicos, estas erupciones se produjeron hace unos 6.000 años, y conformaron un paisaje de belleza primigenia que se ha visto escasamente alterada debido a la relativa juventud del terreno. Aunque el horizonte está dominado por los conos volcánicos que van descendiendo hacia el mar, la particularidad de este paisaje está en el suelo. Toda la zona es un fantástico malpaís (nombre con que los canarios llaman a los campos de lava debido a su inutilidad como zona de cultivo) formado por coladas de tipo efusivas (material eruptivo muy líquido) que han formado formas caprichosas en el suelo. Según los geólogos, estas lavas son del tipo pahoe pahoe, chorros que fluyen con rapidez. Mientras la superficie se enfría, las capas interiores siguen fluyendo formando formas inverosímiles. Este tipo de coladas también reciben el nombre de cordadas. La ausencia de precipitaciones y viento han hecho el resto, ya que estamos en un paisaje que casi no ha sufrido la acción de la erosión. En la zona se ha construido el interesante Centro de Interpretación Vulcanológica (Dirección: Carretera HI-4 dirección La Restinga; Horario: LD 10.00 – 14.00 y 17.00 - 20.00) en el que, a través de interesantes recursos audiovisuales de última generación, paneles y material volcánico real, se explica el origen de este paisaje geológico joven y se dan pistas sobre la erupción del Volcán Submarino de La Restinga, en activo desde octubre de 2011.

Ya a la orilla del mar, la acción constructora de la naturaleza creó lugares increíbles como la Cala de Tacorón. Es una de las playas más interesantes de la isla de El Hierro y una magnífica oportunidad para acercarse hasta la Reserva Marina de La Restinga. Una pequeña entrada a la derecha de la HI-4 a pocos kilómetros del pueblo de La Restinga da acceso a Tacorón, uno de los nombres míticos de las costas herreñas (ver reportaje mejores playas de El Hierro). Tacorón en una pequeña bahía encajonada entre dos brazos de lava que se internan en el mar que ha sido habilitado para el baño con escaleras y zonas de solarium. También hay una zona de aparcamiento y fogones para celebrar barbacoas. Una de las características de esta playa, que se encuentra en la zona conocida como Mar de Las Calmas, es la tranquilidad de sus aguas.

La Restinga es el núcleo turístico más importante de El Hierro, pero también es una pequeña población ribereña que ha sabido conservar su sabor sin desnaturalizarse. Enclavada en el extremo sur de El Hierro, esta diminuta ciudad de poco más de 500 habitantes es la puerta de entrada al Mar de las Calmas y un enclave pesquero de primer nivel, un extremo que la convierte en parada y fonda obligada para degustar los sabrosos pescados frescos herreños. El Puerto de La Restinga es un pequeño espigón que protege el fondeadero del puerto. El puerto es eminentemente pesquero, pero cuenta con una veintena de atraques para embarcaciones deportivas. Esta pequeña infraestructura portuaria cuenta con travelift, rampa, aprovisionamiento de agua y combustible y grúa.

Establecida en 1996, la Reserva Marina de La Restinga-Mar de Las Calmas es un buen ejemplo de lo que sucede cuando las administraciones ponen todo su empeño en la protección del medio ambiente. Esta reserva ocupa un total de 750 hectáreas de mar y litoral en las que se ha limitado de manera drástica la actividad pesquera. El área protegida se extiende entre el Roque de Naos y la Playa de La Herradura (en la parte central del llamado Mar de las Calmas, y en su zona de máxima protección solo se permite la pesca artesanal y profesional de túnidos y el buceo deportivo bajo condiciones de estricta vigilancia. Con algo más de una década de existencia, los resultados han sido espectaculares y los científicos han detectado un aumento considerable de la biodiversidad en el lugar, sobre todo piscícola. A la entrada del puerto de La Restinga se ha instalado un centro de interpretación (Dirección: Explanada del Muelle de La Restinga; Tel: (+34) 922 557 188; Horario: De lunes a Viernes de 8.30 a 14.30; E-mail: remarlarestinga@cistia.es) que nos descubre todos los secretos de esta importante área natural. La pureza de sus aguas y la enorme cantidad de vida que atesora, han convertido a esta zona en una de las mecas del submarinismo a nivel mundial.

Otro de los atractivos de La Restinga es la playa del mismo nombre. A ella se accede por el camino que une la población y el puerto y cuenta con unos 50 metros de longitud de arenas oscuras y con la protección del puerto, un hecho que la convierte en un lugar ideal para los niños. Como pueblo pesquero cuenta con una reducida pero exquisita oferta de restaurantes especializados en pescado fresco. Una pequeña planta alojativa y la presencia de numerosos clubs de buceo, convierten a La Restinga en una buena opción para establecer el campamento base en la Isla de El Hierro. Otro atractivo de La Restinga es su importancia como centro arqueológico. A las afueras del núcleo urbano se encuentra la estación de grabados rupestres de Los Saltos (Acceso por Calle Arenas Blancas), varios paneles de grabados realizados mediante la técnica de picado con motivos geométricos y signos alfabéticos identificados con la lengua líbico-bereber.

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