Guía de urgencia para una visita a Burgos

El centro de Burgos desde el Mirador del Castillo. La mole de la Catedral domina totalmente el paisaje urbano.

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El primer consejo que hay que dar a la hora de plantear una pequeña guía en la que mostrar todo lo que hay que ver en Burgos es intentar dejar el coche en la ribera sur del Río Arlanzón. Una buena opción es empezar el paseo desde las inmediaciones del fantástico Museo de la Evolución y cruzar el río a través del puente que desemboca junto al Teatro Principal y a la Plaza del Mío Cid. Desde ahí, toma el Paseo del Espolón, un fantástico parque ribereño, y camina hacia el oeste. Porque la mejor manera de ‘entrar’ en Burgos es a través de la Puerta de Santa María, la primera de las grandes maravillas que nos esperan. Este arco monumental data del siglo XIV aunque fue ‘monumentalizado’ en el siglo XVI por los arquitectos Juan de Vallejo y Francisco de Colonia. Y el resultado fue esta puerta gloriosa que resume de maravilla el tránsito desde el último de los estilos medievales (el gótico) al primero de los estilos modernos (el renacentista). No hay otra puerta medieval como ésta en España. No la hay. Hoy, las murallas han quedado ocultas en el muro de casonas burguesas de enormes cristaleras que enmarcan el arco. Pero aún así, no es difícil imaginar lo que verían todos los que llegaban a Burgos y atravesaban las murallas por este punto. Porque lo mejor aún está por llegar.

Burgos es uno de los centros patrimoniales e históricos más importantes de la mitad norte de España. Fue la primera capital del Condado y Reino de Castilla; fin de etapa del Camino de Santiago y, durante buena parte de la historia del país, una de sus ciudades más importantes. Y eso se nota en sus calles y plazas. Y también en la cantidad y calidad de sus grandes edificios. Aunque dos de ellos se lleven la mayor parte de la atención: la fantástica Catedral de Burgos, una de las obras magnas del gótico europeo y el Monasterio de Santa María de Las Huelgas, un complejo medieval gigantesco repleto de obras de arte. En los últimos años se ha sumado un nuevo hito al socaire de los importantísimos hallazgos paleontológicos y arqueológicos de Atapuerca. Pero Burgos da para mucho más.

Un paseo por el centro histórico.- Retomamos la ruta en la Puerta de Santa María (Plaza Rey San Fernando, 9; Tel: (+34) 947 288 868). El arco monumental es mucho más que una simple puerta de acceso a la ciudad. En su interior podrás ver algunas obras de arte de interés entre las que destacan algunas yeserías y artesonados mudéjares que fueron trasladadas desde el Castillo burgalés. Detrás del arco se abre la Plaza del Rey Fernando, uno de los dos centros neurálgicos de la ciudad vieja. Aquí reina de manera absoluta la Catedral de Burgos (Plaza de Santa María, sn; Tel: (+34) 947 204 712), un destino en sí misma por su tamaño y la calidad de las obras artísticas y arquitectónicas que atesora. Nosotros la hemos visitado cuatro veces y no podemos dejar de entrar cuando volvemos a la ciudad. La primera piedra de la gran dama gótica de España se puso en el siglo XIII (el 20 de 1221) iniciando una ardua campaña de obras que se prolongó por 300 años. El resultado es una de las tres maravillas góticas de España junto a León y Toledo. Visitar la catedral en profundidad requiere de muchas horas. Si quieres puedes ver lo más importante en una o dos: la nave principal, la Escalera Dorada de Diego de Siloé, la excepcional Capilla del Condestable –nuestro lugar preferido- y el Claustro. Otro de los detalles bonitos de ver es el famoso Papamoscas, un autómata que da cada hora tocando una campana y abriendo y cerrando la boca (obvio que la mejor hora para verlo es a las doce). La Catedral es soberbia. Una de las más importantes obras de arte del país. Y tan llena de pequeños detalles o guiños simbólicos que se precisarían mil páginas para desmenuzarlos todos. Simplemente pasea, mira y descubre. Te va a sorprender aún si no eres de ver iglesias.

El otro centro urbano que articula la trama medieval de la ciudad es la Plaza Mayor. No es ésta una plaza castellana al uso. Primero por su trazado irregular; segundo por la heterogeneidad de los edificios que la enmarcan. Antiguo mercado, la plaza es hoy un bonito conjunto de edificios porticados que abarcan mucho siglos de historia de la ciudad. Destaca el soberbio edificio del Ayuntamiento (Plaza Mayor, 1), un palacio neoclásico de finales del XVII que sirvió de base para la conversión del espacio de bullicioso mercado semanal a centro administrativo. Otro edificio más que notable a dos pasos de la Plaza Mayor es la Casa del Cordón (Plaza de la Libertad, sn; Tel: (+34) 947 258 100), un precioso palacete gótico del siglo XV que hoy alberga un centro cultural. Una de las curiosidades de este edificio es el cordón franciscano esculpido en piedra que une los dos escudos heráldicos de su portada: cuando una casona noble exhibía un cordón o una cadena en su fachada quería decir que el rey había pernoctado al menos una noche en su interior.

Hay otras muchas cosas que ver en el casco histórico. Uno de los lugares obligados es el Mirador del Castillo, una atalaya desde la que podrás ver lo que la Catedral significa en el conjunto de la ciudad. Del Castillo medieval (Cerro de San Miguel, sn; Tel: (+34) 947 288 874) apenas quedan sus muros exteriores y poco más. Siglos de abandono y la explosión de un polvorín durante la Guerra de la Independencia contra Napoleón acabaron con los restos de su estructura palaciega. Aún así, es un buen ejemplo de fortaleza medieval y también de las más antiguas de Castilla (su origen se remonta al siglo IX). Del resto de las fortificaciones quedan las puertas de San Martín y San Esteban y algunos lienzos de muralla bastante bien conservados (merece la pena ver el Torreón de Doña Lamba y el lienzo del Paseo de los Cubos y el trozo de muro que está junto a la Calle de Las Corazas).

Repartidos por la ciudad vieja hay otros puntos de interés que merecen la pena. Unos son grandes edificios religiosos como la imprescindible San Nicolás de Bari (Fernán González, sn; Tel: (+34) 947 260 539), la renacentista San Cosme y San Damián (San Cosme, 21) o la más modesta San Lemes (Plaza San Juan, 33; Tel: (+34) 947 204 380). Otros son antiguas casas solariegas con muchos siglos de historia a cuestas. Las más interesantes son el Palacio de Castilfalé –Fernán González, 60-, o las casas Íñigo Angulo Y Miranda -Calle Miranda, 13; Tel: (+34) 947 265 875), ambos soberbios palacetes renacentistas que albergan las colecciones históricas del Museo de Burgos. Y también abundan los grandes edificios civiles como el Hospital de Nuestra Señora de la Concepción (Madrid, 20) o el monumental Colegio de San Nicolás (Plaza Luis Martín Santos). Burgos tiene una de las mayores colecciones de edificios renacentistas de España. Pero también hay lugares con una intrahistoria bonita y muy importante. Quizás el lugar que más nos gusta de la ciudad más allá de los grandes monumentos es una modesta casa de la subida que sale de la Plaza de Santa María y va a parar a la calle Fernán González. Ahí veras una placa que da cuenta de la existencia de un taller de impresión propiedad de un tal Fadrique de Basilea, el editor de la primera edición de La Celestina. Eso vale más que mil piedras hermosas.

Dos visitas fuera de la ciudad.- La joya de la corona es el Real Monasterio de Las Huelgas (Plaza Compás, sn; Tel: (+34) 947 206 045), un conjunto arquitectónico e histórico medieval de primer nivel erigido a principios del siglo XII como panteón y lugar de retiro de la realeza castellana. Fue cabeza de los monasterios cistercienses femeninos en suelo ibérico y no sólo es un compendio de arte medieval (tiene elementos románicos –con una obra maestra como el claustro de Las Claustrillas-, góticos –entre los que destacan las vidrieras más antiguas de España- y mudéjares de gran calidad). También es una verdadera clase de historia que apunta numerosos detalles del nacimiento y consolidación de Castilla como entidad política y de las luchas entre los reinos cristianos y los vecinos musulmanes del Sur. Aquí se conserva, por ejemplo, un pendón almohade que según la tradición fue capturado en la batalla de las Navas de Tolosa (1212), el chispazo que propició la entrada de los cristianos en Andalucía y, en consecuencia, el ocaso de la presencia islámica en suelo español (aunque algunos historiadores creen que el estandarte data de la conquista castellana de Sevilla). Otro lugar fuera de los límites de la ciudad que es recomendable ir a visitar es la Cartuja de Miraflores (Camino de Fuentes Blancas, Km 3.5; Tel: (+34) 947 252 586), un monasterio del siglo XV con interesantes obras de arte.

Atapuerca y la evolución humana.- La construcción de una trinchera a 15 kilómetros de Burgos para facilitar el paso del ferrocarril a principios del siglo XX dejó al descubierto un conjunto de cuevas kársticas que se han convertido en uno de los espacios privilegiados para el estudio de la evolución de la especie humana en Europa. A lo largo de décadas de campañas arqueológicas se han descubierto restos materiales y fósiles de hasta cuatro especies humanas diferentes, hallazgos de importancia global que han permitido trazar una línea de más de 1,3 millones de años que explican la colonización humana europea. Es posible visitar los Yacimientos de Atapuerca mediante reserva. Pero mucho más fácil es darse una vuelta por el fantástico Museo de la Evolución Humana (Paseo Sierra de Atapuerca, sn; Tel: (+34) 947 421 000) un centro de primer nivel donde se explica este paseo evolutivo a través de los restos e investigaciones realizadas en los diferentes yacimientos. Es un lugar que hay que visitar sí o sí, en un viaje a Burgos –en nuestra opinión es uno de los mejores museos de España-.

Dos héroes vinculados a la ciudad.- Hay un nombre que se repite de manera recurrente en Burgos. El Cid. El famoso guerrero medieval castellano nació en Vivar, a pocos kilómetros de la capital burgalesa, y es el héroe local por excelencia. En la Plaza del Mio Cid puedes ver una colosal estatua ecuestre que representa a Don Rodrigo Díaz de Vivar en ademán de ‘Campeador’. En el Museo de Burgos puedes ver una espada que, según la tradición, es la mítica tizona, una de las armas que el Cid portó en sus campañas militares. Otro héroe con presencia en la ciudad es el guerrillero Juan Martín Díez, conocido popularmente como El Empecinado. Este militar fue una pesadilla para las tropas francesas durante la Guerra de la Independencia y también un férreo defensor de las reformas democráticas de la Constitución de Cádiz de 1812 –fue ahorcado por orden del Rey Fernando VII tras el trienio Liberal-. Pero Burgos le rinde homenaje con un mausoleo –donde descansan sus restos- a la altura de la importancia histórica del personaje (Calle de Fernán González, 67).

Fotos bajo Licencia CC: Angel de los Ríos; Lee Kyung-joon; Viajar Ahora

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