La Autopista E6 camino junto a las vías del Nordland permitiendo compartiendo espacio y paisajes con el tren más espectacular de Europa. Las vías avanzan hacia el norte saltando de estación en estación lo que no nos permite hacer alguna escapada como la que nos lleva hasta los famosos Grabados Rupestres de Bolarein (acceso desde Steinkjer por la carretera 763), uno de los mejores ejemplos del arte prehistórico nórdico del que ya hemos tomado la primera dosis la jornada anterior en Bardal. Esta segunda parte del viaje (se puede hacer en dos días cómodamente haciendo noche en algún pueblo sobre la Ruta 17) hacia el norte nos aleja de los paisajes ‘amables’ del sur. Los bosques van desapareciendo a medida que vamos dejando kilómetros atrás y el páramo se hace dueño de un paisaje montañoso en el que el fiordo convive con la alta montaña. Entramos en el gran norte que ya se deja sentir también en lo humano. En el extremo septentrional del Lago Snasavatnet nos encontramos con el Museo de los Sami del Sur (Snåsavegen, 340 -Vegset-), un pequeño centro que nos recuerda que andamos cerca de una de las regiones míticas del norte europeo: Laponia (estamos ya a 180 kilómetros de Trondheim). Para seguir esta parte de la guía de la Nordland sigue los iconos color violeta en el mapa.
Nos metemos de lleno en la región de Helgeland. Si optas por seguir el viaje en tren, tu camino te llevará por el interior de la región con parada obligada en la ciudad de Mosjøen, una joya de casas de madera que usaremos como parada y fonda de esta etapa que culmina más allá de la aún lejana Bodo. Si vas en coche de alquiler u optas por ir saltando de pueblo en pueblo en transporte público nos desviaremos de la ruta original de la Norland para meternos de lleno en el paisaje insular de esta región. Nos acercaremos a la costa para ver algunos mitos noruegos como las Siete Hermanas de la isla de Alsten, una espectacular serreta de siete picos que se eleva casi en vertical desde la orilla del mar creando un paisaje de gran belleza.
Kilómetro 98 (desde Steinkjer). Garltland.- Nos salimos de la E6 en Gartland, apenas una docena de casas junto a la línea de tren a los pies de la montaña. La carretera 775 (Gartlandsvegen) asciende entre uno de los últimos bosques densos de caducifolias antes de meternos de lleno en los dominios del páramo y los hielos. El objetivo del desvío es tomar la Ruta Nacional 17 en Hoylandet y seguir hacia la costa para hacer uno de los tramos de ruta costera más hermoso qué vimos jamás: la Kystriksveien. Como sucede con otros tramos de carretera litoral del país (como por ejemplo la ruta que recorre las Islas Lofoten o la famosa Carretera del Atlántico -la Atlanterhavsveien-) el camino alterna puentes, algún túnel y un par de saltos en transbordador que dan encanto al asunto. La 17 culmina en Bodo y la seguiremos bastante en los próximos días de viaje.
Kilómetro 197. Holm. ¿Qué ver en la Kystriksveien? Lo primero es llegar a la costa. La ruta escénica empieza poco antes de llegar a Holm donde daremos el primer salto de transbordador. Aquí nos vamos a encontrar con varios puntos de interés. El más cercano al puerto de desembarco es el Túmulo de Tausvika (Sømna), una sencilla tumba vikinga cuyo interés radica más por su ubicación que por su importancia histórica. Aquí nos encontramos por primera vez con las famosas playas de Helgeland. Playazos de arenas claras entre prados, páramos y montañas. Playas de aguas gélidas, por cierto. La segunda parada es el pueblo de pescadores de Brønnøysund. No es un lugar especialmente bonito, la verdad, pero da acceso a una de las grandes joyas naturales de la región: la Torghatten, una curiosa montaña horadada de lado a lado por un agujero que según el folklore local se formó cuando un troll llamado Hestmannen lanzó una flecha para atrapar a una mujer a la que perseguía. El agujero apenas tiene 20 metros de diámetro y una longitud que se acerca a los 200. La verdad es que el lugar impresiona.
Kilómetro 324. Sovik.- Para llegar hasta Sovik desde el entorno de Brønnøysund hay que dar dos saltos en transbordador (puertos de Horn y Tjøtta). Es un tramo de la Kystriksveien que comparte valores y estética con lo que venimos disfrutando desde que nos acercamos al embarcadero de Holm. Los paisajes marítimos y de montaña son bellísimos y la carretera te invita a parar cada dos por tres para hacer esa foto imprescindible que apenas unos kilómetros más atrás creías que no se volvería a repetir. Nos acercamos a las Siete Hermanas, una sucesión de siete picachos que nacen desde el mar que adelantan la cercanía del gran norte. A sus pies hay que ir a ver la Iglesia de Alstahaug (Sandnessjøen), una de los pocos templos medievales que se construyeron más allá de Trondheim (es del siglo XII). En esta iglesia pequeña y alejada de casi todo el mundo ejerció como vicario Peter Dass, uno de los grandes nombres de la literatura noruega. Un museo de diseño rompedor recuerda su figura.Antes de volver al ‘interior’ no dejes de visitar las Cascadas de Markvollkulpen.
Kilómetro 399. Una pequeña guía de Mosjøen.- La ciudad del centro de Noruega. A medio camino entre Trondheim y Bodo, este pequeño pueblo de casas de madera es un punto estratégico en la ruta hacia el norte. Ya existía desde la Edad Media, pero la verdadera historia del lugar se inicia a finales del XVIII cuando varios comerciantes deciden instalarse en el lugar para controlar las mercancías que viajaban al lejano sur desde el aún más lejano norte. Y con el comercio llegó una gran actividad artesanal y el interés de empresarios de la madera. Uno de los lugares más especiales del pueblo es el Hotel Fru Haugans (Strandgata, 39), un pequeño establecimiento de madera que presume de ser uno de los establecimientos hoteleros más antiguos del mundo aún en funcionamiento (se abrió en 1796). La Iglesia de Dolstat (Austerbygdvegen, 10) también data del XVIII (1734) y comparte la madera como elemento definitorio, pero si algo ejemplifica la historia de la ciudad es su pequeño hotel (no es caro alojarse aquí).
Mosjøen es una auténtica joya oculta de Noruega. Es uno de los lugares más auténticos y bonitos de esta parte del país. El pueblo está perfectamente conservado y no hay demasiado espacio para pastiches que desentonan. Dicen que la calle Sjøgata es la más bonita de toda Noruega. Madera bien cuidada; calles bonitas; autenticidad… Junto al río Vefsna podemos ver un conjunto de palafitos de madera que en sus tiempos servían de auténticos centros comerciales. En lugares tan alejados como éste, la concentración de comercios ejercía un gran poder de atracción entre los pobladores diseminados (pescadores, isleños, Samis y comerciantes del norte y del sur) convirtiendo al pequeño pueblo en un lugar con muchísima actividad. Hoy, dos de aquellos almacenes se han convertido en museos: el Helgeland Museum (Sjøgata, 23) está centrado en la historia de la región y el Vefsn Museum (Sjøgata, 31) ofrece exposiciones artísticas. Una escalera hacia el cielo.- La Escalera de Helgeland es otra de las grandes atracciones de la ciudad. Las diseñó un grupo de sherpas llegados a Noruega desde los mismísimos Himalayas y sus más de 3.000 escalones suben hasta la cima del pico Øyfjellet, a 818 metros de altitud sobre las aguas tranquilas del fiordo. La distancia hasta el punto más alto es de 3,2 kilómetros. No es para todos los públicos. Hay que estar en muy buena forma física.
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