La crisis existencial del triunfador Toni Alcántara, el cronista de España en 'Cuéntame cómo pasó'

Toni Alcántara, en el episodio 3 de la temporada final de 'Cuéntame'

Adrián Ruiz

Cuéntame cómo pasó continúa desarrollando la brillante catarsis que la serie ha planteado para su temporada final en TVE. Primero para sus protagonistas y, a través de ellos, para nosotros mismos, los espectadores. La ficción ha decidido despedirse poniendo frente a un espejo a cada uno de sus siete personajes principales, que a su vez sirven de reflejo para una fiel audiencia que, a lo largo de 22 años, ha encontrado en los Alcántara una proyección de lo que todos hemos sido como país en nuestra historia más reciente.

Y si hasta ahora la clave ha sido analizar y entender nuestra evolución como sociedad, Cuéntame nos propone en este adiós echar la vista atrás y centrarnos en lo individual para reflexionar sobre el lugar que ocupamos dentro de nuestras propias familias. Una disección de la familia como institución, fundamental en la conformación de nuestra identidad, que en el episodio emitido este miércoles en La 1 ha tenido a Toni Alcántara al frente de este crucial ejercicio terapéutico.

Titulado 'Toni. El Testigo', el capítulo muestra al segundo hijo de Antonio y Mercedes tocando fondo tras un gran revés profesional. Y como las desgracias nunca vienen solas, este tropiezo le provoca un importante problema de salud que hace que al personaje interpretado por Pablo Rivero se le tambaleen todos los cimientos. Asistimos así a la crisis existencial del triunfador, del referente, del que ha sido de manera espontánea -o no- el ejemplo a seguir para el resto de miembros del clan.

Con su hermana Inés anulada por las ataduras del machismo y la rectitud de los dogmas de la España posfranquista (que, como analizamos, constituyeron en ella su espíritu contestatario), Toni Alcántara asumió desde muy joven el rol de hermano mayor, depositándose sobre él una confianza y unas expectativas que se vieron cumplidas en buena medida por su gran ambición profesional. Y eso, en un país que caminaba hacia una época de esplendor económico en la que el trabajo era parte esencial de la persona, tenía premio. Un 'somos lo que trabajamos' que todavía hoy colea en nuestras vidas.

Toni cae de la mano de Felipe González

El episodio 409 de Cuéntame cómo pasó arranca -como no podía ser de otra manera- con un periódico en manos de Toni a través del cual se repasan algunas noticias que sitúan las tramas en 1996. Un año clave para la historia reciente de España en el que se puso fin a 14 años de Gobierno socialista con Felipe González al frente. La figura emergente de José María Aznar comenzaba a ganar adeptos en la sociedad, muchos de ellos incluso entre los vecinos del barrio de San Genaro.

No sucedió así con Toni, quien, siempre estoico y fiel a sus principios, acabó aceptando ser el responsable de campaña de González tras rechazar una tentadora oferta por parte del equipo de la oposición. De él fue la propuesta de un nuevo debate cara a cara en televisión que Aznar, exultante por unas encuestas que le daban la mayoría absoluta, decidió declinar. También fue de Toni la idea de aquella polémica campaña electoral del 'dóberman' con la que el PSOE buscaba la remontada en las generales a través del miedo, mostrando a un PP amenazante, violento y, sobre todo, en blanco y negro.

Aquel anuncio le propicia a Toni muchas críticas, algunas procedentes incluso de sus allegados, con una Herminia dejando claro en una comida familiar que aquello le parecía inoportuno y desagradable. La política genera así un nuevo conflicto entre los Alcántara, con Antonio confesando que su voto iba para Aznar. La brecha entre ellos, desatada por la decisión del matrimonio de repartir su herencia en vida, seguía encontrando nuevas grietas. Y entre tanto, Toni se ve cada vez más superado. Hasta que llega el día de los comicios y, en pleno recuento electoral que daba la victoria al PP por la mínima, Toni sufre una angina de pecho en Moncloa que hace que la vida se le pare en seco.

Empieza así la caída en depresión de un personaje que, postrado durante días y días en el sofá, no sabe enfrentarse al vacío. “Yo no puedo tener una vida normal. ¡Todo lo que me gusta no lo puedo hacer porque me mata!”, le acaba gritando en una discusión a su mujer. Deborah termina estallando, mostrando ese hartazgo frente a la egolatría inherente a su figura, marcada como decíamos desde muy joven por su posición de triunfador y que le ha costado a lo largo de su vida una gran inestabilidad en el plano sentimental. La bronca remueve a su marido, que acaba rompiéndose y aceptando irse a Sagrillas unos días junto a su padre para solucionar un conflicto de este con Paquita, flamante alcaldesa del pueblo.

Y es en ese viaje al origen donde Toni acaba encontrándose a sí mismo. Todo gracias a Antonio que, en otra de las tantas 'anticipaciones y cumplimientos' que nos regala la serie, entierra su pie descalzo en la tierra, entre esas viñas en las que en el año 2021 acabará falleciendo. “Las uvas crecen en racimos porque son como una familia. Crecen juntas, se necesitan y se ayudan a madurar. A veces, una se pone pocha y no dejan que se caigan. ¿Sabes por qué? Porque son una familia”, decía Antonio en su lecho de muerte en una alegórica escena en la que un conjunto de raíces atrapaban su zapato.

En 1996, obligado por su sobrina a arrancar muchas de sus viñas (por aquella polémica orden de Bruselas para la regulación del vino en Europa), Antonio invita a su hijo -la actual uva pocha del racimo- a hundir también su pie para conectar con la tierra: “Nosotros venimos de aquí, no porque hayamos nacido en Sagrillas. Porque todo lo que somos, lo que tenemos dentro, nos lo ha dado ella. Todos los minerales que tenemos. Hay que mezclarse. Esto viene desde el Big Bang, las sales, la vida, esa electricidad que tenemos en el corazón que hace que nos conectemos con el universo y que aunque estemos dormidos respiremos. Todo viene de la tierra, hijo. Písala bien, como si la abrazaras. Y luego algún día, cuando tengamos que decir 'chao pescao', el cuerpo nos pedirá tierra y volveremos a la tierra”, dice Imanol Arias en otra conmovedora e impecable secuencia.

Esa conexión con la tierra, y con su propio padre, acaba sirviendo a Toni para darse cuenta de que el periodismo y la búsqueda de la verdad es el gran motor de su vida. Así pues, decide aceptar la herencia de sus padres (que había rechazado para no complicar las cosas con Inés) e invertir en un negocio propuesto por su compañero Samuel para montar un diario digital, anticipándose así a los tiempos venideros que el convulso sector de la prensa estaba por atravesar. Una vez más, Cuéntame y Toni Alcántara, testigos de la historia de España.

Toni, testigo y cronista de 'Cuéntame'

“Dónde estabais. Dónde estabais en los malos tiempos, cuando ni gritando conseguí hacerme oír la voz. Dónde estabais. Dímelo, o como el resto olvidas con facilidad”, dice la letra del famoso tema de La Unión con el que Cuéntame cierra el episodio dedicado a Toni, recopilando algunas de sus imágenes más destacadas desde los comienzos de la serie. Una ficción en la que si bien la vida de los Alcántara nos es narrada por el personaje de Carlos, es su hermano mayor el encargado de contarnos la historia de nuestro país.

El personaje logró hacer oír su voz encontrando su gran vocación en el periodismo, una profesión que ha servido a los guionistas para colocar a los protagonistas, y especialmente al personaje de Pablo Rivero, al pie de la noticia en los acontecimientos más importantes de la historia de España... y parte del extranjero. Toni estudió Derecho, lo que motivó desde bien temprano su interés por la política, de la que decidió ser partícipe de forma activa durante los últimos años del franquismo.

Sin embargo, acabó haciendo del periodismo su profesión, encontrando su gran pasión en la búsqueda de la verdad que se esconde detrás de las historias. Así, se convirtió poco a poco en el gran cronista de la serie, llegando a ser testigo de hechos como el 23-F desde el Congreso de los Diputados, la revolución de los claveles en Portugal, la boda de Lolita, el referéndum a favor o en contra de la OTAN, y el auge y caída de Felipe González desde la mismísima Moncloa, entre muchos otros. También se jugó la vida investigando a los GAL o como corresponsal de la Guerra del Golfo para una TVE en la que llegó a ser presentador de la edición principal del Telediario.

Una trayectoria profesional que fue una bendición actoral para Pablo Rivero, tal y como el actor ha reconocido en su extensa entrevista con verTele: “La suerte que he tenido como personaje es que desde el principio he tenido mucha evolución y muchos cambios. Ha estado en continuo movimiento y ha tenido contacto directo con la historia. Lo bonito ha sido desde el principio. Hemos tenido la suerte de tener un gran equipo de documentación y de dirección de actores. Y no sólo los directores, sino también Alicia Hermida, que nos hablaba de cómo comportarse y las pautas para no saltarse la época”, explica el intérprete en referencia a la fallecida actriz que daba vida a Valentina y de la que muchos siempre hablan como la verdadera preceptora de la Historia en Cuéntame cómo pasó.

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