Las 'mentirijillas' de las cadenas para mantener la magia de la TV
Hace 20 años, Televisión Española grababa una de las entregas de 'El semáforo'-para los más jóvenes, aquel programa de variedades creado por Chicho Ibáñez Serrador que dio a conocer a personajes como Marlene Mourreau o Cañita Brava-. Antes de que comenzara la filmación de la gala en sí, apareció un regidor ante el público asistente y comenzó a contar chistes a cual más picante e incorrecto. La reacción del público fue la de romper a carcajadas, inevitablemente. El objetivo de este miembro del equipo no era simplemente entretener a la platea congregada: en realidad, esas risas desaforadas estaban siendo grabadas para luego enlatarlas e introducirlas durante las actuaciones del show.
Avanzamos ahora hasta 2015. laSexta recibe diversas críticas tras la emisión del especial 'El precio de los alimentos', en el que Alberto Chicote viaja a distintas partes del mundo para desmontar mitos sobre comida. El motivo, que el mediático cocinero no se había desplazado en verdad a Tailandia para el reportaje; en realidad, el espacio reutilizó unos recursos grabados inicialmente para 'Equipo de investigación'. Ante las críticas del periodista autor de las imágenes, Atresmedia reconoció aquel relato y explicó que se trataba de un “recurso narrativo” que se utiliza en ocasiones.
Estas dos anécdotas sirven como dos ejemplos clarificadores de lo que son los trucos para conseguir la consabida “magia” de la televisión. Trucos que vienen de lejos y seguirán por siempre en este negocio: estratagemas como las contadas para dar empaque a los programas; excusas para esconder una irregular o directamente mala trayectoria en antena de un formato; estrategias comunicativas y publicitarias para “despistar” al espectador... Trucos que, nos guste o no, son lícitos, en tanto no persiguen otra cosa que esconder la realidad y aportar una pizca de encanto al medio.
Pero eso no quita que no vayamos nosotros a chafarles (siempre desde el cariño) y descubrir las tramoyas del sector. Tampoco es que nos vayamos a marcar un 'Spotlight', ojo (si acaso, nos podríamos parecer más a 'Anchorman'). Tan solo es una recopilación de las herramientas con las que cuentan las cadenas de televisión y sus realizaciones para embaucarnos.
Los problemas de los“falsos directos”
Se conoce como “falso directo” a la simulación de una conexión en directo, en la que el presentador parece interactuar con los reporteros desplazados a un lugar o con protagonistas de una historia, estando ese vídeo previamente grabado y siguiendo el comunicador un guión. Se trata de una técnica habitual por múltiples motivos -por motivos de climatología, para evitar problemas con la esclaeta de contenidos-, en los programas en directo. Y aunque suele funcionar, no siempre es infalible.
Recordemos lo ocurrido el 4 de mayo de 2015: tanto 'Las mañanas de Cuatro' como 'Al rojo vivo' en laSexta conectaban “en directo”, según sus rótulos en pantalla, con el político valenciano Ignacio Blanco. Lo hacían a la vez, muy poco antes de las 14:00 horas, llamando la atención de los espectadores. En este caso, fue la de Atresmedia la que dio el contenido en vivo, siendo el de Mediaset un falso directo erróneamente señalizado.
Un programa no está obligado a advertir a sus espectadores de que lo que está viendo es grabado. Lo que no es habitual, o no debería serlo, es que un programa rotule “directo” si no lo es estrictamente. En este caso, como reconocían fuentes del canal aludido, se trataba de un “fallo de rotulación”. Pondríamos otros ejemplos de “falsos directos” pero, claro... ¿Cómo los vamos a detectar, si están tan bien integrados?
Las sorpresas del pulsador de 'Tu cara me suena'
Pasamos a uno de los programas más exitosos de lo que va de temporada: 'Tu cara me suena'. Uno de sus elementos más característicos es el pulsador que asigna a los concursantes sus retos semanales. La versión oficial atestigua que se trata de un sistema aleatorio, accionado al momento en que el participante pulsa el botón...
Pero parece evidente incluso para el más ingenuo que las elecciones están más que pensadas y determinadas para cuando los famosos golpean con más o menos fuerza el “pulsador” de marras. Queda claro que las diferentes asignaciones se ajustan en buena medida a los perfiles de los artistas: parece impensable que viéramos a Silvia Abril encarando una imitación seria de un artista tal que Sinead O'Connor, o a Ruth Lorenzo poniéndose colorete para gansear haciendo de Heidi.
El propio Santiago Segura bromeó con frecuencia durante la primera edición. Tan es así, que Gestmusic aprovechó para bromear e introducir a un supuesto notario que demostrara la fiabilidad del botón. Esta “farsa” forma parte del espectáculo, mezcla de humor y música, que ofrece el programa, y sus espectadores ya aceptan de buen grado la suspensión de su incredulidad.
Los efectivos cebos de 'Sálvame'... y los avances que nunca se completan
Sin duda alguna, los realizadores de La Fábrica de la Tele son auténticos maestros del cebo y la sugestión. Su técnica, explotada y popularizada por 'Sálvame', es de lo más efectiva y ha ido impregnando en innumerables programas, más allá de los géneros: desde Los Manolos de Deportes Cuatro y 'El Chiringuito de Jugones' a 'Zapeando', pasando por espacios informativos como 'Más vale tarde', han adaptado este lenguaje.
Eso sí, una cosa es seducir al espectador... Y otra bien distinta es anunciar que vas a tratar un tema que luego no aparece en la escaleta de contenidos: un ejemplo reciente lo vemos, precisamente, en 'Sálvame Diario': en una ocasión, estos cebos anunciaron con insistencia que el programa abordaría “a continuación” la sorprendente separación de una pareja famosa. Al cabo de las cuatro horas de emisión, no se llegó a comentar esta noticia.
¿Cuántos días (y noches) se tarda en grabar un programa de televisión?
'21 días' o 'Dos días y una noche' son formatos de reportajes y entrevistas basados en un gimmick: ambos muestran a las presentadoras conviviendo durante un tiempo más o menos prolongado con los diversos protagonistas. Ahora bien, ¿pasan tanto tiempo como prometen sus títulos?
Lo cierto es que no... Ni Susanna Griso pasa “dos días y una noche” con los famosos con los que conversa, ni las distintas periodistas de Cuatro (Samanta Villar, Adela Úcar yMeritxell Martorell) conviven “21 días” haciendo... lo que quiera que hagan en cada nueva entrega.
Los testimonios (no tan) reales en televisión
Durante cinco años, 'De buena ley' acompañó a los espectadores del mediodía en Telecinco, contando disputas reales que acababan en los juzgados, con un magistrado de carrera y un estrado para las defensas de las partes. Ahora bien, ni que decir tiene que ninguno de los demandantes y demandados que aparecían en cada entrega no eran sino intérpretes representando un papel (jurídico en este caso).
Lo que el programa hacía no era nada nuevo, ni ha de tomarse como un engaño: en efecto, los casos expuestos eran reales que han pasado por los juzgados, pero escenificados para hacerlos accesibles al público, por considerarse representativos de lo que suele ocupar las salas de juicios en España. El papel del juez lo adopta no un actor sino un abogado, en este caso.
No se trata de una rareza, ni mucho menos. El formato de los court shows es de lo más recurrente en la televisión estadounidense, donde tienen un carácter orientativo o incluso pedagógico. Por supuesto, esta clase de recreaciones requiere de intérpretes desconocidos. Y es en este punto donde podemos encontrar lo fascinante de estas “mentirijillas” habituales de la televisión. A continuación, podemos ver un fragmento de 'Crisis Counselor', formato estadounidense emitido por Lifetime a principios de los ochenta y centrado en problemas maritales. ¿Logran reconocer al joven esposo acusado de tener una relación extramatrimonial con otro hombre?
*En efecto: es Bryan Cranston
Las recreaciones no se restringen a los court shows. Pensemos en las llamadas telefónicas que recoge María Teresa Campos en “El defensor” de 'Sálvame'. Todas son reales, faltaría más. Ahora bien, por motivos diversos (por una mala calidad o recepción del audio; por resultan ininteligibles; o simplemente por sintetizar las ideas que de forma general se repiten en varios de los mensajes), el equipo del programa recrea algunas de ellas, a fin de que el contenido quede claro. No se extrañen si ven esta sección del magacín y escuchan voces parecidas de una semana a otra.
Las entrevistas en la calle
En la misma línea que el punto anterior hemos de citar las entrevistas callejeras. Pensemos, por ejemplo, en las entrevistas que se realizan en programas de corte político de 13TV o en Intereconomía, donde habitualmente los anónimos que se colocan ante el micrófono suelen mantener una posición ideológica afín a la del espacio en cuestión. Y lo mismo puede decirse de las encuestas de espacios como 'El cascabel' o 'La marimorena': sus resultados van a corroborar la línea de opinión de su audiencia habitual.
Lo mismo se puede decir en el caso de los vídeos de 'El Intermedio', que tratan de marcar las diferencias entre “barrios ricos” y “barrios pobres”: evidentemente, no todos los ciudadanos a los que se acercan con el micrófono van a mantener el perfil necesario para sostener la tesis del reportaje: será cuestión de contar con un buen redactor y un buen montaje para conformar el contenido idóneo.
Las risas enlatadas
“Son risas de gente muerta!”, clamaba Andy Kaufman (Jim Carrey) en 'Man on the Moon' para quejarse de lo que las televisiones querían introducir en sus actuaciones. Las “risas enlatadas” son quizás la mentirijilla más reconocida y usada en la ficción televisiva, y sigue siendo un recurso no por trillado menos recurrente y eficaz.
Las sitcoms y los formatos de sketches son los que más recurren por norma a utilizar estas risas “enlatadas”. Al grabarse en formato multicámara, con público, las carcajadas que los asistentes sueltan se graban y “afectan” al devenir de la escena (esos breves parones para que la siguiente línea de diálogo sea audible). Cuando no es posible, por motivos logísticos (secuencias rodadas en exteriores o en otros escenarios fuera del plató habitual), contar con un público real, se utilizan las risas ya grabadas. Suponen una suerte de marca que indica -en el mejor de los casos- cuando va a reírse el espectador en sus casas.
Hemos dicho que las risas afectan al devenir de la secuencia y valga un ejemplo para evidenciar su importancia en la comedia televisiva que, al igual que el que abría este artículo, procede de una experiencia real a cargo del que les escribe.
Nos remontamos a 2006, al rodaje de un episodio de 'Aída'. Pasado el parón del bocadillo, a una hora tan crítica como las 16:00 horas (la hora de la siesta, vaya), Carmen Machi y Melani Olivares graban una conversación repleta de chistes. Sin embargo, la reacción del público es discreta: no hay suficientes risas. Eso, claro, afecta en la actuación. “¿No les habrá hecho gracia?”, se le escapa a la segunda intérprete al cortar. Acto seguido, el regidor acude a subir el ánimo de un aletargado público.
Por supuesto, la segunda toma fue buena.