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De Juana en búsqueda y captura

Carlos Carnicero / Carlos Carnicero

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Cuando De Juana Chaos salió de prisión después de cumplir todos sus compromisos con las sentencias impuestas por los tribunales, se originó una polémica porque se consideraba intolerable que este asesino pudiera vivir cerca de sus víctimas. Hubo movimientos entre las asociaciones de víctimas del terrorismo y también desde la cúpula del PP pidiendo incluso una reforma del código penal para que los presos de ETA no pudieran vivir cerca de víctimas del terrorismo cuando hubieran cumplido sus condenas.

La preocupación parecía razonable y la solución complicada toda vez que un convicto, cuando ha saldado sus deudas con la sociedad, vuelve a recuperar los derechos de los que fue privado en su condena. Si es un problema insoluble que las víctimas puedan ser provocadas por quién les inflingió su duelo es una sociedad en problemas porque significa que la arrogancia del delincuente no encuentra suficiente rechazo social para que no pueda ser ejercida cerca de sus víctimas.

El etarra de Juana Chaos, hasta la fecha, ha optado por poner tierra de por medio. Ni siquiera asistió al homenaje que le prepararon sus fanáticos seguidores cuando salió de prisión. En este acto se leyó una supuesta carta suya que contenía algunos pasajes algo crípticos que podrían llegar a considerarse apología o enaltecimiento del terrorismo. Después, con un pasaporte en regla viajó al extranjero, siendo su primer paradero Irlanda que es donde se supone que en la actualidad permanece oculto.

La primera preocupación está saldada: por lo menos hasta la fecha: el asesino prefiere mantenerse lejos de sus víctimas. Incluso existen noticias de que aunque hubiera escrito esa carta, su intención es desvincularse de ella porque prefiere tomar distancia de cualquier compromiso con la organización a la que pertenece. Por el contrario, algunas informaciones se refieren a que la cúpula de ETA le ha exigido asumir la autoría del manifiesto y por lo tanto enfrentarse a la pena que pudiera corresponderle.

Todo este asunto parece judicialmente cogido con alfileres. La operación judicial en marcha tiene sus riesgos. El primero y más grave que, celebrado el juicio, el etarra quede absuelto porque reniegue del contenido de la carta y rechace su autoría. En este caso, la Justicia podría quedar en ridículo y confirmase los temores del Ministro Bermejo de que se pudiera pensar en una persecución sin fundamento jurídico.

Una vez que el etarra ha desaparecido del entorno en el que se le esperaba, ¿por qué remover la existencia de este maldito personaje para que vuelva a ocupar páginas de periódico con el riesgo añadido de que se hayan disparado cartuchos de fogueo sin contenido legal como para condenarle?

España es un Estado de Derecho en donde hasta los más sanguinarios criminales, como es el caso, tienen sus derechos irrenunciables. Si se considera que las penas contra el terrorismo son escasas el camino es cambiar la legislación en las Cortes Generales pero no buscar retorcer las leyes y los procedimientos.

*Carlos Carnicero es periodista y analista político, en elplural.eselplural.es

Carlos Carnicero*

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