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Un 2018 azul para Gran Canaria

Raúl García Brink

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Tras la celebración de la conferencia global de la ONU sobre desarrollo sostenible “Río + 20”, conceptos como “Economía azul” y “Crecimiento azul” comenzaron a hacerse visibles en el discurso político internacional junto con términos afines como “economía verde” y “economía circular”.

Los océanos y los mares cubren el 70% de la superficie de nuestro planeta, y ya juegan un papel relevante en la economía global, pero a medida que los recursos terrestres se vuelven más escasos, aquéllos se hacen cada vez más atractivos. La creciente comprensión del potencial económico desaprovechado del mar está impulsando un número creciente de iniciativas que tienen el concepto de “economía azul” en su núcleo. En este sentido, el Cabildo de Gran Canaria ha tomado parte activamente en las últimas ediciones de la Convención del Negocio Biomarino celebradas en Noruega y Canadá.

Dicha participación se enmarca dentro de nuestro Proyecto de Ecoisla, una estrategia que promueve un modelo de desarrollo basado en tecnologías limpias, energías renovables y materiales reciclables, para asegurar la sostenibilidad a lo largo del tiempo. Ahora bien, ésta solo se entiende si somos capaces de diversificar nuestra economía y es ahí donde el sector biomarino puede jugar un papel fundamental.

El enfoque “azul” de la economía apareció al mismo tiempo que se produjo un crecimiento en los sectores económicos marinos y marítimos. Así, se estima que el turismo mundial (de los cuales alrededor del 80% está relacionado con las costas y los mares), la acuicultura marina, la biotecnología o el transporte marítimo se duplicarán, e incluso triplicarán, de aquí al 2030. Por otro lado, la UE ha priorizado el crecimiento azul en sus programas de I+D+i, y Canarias ha hecho lo mismo en su Estrategia de Crecimiento Inteligente.

Ante esta perspectiva, ¿cuál es la visión que está defendiendo el Cabildo de Gran Canaria? Ciertamente los sectores “azules” que más podrían contribuir a medio plazo a la diversificación económica de la Isla gracias a su potencial de desarrollo serían la biotecnología azul y la acuicultura, ya que el resto, o bien ya están consolidados (reparaciones navales, turismo costero y transporte marítimo), o bien todavía se encuentran en fase de experimentación, como las energías oceánicas. Por todo ello, este equipo de gobierno ha tenido muy clara la necesidad de apoyar y coordinar esfuerzos con otras instituciones para desarrollar nichos de actividad empresarial biomarina desde que inició su andadura. No cabe ninguna duda de que las instituciones científicas del polo marino de Taliarte (Instituto Universitario Ecoaqua y Banco Español de Algas) representan un activo de primer orden que, junto al área de biotecnología marina del Instituto Tecnológico de Canarias, constituyen un punto de partida magnífico para desarrollar, en coordinación con la Sociedad de Promoción Económica, un ecosistema de empresas en sectores con un alto potencial de crecimiento, tales como la acuicultura o la biotecnología marina.

En los últimos años, la acuicultura en tierra ha ido ganando protagonismo debido al desarrollo tecnológico, que hace posible obtener resultados más eficientes en la producción de diferentes especies. Por otro lado, el cultivo de microalgas se ha visto impulsado por la creciente demanda de biomasa algal en sectores tan diversos como la nutracéutica, la farmacia, la cosmética o la bioquímica.

Recientemente se ha creado una Plataforma para la Biotecnología y Acuicultura Azul en Gran Canaria, que incluye a las instituciones anteriormente citadas, y entre cuyos objetivos principales hay que destacar el desarrollo de infraestructuras y equipamientos científicos y tecnológicos, brindar apoyo a proyectos de empresas innovadoras, así como impulsar la investigación y la formación altamente especializada en estos campos. El Cabildo de Gran Canaria dispondrá de un presupuesto de 4,5M € (gracias a las negociaciones presupuestarias con el gobierno central) durante el período 2018-2020 para esta iniciativa.

Además, hay un proyecto que apoyará la estrategia en términos de nuevas infraestructuras. El Parque Experimental de Biotecnología Azul y Acuicultura cerca del Puerto de Arinaga, con una inversión de 2,5M € de fondos FEDER y una superficie de siete hectáreas para alojar empresas y proyectos piloto relacionados con el sector.

Ahora bien, el desarrollo de estos sectores requiere de la actualización del marco normativo en lo que a planeamiento territorial se refiere, para desarrollar una actividad que podría reactivar la economía en zonas rurales donde el sector primario se encuentra en declive. Así, en el próximo Plan Insular de Ordenación se prevén 8.385 hectáreas donde el uso acuícola terrestre es prioritario, y 83.269 hectáreas donde es compatible con el uso agrícola y ganadero, frente a las 3.402 hectáreas compatibles en el actual. Toda una apuesta de este gobierno insular que debe ser complementada con la aprobación del largamente esperado Plan Regional de Ordenación de la Acuicultura por parte del Gobierno de Canarias.

Todos estos argumentos demuestran la apuesta decidida del Cabildo de Gran Canaria por un nicho de actividad con un significativo potencial de desarrollo en los próximos años. Esta apuesta por la “diversificación de la economía”, va más allá de la utilización demagógica de dicha expresión en los discursos políticos. Estoy convencido de que el trabajo que estamos realizando para el desarrollo de el sector biomarino en Gran Canaria demuestra que esta corporación trabaja para dotarlo de un contenido real con repercusiones positivas en la vida de los ciudadanos

En mi opinión 2018 será un año clave para el crecimiento azul en Gran Canaria. Tenemos por delante un reto colectivo ilusionante, que parte de la nítida voluntad política del Cabildo de Gran Canaria para liderar una estrategia de crecimiento azul que contribuya a transformar el modelo de desarrollo de nuestra isla.

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