Petraeus entrega el mando de las tropas en Afganistán
KABUL, 18 (Reuters/EP)
El general estadounidense David Petraeus ha entregado este lunes el mando de las tropas aliadas presentes en Afganistán, precisamente un día después de la primera transferencia de las competencias de seguridad a las autoridades afganas en la provincia de Bamiyán.
“Debemos tener visión ante los próximos desafíos”, ha afirmado Petraeus en una ceremonia de entrega del mando de la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad en Afganistán (ISAF), que recae ahora en el general de los Marines John Allen.
Este mismo lunes, la ISAF ha informado de la muerte de tres de sus militares por la explosión de una bomba improvisada en el este del país. La alianza no ha dado más detalles sobre este suceso.
Además, el traspaso del mando se produce al día siguiente de la transferencia de las competencias de seguridad en Bamiyán a las autoridades afganas, la primera de un total de siete zonas que pasarán a estar bajo mando afgano en los próximos días. Mañana martes está previste el traspaso de la provincia Laghman, también en el este, y el miércoles será el turno de la región de Lashkar Gah, capital de la conflictiva provincia de Helmand.
“Nuestra presencia militar se va a reducir, como debe, tras 2014, pero nuestra colaboración seguirá mucho más tiempo”, ha declarado por su parte el jefe del Estado Mayor Conjunto estadounidense, el almirante Mike Mullen, en la ceremonia de despedida de Petraeus, desarrollada en el cuartel general de la ISAF en Kabul.
Petraeus asumió el mando de las tropas de la coalición en Afganistán el 4 de julio de 2010 tras dirigir una exitosa campaña de reducción de la violencia en Irak. Ahora, Washington le ha elegido para hacerse cargo de la Agencia Central de Inteligencia (CIA). El general comenzará a trabajar en su nuevo puesto en el mes de septiembre.
Durante el año que ha estado al mando de las fuerzas aliadas Petraeus ha implementado el plan de envío de refuerzos ordenado por el presidente estadounidense, Barack Obama, que consiste en el despliegue de 30.000 militares adicionales para frenar a la insurgencia Talibán, especialmente en el sur del país.
Sin embargo, la violencia ha alcanzado en 2010 su nivel más alto desde la invasión del país, en 2001, especialmente para los civiles, las principales víctimas.
