Podemos también come del pastel nacionalista

Miles de personas se manifiestan en Madrid convocadas por el partido Podemos

Enrique Bethencourt

Las Palmas de Gran Canaria —

Podemos no solo muerde electoralmente al PSOE y se convierte en factor determinante en la destrucción o marginalización de IU, con o sin caballo de Troya. El partido creado por, para y en torno a Iglesias también ha hecho temblar los cimientos de las formaciones nacionalistas. Algo evidente, sondeos mediante, en comunidades autónomas como Galicia o Euskadi, especialmente sorprendente en esta última por la hasta ahora enorme fidelidad de los votantes de EH Bildu. Menos en Cataluña: Ciutadans llegó un rato antes y se quedó con parte del botín electoral que antes compartían PSOE y PP, mientras la irrupción de Podemos afecta sobre todo a ICV. Canarias, sin embargo, no muestra hasta ahora los mismos comportamientos que se están dando en las nacionalidades históricas.

La irrupción de Podemos ha modificado en buena medida el mapa político-electoral español, tradicionalmente polarizado en dos partidos, PP y PSOE, que aglutinaban en torno al 80% de los votos. Es cierto que el bipartidismo ha ido perdiendo peso a lo largo de la legislatura iniciada tras las elecciones del 20-N de 2011 que dieron una aplastante victoria a los de Rajoy. PP y PSOE perdían fuelle mientras se producía un crecimiento lento y moderado de Izquierda Unida y UPyD. Pero estos no lograron fraguar como alternativas sólidas al PSOE y al PP. Y se dibujaban más como socios relevantes de futuros gobiernos.

Todo comenzó a cambiar en las europeas de mayo de 2014. La fulgurante aparición del partido de Iglesias trastocó los parámetros presuntamente consolidados. Y abrió las puertas para que el edificio del bipartidismo comenzara a derrumbarse.

Se pasó al tripartidismo, con Podemos luchando de igual a igual con los de Rajoy y Sánchez. Circunstancia que se complica aún más si se confirma lo que empiezan a apuntar distintas encuestas: la aparición de un cuarto invitado, Ciudadanos.

Las elecciones andaluzas del 22 de marzo serán el primer test sobre el alcance de los cambios en la estructura de partidos. Servirán para saber hasta cuánto resiste el bipartidismo y, asimismo, hasta dónde llegan las flamantes nuevas formaciones en su estreno en unas autonómicas.

Se trata de las segundas elecciones para Podemos, tras su éxito en las europeas. Y para los de Albert Rivera es su presentación fuera de la Cataluña germen del proyecto que hoy aspira a ser algo más que un apéndice en el centro derecha estatal; una opción que empieza a poner nerviosos a los populares.

Galicia

Las últimas elecciones gallegas, las de 2012, trajeron una nueva mayoría absoluta para el PP de Feijoo. Frente a él, la izquierda se dividía aún más y ofrecía tres opciones: PSG-PSOE, BNG y la nueva AGE, capitaneada por Xosé Manuel Beiras, otrora dirigente del BNG, y que aglutinó a IU y otras pequeñas formaciones.

AGE (Alternativa Galega de Esquerda) fue entonces la gran sorpresa: superó en más de 50.000 papeletas al BNG y se colocó como tercera fuerza de la Cámara gallega por detrás del PSOE, logrando excelentes resultados en Santiago y A Coruña. Y sus datos, según las encuestas, fueron mejorando en 2013 y 2014.

De hecho, en el año 2013 los sondeos daban ya un empate (en torno al 19% de los votos) entre AGE y los socialistas que desde septiembre de ese año dirige José Ramón Gómez Besteiro.

A partir de ahí, los sueños de dar el sorpasso al PSOE se fueron diluyendo. Por un lado, por la crisis interna de ANOVA-Irmandade Nacionalista, el partido de Beiras y principal componente de AGE. Una formación soberanista que aglutina a distintos grupos escindidos del BNG.

Por otro, por la aparición de Podemos. Curiosamente, Pablo Iglesias en reiteradas ocasiones ha mostrado su gran admiración hacia Beiras, junto con Anguita el dirigente al que expresa mayor aprecio. En las últimas elecciones gallegas, en 2012, Iglesias estuvo en Galicia asesorando a la triunfante coalición en su estreno en las urnas. Ahora puede ser una de las principales causas, junto a sus fuertes fricciones internas, de su frenazo y retroceso.

En efecto, los sondeos sobre la Comunidad Gallega muestran a un PP que, con la que está cayendo, se sostiene y apenas pierde un par de puntos, lo que le seguiría dando opciones de repetir mayoría absoluta en unas hipotéticas autonómicas anticipadas (de lo contrario, de mantenerse el calendario lectoral, nos iríamos a finales de 2016).

El panorama del frente opositor es aún más complejo que el de octubre de 2012. Son ya cuatro las fuerzas progresistas con opciones de formar parte del Parlamento de Galicia. Las encuestas siguen situando al PSOE en primer lugar de ese espacio, en torno al 20% de los sufragios, pero seguidos muy de cerca por Podemos, sobre el 17%.

La irrupción de los de Iglesias se produce a costa de los dos proyectos del nacionalismo gallego. En el caso de AGE, le haría perder más de cinco puntos con relación al año 2012, es decir, el 40% de su electorado de entonces. No corre mejor suerte el BNG que pasaría del 10,1% de 2011 a moverse en torno al 6%.

Feijoo puede respirar tranquilo, aunque habrá que esperar a si el fenómeno Ciudadanos también coge peso en Galicia como empieza a suceder en otros territorios. Si ya era difícil articular gobierno bipartito o tripartito, la posibilidad de un cuatripartito como alternativa a su Ejecutivo parece muy alejada, en el caso de que los números dieran para intentarlo. Y el nacionalismo que en 2012 aglutinó al 24% de los hombres y mujeres de Galicia parece sumido en una profunda crisis.

Euskadi

Las elecciones vascas, como las gallegas, se celebrarían inicialmente a finales de 2016. Pero si el lehendakari Urkullu decidiera un adelanto electoral se producirían significativos cambios en la composición del Parlamento de Vitoria-Gasteiz con relación al que nació tras los comicios celebrados en octubre de 2012.

El principal sondeo publicado, el Euskobarómetro, vaticina un auténtico terremoto político en el País Vasco. Con la entrada de Podemos y la posibilidad de que esta organización se conformara como segunda fuerza en el Parlamento, tras el PNV y por delante de Bildu.

Socialistas y populares habrían de conformarse con la cuarta y quinta plaza, mientras UPyD podría mantener su actual y solitario escaño en Álava e Izquierda Unida (o más bien izquierdas separadas, en 2012 compitieron EB y Ezker Anitza/IU, anulándose mutuamente) se encontraría en el límite para lograr representación.

Es cierto que cuesta creer semejante irrupción y, sobre todo, que un partido sin dirigentes reconocidos y sin programa propio para Euskadi, toque los cimientos de un mundo, como el abertzale, con tanta fidelidad de voto y tanta capacidad organizativa y de movilización en la calle y en las urnas.

Según el Euskobarómetro, Podemos se alimenta del PSOE, de Bildu y, en menor, medida, del propio PNV, así como de abstencionistas y nuevos votantes.

Otra cosa es comprobar, como en el resto del Estado, pero en especial en las nacionalidades más o menos históricas, si su crecimiento no es en modo soufflé y sus numerosas contradicciones y ambigüedades terminan por desinflarlo, como ya reconocen en privado algunos de sus propios militantes.

Una explicación sobre la relevante tajada que puede sacar Podemos a Bildu (hasta un 20% de su electorado procedería de la formación abertzale) puede radicar en que esta última monopolizaba hasta ahora el rechazo al sistema y recogía votos, no solo nacionalistas, sino de un radicalismo amplio frente a los poderes económicos y las políticas aplicadas frente a la crisis. Y ahora tiene competencia, al menos en cuanto a un radicalismo y una presentación como algo nuevo y distinto.

Pese a los cambios todo parece indicar que la gobernabilidad sigue pasando por el PNV, que podría apoyarse en EH Bildu (aunque las dos grandes fuerzas nacionalistas no completarían juntas la mayoría absoluta) y confiar en que la enorme heterogeneidad de la oposición le permita actuar sin mayores contratiempos.

Un tripartito Podemos, Bildu y PSE-PSOE podría dar en los números, si aciertan los sondeos, pero considero que está completamente descartado en el período próximo por sus enormes diferencias. El PNV, que seguiría siendo la fuerza más votada, es el que tendría que elegir socio.

Cataluña

En Cataluña, y tras la consulta del 9-N y sus efectos internos en las fuerzas políticas catalanas, las elecciones autonómicas ya tienen fecha. Serán el 27 de septiembre y constituyen un paso más en el proceso soberanista que vive esta Comunidad en la que masivas manifestaciones y la propia consulta, a pesar de sus evidentes limitaciones, confirman que hay una amplia mayoría favorable al derecho a decidir; y una parte significativa, asimismo, que apuesta por la constitución de un estado soberano.

El proceso previo a la consulta y el liderazgo en aquella jornada del 9-N han servido para que CiU coja aire y, especialmente, para que Artur Mas supere a Junqueras, después del sorpasso que distintas encuestas atribuyeron a los de ERC, que llegaron a colocarse claramente por delante de CiU.

Casi todos los sondeos confirman a CiU como primera fuerza (31-32 escaños) tras sus desvanecimientos en el primer tercio de 2014. Pero no alcanzaría la mayoría absoluta con ERC (30-31): juntos suman 61-63 y esta exige llegar a los 68. Los republicanos retroceden en los sondeos tras años de enorme crecimiento.

Por su parte, ICV atraviesa importantes problemas internos. Como se puso de manifiesto en su reciente Convención Nacional. Tras este cónclave se produjo la salida del partido de uno de sus líderes independendistas, su ex eurodiputado Raül Romeva; y los primeros pasos para la creación de una corriente interna favorable a la independencia. Romeva considera claramente insuficiente la definición de la formación ecosocialista, que apuesta por la defensa de un Estado catalán “libre y soberano” dentro de una España plurinacional.

CiU y ERC juntos se quedarían alejados de esa mayoría y precisarían para alcanzarla de los 11-12 escaños que los sondeos atribuyen a la CUP, soberanistas de izquierdas que crecen y resisten sin problemas la entrada de Podemos. No es el caso de ICV, que perdería al menos tres o cuatro de sus actuales 11 escaños.

En el caso catalán la irrupción Podemos aparece ya como cuarta fuerza política en los sondeos, por detrás de CiU, ERC y Ciutadans, aunque con la misma proyección de escaños que esta última. Aunque en el caso de unas generales, los sondeos le atribuyen una dura pugna con CiU para hacerse con el primer puesto de la representación catalana en el Congreso de los Diputados.

El crecimiento del partido de Albert Rivera, transversal también, aunque mucho más rotundo en su rechazo al proceso soberanista y al nacionalismo catalán, y que deja en franco retroceso a PSC y PP, parece actuar también como tapón que puede frenar a los de Iglesias en la Comunidad catalana.

Canarias

Las encuestas publicadas dan a Podemos entre 6 y 8 escaños en el Parlamento de Canarias. Su irrupción iría acompañada por la subida de Nueva Canarias, que duplicaría su actual representación, pasando de 3 a 6 actas en la Cámara de Teobaldo Power.

Por la entrada de Podemos o por distintas razones añadidas perdería peso el resto de formaciones políticas.

En el caso del PP se suman distintos factores, entre ellos su defensa de las prospecciones petrolíferas (rechazadas por más del 70% de la población de las Islas), las políticas del Gobierno de Rajoy y algunas crisis internas. La mayoría de los sondeos prevé un retroceso que le haría pasar de los actuales 21 a una horquilla entre 14 y 16.

Otro tanto le sucede a CC, con crisis abiertas en distintos territorios y el trauma en la áspera batalla para la candidatura a la Presidencia que se saldó con la victoria del alcalde de La Laguna, Fernando Clavijo, sobre el actual presidente de la Comunidad, Paulino Rivero. Podría ser primera fuerza pero no pasaría de los 16 frente a los 21 que logró en mayo de 2011.

El PSOE obtuvo en 2011 solo 15 escaños, su peor resultado histórico en las Islas y muy alejado de los 26 que cuatro años antes había logrado con Juan Fernando López Aguilar al frente.

Los sondeos le dan ahora en torno a 12-14, que podrían convertirse en 10-12 tras la espantada de Casimiro Curbelo, histórico dirigente de la isla de La Gomera, que ha decidido acudir a las urnas con sigla propia tras impedirle la Ejecutiva Federal concurrir a los comicios por tener encima algunas imputaciones.

Por su parte, Nueva Canarias, cuyo máximo responsable es el ex presidente canario Román Rodríguez, experimenta un significativo crecimiento según los sondeos; que le permitiría, al menos, duplicar sus escaños. Mejorando en Gran Canaria y alcanzado representación en Fuerteventura y Tenerife, isla esta última donde se les ha incorporado, como independiente, Santiago Pérez, histórico referente del socialismo tinerfeño y canario.

Podemos capta votos, esencialmente, de PSOE, CC e incluso PP. Y, a continuación de la abstención y, en menor medida, de NC. Esta resiste por su fuerte implantación municipal en Gran Canaria y por el trabajo de oposición desplegado en el Parlamento canario, donde han sido muy críticos con las políticas de austeridad y los recortes en los servicios públicos.

Además, desde las filas de Podemos han sido muy torpes al intentar captar a Antonio Morales, alcalde del municipio grancanario de Agüimes, para ser su candidato al Cabildo de Gran Canaria. La insistencia de distintos líderes de Podemos en las virtudes de Morales y en las ganas de ficharlo ha sido propaganda gratuita para un contrincante en las urnas.

Con la crisis abierta en el PP -al sacrificar el ministro Soria, su máximo dirigente en las Islas, al mejor candidato conservador, José Miguel Bravo de Laguna, que gobierna ahora la máxima institución insular-, son muchas las posibilidades de que NC, con Morales al frente, sea primera fuerza en la isla.

Otras formaciones que incluyen en su seno a sectores nacionalistas pero que no se definen claramente como tales, caso de Alternativa 25 de Mayo en la isla de Lanzarote o Sí Se Puede en Tenerife, han optado por buscar fórmulas de confluencia con los de Iglesias, con el riesgo de perder su identidad en un proceso que nadie a ciencia cierta sabe cómo acabará.

En algunos casos les permite la subsistencia inmediata, ante el temor de que una marca estatal de éxito les pusiera contra las cuerdas, pero les cuestiona un capital político acumulado que puede diluirse por completo.

También pervive en Podemos Canarias un grupo de personas vinculado en sus orígenes al nacionalismo y que hoy mantienen señas de identidad ecologistas y vinculadas a otros movimientos sociales. Su acomodo en un proyecto estatalista constituye una incógnita. Así como su convivencia con un núcleo dirigente que responde más a los modos y maneras de la vieja izquierda que a la de un movimiento regeneracionista.

Futuro

En definitiva, está siendo muy distinta la penetración de Podemos en las distintas comunidades autónomas en las que tienen una presencia significativa los soberanismos y/o las formaciones de carácter nacionalista. Con mayor éxito, siempre según los sondeos, en Galicia y en Euskadi; y menor en Cataluña y, especialmente, en Canarias.

Esta situación se encuentra condicionada, asimismo, por la propia evolución de Podemos en el conjunto del Estado. Tras la explosión inicial y el crecimiento exponencial tras las elecciones de mayo, parece que comienzan tiempos de reflujo en este primer trimestre de 2015.

Salvo para los sondeos de Metroscopia para El País, que le colocan en marzo en primer lugar (por delante de PSOE, PP y Ciudadanos, todos con escasas diferencias en intención de voto) aunque perdiendo tres puntos con relación a muestras de hace apenas un mes.

Pero tanto Celeste Tel para eldiario.es como el barómetro de La Sexta coinciden en un retroceso de casi tres puntos en el último mes. Los mismos tres puntos que sube Ciudadanos.

La evolución de Podemos parece mostrar los primeros síntomas de fatiga, en los que se mezclan el mantenimiento de actitudes soberbias respecto al resto de la izquierda (el trato despectivo dado a IU o también a la CUP catalana) o la mala gestión de algunos problemas internos con una gran proyección mediática (caso Monedero).

Pero también la aparición de competidores como Ciudadanos, el mayor conocimiento de la marca y, sobre todo, de quienes la integran en los distintos territorios y la pérdida del efecto sorpresa y de la novedad y exclusividad del producto.

Aunque las elecciones andaluzas pueden ser un interesante test, las autonómicas y locales de mayo resultarán mucho más explícitas, aunque la doble vía (concurrir a las locales con candidaturas de unidad popular, con distintos formatos y denominaciones y hacerlo a las comunidades autónomas con su propia marca) puede llevar a una mayor confusión en el electorado y una mayor dispersión.

Corren el riesgo, ya anunciado en su momento por su líder, de perder la oportunidad que les dio la profunda crisis económica, política e institucional para asaltar los cielos.

De ahí sus deseos de que las elecciones generales, a las que supeditan toda su estrategia, sean más temprano que tarde. No dudando, para evitar perjuicios y falta de control, en no presentarse a los ayuntamientos con su marca.

El tic tac, lo saben, puede terminar corriendo en su contra.

Compromís resiste

En el caso de la Comunidad de Valencia, Compromís representa el valencianismo de izquierdas. Los sondeos le dan una sensible mejora con relación a 2011, pasando de los 6 escaños de entonces a 10/11 actualmente. Resisten la entrada de Podemos que, con más de 20 diputados, podría ser segunda fuerza, superando al PSPV-PSOE, y tras el PP, que perdería la mayoría absoluta de la que ha gozado durante varias legislaturas, pero que seguiría siendo claramente el partido más votado.

En cambio, la versión valenciana de IU, EUPV, sí se vería muy dañada por Podemos: los sondeos le sitúan en la barrera del 5% que posibilita en esta Comunidad optar al reparto de escaños. De superarla podría retener sus actuales cinco escaños. La mejora experimentada por EUPV en los sondeos a lo largo de la legislatura se esfumó tras el surgimiento de la formación de los círculos.

Las posibilidades de un Gobierno alternativo al de Fabra (si al final el PP no suma con Ciudadanos y UPyD) pasarían por un cuatripartito Podemos-PSPV-Compromís-EUPV, de enorme complejidad.

Chunta

Más interrogantes abre el futuro de Chunta Aragonesista, el partido al que perteneciera el cantautor y profesor José Antonio Labordeta. Participó con la Izquierda Plural en las generales de 2011, sumando fuerzas con IU. Sin embargo, en las Europeas confluyó con Equo y Compromís en Primavera Europea, que consiguió un escaño en esos comicios.

Algunos analistas señalan su más que probable retroceso en las autonómicas de Aragón, empujados por el efecto Podemos, al igual que le sucedería a Izquierda Unida. Incluso hay quienes sitúan a Cha e IU fuera del Parlamento aragonés, pero lo cierto es que hasta el momento de redactar esta información no hay sondeos recientes que pueda corroborarlo.

Navarra

Por último, en el caso de Navarra, Podemos podría ser primera fuerza, según algunos sondeos, por delante de EH Bildu, y con un hundimiento de UPN y del PSN-PSOE. El conjunto del nacionalismo (EH Bildu y Geroa Bai) resistiría el embate de los de Iglesias.

Al tiempo que se abriría un panorama de muy difícil gobernabilidad, en el que aparece como primera opción un pacto Podemos-Bildu, las dos fuerzas más votadas en los pronósticos, que puede tener sentido, si lo tiene, en la Comunidad Foral pero que los de Podemos en el ámbito estatal temen por sus connotaciones y el efecto negativo que podría tener un entendimiento con los abertzales.

De infra a sobrevalorados

En las elecciones europeas, Podemos fue infravalorado por los institutos demoscópicos. En descarga de estos cabe afirmar que era muy difícil percibir con certeza un movimiento nuevo, que se acercaba por primera vez a las urnas, y que consiguió unos resultados que sorprendieron a sus propios impulsores.

Ahora puede estar pasando justamente lo contrario. Durante los últimos meses es muy posible que los ciudadanos y las ciudadanas expresaran su hartura manifestando en los sondeos su apoyo a los de Iglesias. U ocultando el voto a los grandes partidos, especialmente al PP, el fenómeno denominado la espiral del silencio.

Sin entrar en los posibles errores de los sondeos (que presentan expectativas a veces antagónicas, con enormes diferencias en las predicciones de los distintos partidos) y en las muestras insuficientes que presentan algunas encuestas low cost.

Calidad

Nunca habíamos contado con tantas encuestas, todas las semanas tenemos algunas, y con tantas empresas demoscópicas operando en el sector, pero también nunca con tantas dudas sobre la calidad de sus trabajos.

No se puede considerar ni mucho menos normal el abismo actual en las encuestas que, entiendo, las desprestigian. O estamos en medio de un auténtico caos o pueden estar utilizándose para darle alas a esta u otra formación; o para inflar sus expectativas y luego constatar el fracaso de las mismas.

La aparición al alza de Ciudadanos también parece ofrecer una opción distinta, más neoliberal y conservadora, a los votantes descontentos con el funcionamiento del sistema, con la depreciación de la democracia y con la corrupción.

Fundamentalmente para ese porcentaje nada despreciable de ex votantes del PP que cayeron en los últimos meses en los brazos de Podemos, cansados de los numerosos incumplimientos electorales y de los abundantes casos de corrupción.

Autonómicas

Esos asentamientos, esa normalización de lo que hace poco era tremendamente novedoso y casi único se comenzará a visualizar en los sondeos de final de marzo y del mes de abril y, sobre todo, en las elecciones autonómicas del 24 de mayo.

Aunque en este último caso solo podremos ver parcialmente el peso de Podemos en dos comunidades con nacionalismos relevantes (Canarias y Navarra), dado que en Cataluña habrá que esperar a las elecciones anticipadas del 27 de septiembre; y en Galicia y en el País Vasco los comicios serán, con toda probabilidad, a finales de 2016.

Porcentajes que se atribuyen a Podemos en distintas CCAA

C.Valenciana 20%

Galicia 17%

Euskadi 25%

Cataluña 13%

Navarra 23%

Canarias 13%

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