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El blog de Carlos Sosa, director de Canarias Ahora

El Oasis o la sumisión

Delimitación del BIC del Oasis de Maspalomas

Este jueves no es solo crucial para el futuro del Oasis de Maspalomas (San Bartolomé de Tirajana, Gran Canaria), para el futuro de ese enclave esencial para el ecosistema dunar, para el futuro de ese emblema turístico de la isla. Lo que pueda ocurrir en el Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias de este jueves es crucial también para la dignidad del Gobierno de Canarias. Sabremos en pocas horas si es digno de especial protección por los motivos que sean el baile del Borrachito Fogatero de Mazo, en La Palma, en la misma medida que una zona de indiscutibles valores ambientales, históricos y económicos donde se juega algo más que una fiesta de verano instituida en 1979. Porque el mismo Consejo de Patrimonio Histórico que va a decidir sobre el Oasis de Maspalomas es el que decidió por unanimidad proteger al Borrachito Fogatero en su última reunión de junio. O el que declaró Sitio Histórico el Camino de El Ciprés en La Orotava; conjunto histórico el barrio de los hoteles-Pino de Oro, de Santa Cruz de Tenerife; la iglesia de Santa Catalina de Alejandría, de Tacoronte, o la iglesia de San Pedro Apóstol, de Vilaflor. Es el mismo Consejo de Patrimonio, que bendijo, seguramente con todos los pronunciamientos favorables de sus miembros, que la artesanía de la seda de El Paso y el sitio histórico de El Pino de La Virgen, o el conjunto histórico de San Andrés, todos en La Palma, merezcan la máxima consideración y protección. Y seguro que la merecen, claro que sí. Un pueblo que no conserva lo que le es propio es un pueblo condenado a perder su identidad. Así las cosas, ¿qué impide proteger el Oasis de Maspalomas?

Lo que dice Ben Magec

Si se fijan bien, ninguno de esos expedientes que hemos puesto, a vuelapluma, como ejemplos del buen hacer del Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias, tiene que ver con las islas de la provincia de Las Palmas. Puede ser casual, puede ser que las protecciones vayan por etapas y por zonas geográficas, o que las islas orientales nunca propongan nada. Pero estos son los más recientes acuerdos y ellos debemos remitirnos. De la querencia de la Ponencia Técnica que asesora al Consejo de Patrimonio sospechamos un poquitín, lo lamentamos. Y no somos los únicos. Les pasa lo mismo a colectivos tan poco sospechosos de insularistas como Ben Magec, Ecologistas en Acción, que esta semana una vez más ha vuelto a dar en el clavo con la mano negra que parece haber tocado al Oasis de Maspalomas desde que en la década de los sesenta la familia Del Castillo pusiera sus ojos en la zona para construir el primer hotel de ringo rango de la que luego fue esa gran ciudad turística que es Maspalomas, el hotel Maspalomas Oasis, hoy propiedad de Riu. Vean lo que ha dicho esta semana Ben Magec:

  • “Es de todo punto inmoral, no ajustado a derecho e indignante que el Gobierno de Canarias anteponga los intereses de grandes empresas y grupos de poder y las de sus partidos, antes que el beneficio de la sociedad canaria y la preservación de nuestra tierra, desoyendo el sentir de sectores sociales e institucionales que han mostrado su acuerdo con este BIC”.
  • Respecto a la reunión de la Ponencia Técnica del Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias celebrada este pasado viernes 18 de julio de 2014: “De los cinco asistentes, sólo dos eran expertos por su trayectoria profesional, negándosele a uno de ellos el derecho al voto; (…) todos los componentes de la Ponencia procedían exclusivamente de la isla de Tenerife, vulnerando así el más básico equilibrio y representatividad regional. Dos de los miembros pertenecían a un mismo partido político del Gobierno regional, único presente en dicha Ponencia Técnica, por lo que tampoco hubo la más mínima objetividad para valorar la propuesta presentada por el Cabildo de Gran Canaria”.
  • “Parece poco ajustado y de una valoración subjetiva el que una comisión que se reúne sin argumentos técnicos o jurídicos mínimamente rigurosos ponga en tela de juicio los once informes favorables de reconocidos especialistas y de las principales instituciones científicas de las islas. Por todo ello, consideramos a los componentes de dicha Ponencia Técnica, que votaron en contra de la propuesta del BIC, podrían incurrir en prevaricación, y que el dictamen de la Ponencia Técnica del Consejo de Patrimonio Histórico de Canarias podría ser recusable y nulo, a los efectos del expediente que nos trae a colación”.

Cuidado con lo que está en juego

No queremos ser nosotros los zahoríes que tengan que recordar al Gobierno de Canarias y a cualquiera de sus órganos cuántas iniciativas judiciales han ganado los ecologistas canarios ante los tribunales de justicia sencillamente haciendo valer las leyes de las que se han dotado las mismas instituciones que tratan de sortearlas cuando anda algún poderoso por medio. Ben Magec no es sospechoso de actuar al dictado de ninguna de las partes en presencia. ¿Puede haber sido comprada por Lopesan? Pues que alguien explique qué pasó con Veneguera, una inmensa urbanización turística que vio reducida su potencialidad turística de 60.000 a cero camas turísticas, básicamente por la presión de este mismo grupo ecologista a través de un movimiento potentísimo de nombre Salvar Venegera. Lopesan acabó por rendirse, y tras comprar la totalidad del suelo al Banco de Santander, propiedad del 75%, planea ahora en aquel barranco moganero un parque agroecológico para mostrar a los turistas la agricultura tradicional canaria. La postura neutral de Ben Magec en este asunto la avala también su petición de que, junto a la protección del Oasis, se pongan en marcha mecanismos que conduzcan a la demolición del hotel Ifa Faro, propiedad de Lopesan, para hacer posible un uso público de toda zona y una mejor regeneración del sistema dunar de Maspalomas, dañado por las construcciones que han ido instalándose a lo largo de estas últimas décadas. Tampoco cabe sospechar de Ben Magec, válganos el cielo, ser el brazo armado del Partido Popular de Gran Canaria, que desde el Cabildo de la isla ha promovido este expediente BIC en contra de la opinión siempre mesiánica de su líder regional, José Manuel Soria, en contra de las patronales y en contra de todos los grupos de la oposición, a excepción de Nueva Canarias. ¿Cabría entonces sospechar, por ventura, que a Ben Magec le mueve un interés exclusivamente ambientalista? ¿Podría ser verdad que esto no es una mera guerra empresarial y sí una emergencia a la que la sociedad grancanaria está llegando, como casi siempre, demasiado tarde?

El penoso ridículo del PSOE

Decíamos que en el Cabildo el Partido Popular de Bravo de Laguna tan sólo ha contado con el respaldo de Nueva Canarias. Poco cabe esperar del grupo de Coalición Canaria, con su líder, Fernando Bañolas, enfrascado en su cruzada personal para hacer al tinerfeño Fernando Clavijo líder de los nacionalistas canarios en 2015. Algo más sí era exigible al Partido Socialista, que en esta ocasión ha preferido el regate corto de partido de oposición al estilo del patadón y tentetieso que el de una formación política progresista, con visión amplia sobre el medio ambiente y con vocación y posibilidades de gobierno. Su portavoz, Carolina Darias, muy mal asesorada por José Antonio Godoy, ha querido utilizar el Oasis de Maspalomas como arma arrojadiza contra Bravo de Laguna, que ocurra lo que ocurra tendrá en esta misma cuestión una bandera que mostrar a los grancanarios: si el BIC sale adelante, será exclusivamente por su empeño (contra viento y marea), y si no lo saca, lo podrá utilizar siempre como agravio del Gobierno regional contra Gran Canaria. El PSOE dimitió de este asunto tan irresponsablemente que ya puede correr para arreglarlo, so pena de convertirse en corresponsable de la devastación. Olvidan Carolina Darias y los suyos que el PSOE detenta la Consejería de Sostenibilidad del Gobierno de Canarias, de la que es titular José Miguel Pérez, secretario general. Y si se pierden el palmeral y el oasis por esta sucesión penosa de negligencias algo tendrán que decir a la sociedad para explicar por qué nadie movió un dedo para proteger ese enclave. O mejor dicho, por qué se hizo todo lo contrario, porque hasta la hecha lo único que consta oficialmente es que el consejero de Educación, Universidades y Sostenibilidad no sabe que Riu tiene licencia para edificar su mamotreto desde el mismo día en el que se entierre el BIC. Y no vale lo de la guerra empresarial porque, aun en el caso de que existiera, ¿nadie en ese partido ni en ese Gobierno ha sido capaz estos años de encauzarla para que lo que se dañara no fuera el interés de toda la colectividad? Como tampoco vale lo de los derechos adquiridos y el riesgo a millonarias indemnizaciones, porque hace décadas que están inventadas las compensaciones urbanísticas. Nadie niega a Riu que construya un hotel en Gran Canaria, pero habrá de ceñirse a unas condiciones, y seguramente en otro lugar fruto de un convenio urbanístico del que no salga perjudicada.

Más corto que el rabo de una txapela

Declaraciones del presidente de la Asociación de Hoteleros a la cadena Ser:

  • “Todo esto ha sido ha sido un cuento porque una empresa que tenía su licencia ha visto lesionados sus derechos porque por aquí pasó Colón”,
  • Colón también pasó por Gando y por el puerto, entonces qué hacemos, ¿paralizamos el aeropuerto, el puerto y la zona turística, y de qué vivimos?
  • Si se pretende proteger la zona, es el Cabildo es el primero que la tiene “totalmente descuidada” donde la parte pública está abandonada y “da vergüenza” cómo se encuentra el parque Toni Gallardo y el palmeral, ambos cerrados.

José María Mañaricúa, que así se llama este buen señor, vasco de nacimiento, parece que canario de adopción, acaba de ser reelegido presidente de los hoteleros de la provincia de Las Palmas. Defiende las prospecciones petrolíferas y a la empresa mallorquina Riu, a cuya representante en Canarias ha metido en su junta directiva para que no quede el menor resquicio de duda del lado del que está. Estas declaraciones que extractamos son una fiel demostración de que cualquiera puede ser dirigente empresarial en esta tierra, con las consecuencias correspondientes. Porque al señor Mañaricúa cabría recordarle que el expediente BIC no se fundamenta exclusivamente (más bien todo lo contrario) en el paso de Colón por Maspalomas, lo que en sí mismo debería ser motivo suficiente, salvo que a este buen señor la historia de la tierra que le ha acogido hasta ahora con mucho cariño se la bufe por completo. No merecen ni un segundo de atención sus boberías sobre el paso de Colón por Gando o por Las Isletas, muy propias del que tiene un saco de argumentos científicos que aportar al debate. Sí convendría recordarle que las competencias para la limpieza de los municipios corresponde a los ayuntamientos, en este caso al que tan graciosamente otorgó licencia de obra a Riu a pesar de las advertencias de que se tramitaba un expediente de declaración de Bien de Interés Cultural.

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