El Tenerife repite indolencia, pero salva un punto en Ponferrada

Al Tenerife, otra vez, le pasó factura el descuido en el manejo de los detalles y estuvo cerca de llevarse su cuarta derrota del curso lejos del Heliodoro. Encajó en cada tiempo, pero salvó al grupo de Ramis la pegada de Iván Romero –antes de la pausa– y la de Waldo, tras perder a Álex Corredera, autoexpulsado (m.77) por una entrada violentamente innecesaria luego de que otro error suyo permitiera el gol de Lacerda.

Más enchufados que en Ibiza, pero igual de contemplativos, los blanquiazules no dan lejos del Heliodoro con la versión protagónica con la que sí son capaces de manejar los encuentros como locales. Solo se activaron tras los golpes de su rival, firmaron un empate realmente insípido y dejaron para mejor ocasión ese partido sólido que tanto repitieron la temporada pasada.

Prefirió el Tenerife que marcara el ritmo del partido un rival más ambicioso en las pugnas, más efectivo en los duelos y más capaz de sacar petróleo de los detalles. Sin medio juego –porque el Tenerife defiende con los pivotes para ataca ignorándolos–, la creatividad del grupo de Ramis se enfocó a lo que le diera el balón parado o el fútbol directo. Siendo una táctica tan válida y tan esperable cuando careces de algo parecido a un ocho, solo cobra sentido manteniendo la solidez sin la pelota.

Y el Tenerife anduvo escaso de vigor y de cemento. Metió Ramis titulares esperados (León por la ausencia de Sipcic e Iván Romero por el tocado Garcés) y sorprendió devolviendo galones a Larrea y dándoselos por primera vez a Aitor Buñuel. Lo primero, vista la presencia catastrófica de Corredera en la continuación, se entiende. Buñuel, a estas alturas, palidece ante Mellot: un par de centros con sentido en la primera entrega, blando en el cuerpo a cuerpo y timorato cuando le encararon, necesita mejorar.

Con todo, el primer golpe del grupo de Gomes se entiende. Un saque largo del portero a la carrera de José Naranjo, una conducción cómoda de José Naranjo en lo que los Aitores se iban aculando y un pase de gol a cuyo cruce llegó tarde León. Todo demasiado sencillo para un remate plácido de Dani Ojeda.

Atascado en la salida jugada cada vez que era capaz de recuperar, el Tenerife cogió aire por la vía individual de un tipo llamado a ser pareja habitual de Gallego. Le puso Nacho un balón a Iván Romero, en la frontal y de espaldas a Makaridze, para que el muchacho se inventara un gol de delantero bueno: control orientado, un regate cayéndose, esprint corto para superar a Pascanu y otro quiebro, definitivo, para salvar al portero y rematar.

El empate dejó abierto el partido para que el Tenerife fuera tras el descanso a por los tres puntos, incluso concediendo dos remates francos en el 50 (Erick Morán, con buena respuesta de Soriano, y Dani Ojeda, fuera) y repitiendo la mala costumbre de llegar tarde a los servicios de Lukaku. Ramis sentó a Larrea con media hora por delante y devolvió al campo a Corredera sin imaginar lo que vendría a continuación.

Corredera lleva un año jugando (muy bien) lesionado y con dolor, pero responden a otras causas las dos acciones con las que selló su paso por el partido. La primera fue un pase de seguridad –fofo, de aquella forma– que llegó frenado a José León en lo que Lacerda olía la sangre. Adivinó la catástrofe y solo tuvo que salvar la salida de Soriano para que se consumara el estropicio.

Cinco minutos más tarde, ajeno a lo que se ventilaba con el 2-1, Corredera se despidió antes de tiempo. Se fue pierna arriba a una disputa con Hugo Vallejo, le puso la bota en la cara y Arcediano, ahora sí, aplicó el reglamento que tanto olvidó antes con la saña con la que atacaron la disputas áreas los locales. En inferioridad, Ramis acabaría luego por recomponer a sus diez con Javi Alonso –de regreso tras catorce meses de ausencia– acompañando a un gris Aitor Sanz y Gallego, exhausto, como único punta.

Y sin apuntarse a la épica, al Tenerife le dio con dos detalles para fabricarse el empate. Antes Iván Romero con una conducción que provocó su caída en el límite del área con el penalti. En el tiro libre consiguiente, un toquito de él mismo y un disparo colocado de Waldo que encontró hueco entre la barrera y el palo corto. Luego hasta tuvo Waldo una contra a campo abierto en la que ignoró el pase a la carrera de un Appiah liberado. Optó por mal resolver la jugada, se acabaron las balas y acabó la cosa como empezó.

(2) SD PONFERRADINA: Makaridze; Paris (Aldair, m.85), Pascanu, José Amo, Lukaku (moi Delgado, m.74); Erik Morán, Nwakali; Dani Ojeda (Tavares, m.85), Yuri (Lacerda, m.61), José Naranjo; y Espiau (Hugo Vallejo, m.61).

(2) CD TENERIFE: Soriano; Aitor Buñuel (Mellot, m.74), Carlos Ruiz, José León Nacho; Waldo, Aitor Sanz, Larrea (Álex Corredera, m.64), Aitor Sanz, Teto (Appiah, m.74); Iván Romero (Javi Alonso, m.85) y Enric Gallego.

GOLES: 1-0, m.27: Dani Ojeda. 1-1, m.39: Iván Romero. 2-1, m.68: Lacerda. 2-2, m.82: Waldo.

ÁRBITRO: Dámaso Arcediano Monescillo (Comité Castellano-manchego). Expulsó a Álex Corredera (m.77) por juego violento. Amonestó a Lukaku (m.51), Pascanu (m.81), Aldair (m.90+2) y Tavares (m.90+7) y al visitante Aitor Sanz (m.90+6).

INCIDENCIAS: Partido de la séptima jornada de LaLiga SmartBank 22-23 disputado en el campo de El Toralín ante 5.749 espectadores.