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Cuestión de soberanía: ¡Que se nos explique!

Carlos Castañosa

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Por qué España, país consolidado como Estado de Derecho democrático, con un ordenamiento jurídico legítimamente constituido y una Carta Magna ajustada con precisión a la Declaración Universal de Derechos Humanos, tiene que sufrir la humillación y ofensiva injerencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea, TJUE, que nos enmienda la plana y rectifica sentencias judiciales que condenan a flagrantes malhechores de sedición, malversación de fondos públicos y otras lindezas relacionadas con intereses políticos de baja estofa, más propios de la piratería institucional que de los auténticos intereses del pueblo soberano.

No obstante, no debemos dejarnos llevar por sentimientos negativos ni emociones viscerales ante situaciones patógenas. Es necesario apoyarse en el sentido común y en el uso de razón, para contrarrestar con inteligencia y eficacia la malevolencia de dentro y de fuera, con positividad y capacidad de análisis. Se trata de localizar el origen del problema, de dónde vienen estas asechanzas y perniciosos desvíos, plantearlo con datos fidedignos e intentar encontrar la solución con los medios a nuestro alcance. Analicemos las varias vertientes que configuran el conflicto:

Parece evidente que Europa nos ha perdido el respeto. No en vano, nuestro democrático bipartidismo, ha determinado y definido la alternancia de los dos partidos más corruptos de nuestra reciente historia. Y la Justicia de aquí no siempre ha actuado con la diligencia y firmeza debidas.

El problema catalán debiera estar localizado en Cataluña, donde una mitad de catalanes se sienten independentistas y la otra mitad, catalanes–españoles. Tendrían que resolverlo entre ellos. Pero la beligerancia de los primeros es mucho más activa y virulenta que la de los otros. Se impone la barbarie de los menos ante la “bondadosa” pasividad de una precaria mayoría, sensata en apariencia –por lo de “el seny” (cordura)–, pero carente de un mínimo de contundencia como respuesta necesaria… ¿Miedo quizá?...

El fiasco de Ciudadanos. Un partido emergente que debió centrarse en lo suyo; que fracasó por no permanecer al pie de su cañón, en lugar de intentar la aventura nacional, por mor de un exceso de ambición política que dio al traste con un proyecto básico con el que contrarrestar la violencia del separatismo.

El movimiento independentista afectado de un fanatismo radical, trasciende al resto de la Nación. Así, un 8% de la población mantiene en jaque a 47 millones de españoles. Absurdamente abanderan y se les llena la boca con su democracia de bolsillo; aquella que solo los incluye a ellos; y discrimina, ignora y menosprecia los derechos de todos los demás…

Aprovechan la fragilidad del momento político actual en el Estado Español, por un gobierno en funciones con dificultades para una investidura y para la formación de un futuro gobierno estable. En virtud de una deplorable Ley Electoral, la capacidad de chantaje es infinita y los desaprensivos oportunistas no la pueden desaprovechar.

Ante el agravio del TJUE de Luxemburgo, la única inquietud manifestada por el presidente en funciones y de su staff ministerial, solo ha sido la preocupación de que, a pesar de la denigrante resolución judicial, sigue intacta la voluntad de diálogo con ERC para pillar la poltrona presidencial a cualquier precio.

Difícil sobrevivir a tanto desafuero. Para colmo, nos escandalizamos de la fulgurante progresión de una extrema derecha que no existiría si no se hubieran excitado sentimientos ancestrales, adormecidos por el tiempo, con leyes de memoria histórica demasiado unilaterales; o por enredar con los muertos cuando ya estaban olvidados, tras 40 años de transición modélica desde una dictadura a una democracia ejemplarizante… que lo fue hasta ahora, cuando parece haber dejado de serlo…

Un futuro incierto por hallarnos en malas manos y porque las alternativas son poco fiables. Todos ellos siguen pensando solo en escaños y en los votos que ganan o pierden según lo que digan o hagan, o callen y dejen de hacer en favor del pueblo.

Podemos se subió en marcha al carro 15-M del “Indignaos” con el objetivo de fagocitar al PSOE para ocupar su espacio. Y parece haber encontrado el camino bueno, pues aunque nadie se cree lo de su “progresismo” comunista, está a punto de tener un vicepresidente de gobierno democrático (?) y varias carteras ministeriales de especial relevancia.

En la misma onda, es imaginable que Vox suavice su discurso, a veces impresentable, a fin de captar voluntades y adeptos a alguna de sus causas legítimas para seguir trepando. Como hizo Pablo Iglesias en su día, que intentó camuflar su radicalismo de extrema izquierda forrándose con piel de cordero, aunque de vez en cuando le asomase sin querer el colmillo de siempre. Aquí la estrategia iría dirigida a invadir la finca de un PP a la baja y cuesta abajo. Estamos abocados a la bipolaridad indeleble e inevitable de las dos Españas de siempre, pero más radicalizada por ambos extremos.

Inquietante panorama, matizado y agravado hoy con el varapalo que nos ha sacudido la UE. Si esto no se resuelve con dignidad, habrá que pensar en pros y contras de un SPÑEXIT. Hoy me identifico con el almirante Méndez Núñez y su “Más vale honra sin barcos que barcos sin honra”. Bastantes enemigos tenemos dentro para que vengan de fuera a mancillar nuestra dignidad e insultar a esta Justicia en favor de facinerosos convictos. Me complacía lo de sentirme europeo, pero no a cualquier precio. Si ha de ser así, prefiero ser español a secas. El sentimiento de indefensión es inaceptable.

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